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Descargar libro - Manuel Requena

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a la gente sentada a su alrededor, en el estado de admiración y escucha en que se encontraban<br />

en aquel momento en casa de Pedro, haciendo las delicias de Jesús. Allí instituyó a la gente que<br />

escucha y se extasía en Él, como su “autentica familia”. Y no es porque estuvieran haciendo<br />

`cosas’, ni obras de caridad con los pobres, ni entregas personales hasta el martirio, ni oración<br />

permanente hasta desfallecer, sino solo aquello, sentarse a su alrededor, escuchar y quedar<br />

admirada.<br />

Es cuanto menos curioso que cuando Marcos presenta a Jesús descubriéndonos a su “auténtica<br />

familia”, solo nombre a madre, hermanos y hermanas, sin mentar para nada a padre y esposa.<br />

¿Será que el esposo y padre en esa familia de hermanos es su propio Padre, el Dios de Israel? S.<br />

Marcos no recoge la oración del ‘Padre nuestro’, pero aquí nos apunta claramente quien es el<br />

Padre de todos los hermanos.<br />

Y enseguida nos va a decir como es el acto de amor en esa familia.<br />

De nuevo comenzó a enseñar a la orilla del lago. Acudió a él tanta gente que subió a sentarse en<br />

una barca en el lago, mientras toda la gente se quedó en tierra en la orilla.<br />

Les enseñó muchas cosas en parábolas. Les dijo:<br />

"Escuchad: Salió el sembrador a sembrar........<br />

Y añadió: "¡El que tenga oídos que oiga!". (Mc 4,1-3.9)<br />

La gente sentada a la orilla del lago, como un solo cuerpo femenino, hace las delicias de su<br />

esposo, como un discípulo hace las delicias del Maestro, escuchando su voz, oyendo y<br />

entendiendo su voz. Esa es la auténtica voluntad del Padre de esa familia. De hecho los únicos<br />

deseos que expresa el Padre en las poquísimas teofanías que recogen los evangelios, solo<br />

insisten en eso: “Este es mi Hijo, escuchadlo” ”Yo me complazco en Él”. El imperativo que<br />

siempre se le oye al Padre, no solo es legislativo, sino creativo. No solo establece lo que quiere<br />

que haga la gente, sino que le crea con esa orden la posibilidad de hacerlo. Como mandó a los<br />

cielos que existieran, y existieron, cuando dice "escuchadlo", está creando los "oídos de oírlo". Y<br />

para ello, manifiesta su Hijo al mundo con el título y nombre favorito de Jesús para hablar de sí<br />

mismo en toda su proclamación de su misterio de muerte y resurrección, el de "Hijo del<br />

hombre”. El se sabe el hijo nacido de Dios y de la gente sencilla, entrañable, maravillosa,<br />

representada por María de Nazaret, y por todas las personas que luego vamos a conocer.<br />

La parábola del sembrador de semillas que llevan el fruto de Dios dentro en su germen,<br />

describe ese acto de amor entre Dios y el hombre, de donde nacerá el fruto del encuentro, que es<br />

el llamado “Hijo del hombre”.<br />

No todo encuentro es fructífero, ni toda la gente del mundo llega a ser gente de Dios, familia en<br />

el Hijo. El sembrador hace su trabajo que es sembrar, pero en relación a la recepción de la<br />

semilla y su fruto, la gente son aquellos que…..” con mejor o peor resultado reciben la semilla, y<br />

la hacen siembra. El eterno fémino de la "gente" es manifiesto<br />

Y les dijo: “¿No entendéis esta parábola? ¿Cómo, entonces, vais a entender las demás parábolas?<br />

El sembrador siembra la palabra.

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