Descargar libro - Manuel Requena
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que más gustó, al menos a María, fue el cabecero de su cama tallado en madera de cedro.<br />
Y allí, junto a su cama, con su amor muerto sobre ella, lo reconoció. Bajo la estrella de David y<br />
los preciosos candelabros de siete brazos, con lámparas que parecían ojos talladas por sus<br />
manos, descubrió que su intuición primera al verlo, había sido cierta. La vida entró en su casa<br />
de nuevo, arrastrando al viejo testamento vestido de arquisinagogo, y ordenando con poder<br />
inmediato ¡Niña, a ti te hablo, levántate!<br />
Su corazón que estaba solitario y muerto como el cuerpo de su hijita, también se levantó y se<br />
llenó de amor hacia aquel hombre. Fue un chorro de vida que pasó por ella y penetró a su hija.<br />
Fue madre de nuevo, con la maternidad que sería definitiva, la que proviene de la Palabra viva<br />
de Dios.<br />
El corazón sencillo de las madres sencillas, es quizás lo mas cercano al corazón de Dios que<br />
existe sobre el mundo.<br />
10.-ELLENIS,<br />
Mujer, cananea, sirofenicia ¿pagana?<br />
No entenderemos bien la historia de Ellenís en los Evangelios, si no recordamos un poco el<br />
ambiente al que llegó Jesús en las ciudades de Sidón y Tiro, el ambiente mediterráneo de los<br />
fenicios. Al menos el ambiente bíblico, el que vivía Jesús de Nazaret,<br />
Dt. 7,1-6<br />
Cuando el Señor, tu Dios, te haya introducido en la tierra que vas a poseer, pueblos numerosos caerán ante ti: los hititas, los<br />
guirgaseos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los heveos y los jebuseos, siete pueblos más poderosos y más potentes que tú.<br />
Cuando te los haya entregado y tú los hayas derrotado, los entregarás al exterminio; no harás pactos ni tendrás compasión<br />
con ellos.<br />
No contraigas parentesco con ellos: no des tus hijas a sus hijos ni tomes las suyas para los tuyos, pues ellas desviarían a tus hijos<br />
de su fidelidad y los arrastrarían a servir a otros dioses, y la ira de Dios se encendería contra vosotros y os destruiría bien pronto.<br />
Ésta será vuestra conducta con ellos: derribaréis sus altares, romperéis sus estelas, abatiréis sus cipos y quemaréis sus ídolos.<br />
Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios. El Señor, tu Dios, te ha elegido para pueblo suyo entre todos los pueblos<br />
que hay sobre la tierra.<br />
Lo que nos dicen los Evangelios sobre la historia de Ellenís es esto:<br />
MARCOS<br />
Jesús salió de allí y se fue a las regiones de Tiro y de Sidón. Entró en una casa, y no quería que se<br />
supiera; pero no pudo pasar inadvertido, pues en cuanto una mujer, cuya hija tenía un espíritu<br />
inmundo, oyó hablar de Jesús, fue y se postró a sus pies. Esta mujer era Ellenís, sirofenicia de<br />
origen, y suplicaba a Jesús que echase de su hija al demonio. Él le respondió:<br />
-“Deja que se harten antes los hijos, que no está bien tomar el pan de los hijos para<br />
echárselo a los perros”.<br />
Ella dijo: “Cierto, Señor; pero también los perros comen debajo de la mesa las migajas de los<br />
hijos”.Jesús le dijo:<br />
-“Vete, pues por tus palabras ya ha salido de tu hija el demonio”.<br />
Ella se fue a su casa, y encontró a la niña echada en la cama y que el demonio se había ido. (Mc<br />
7,24-30)<br />
* * *<br />
EL símbolo de la cultura mediterránea, que también fue bendecida de presencia, fueron Tiro y<br />
Sidón. Entre paganos, fuera de su tierra y del judaísmo oficial, nada menos que en la tierra de<br />
Baal, donde al dios padre le llamaban El, y la mitología, que era la forma de su fe, hacía morir al<br />
hijo de ese dios cada año, con los ritos de fertilidad de la tierra, para que resucitara en la nueva