Descargar libro - Manuel Requena
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partió una con su propia boca, y con una sonrisa desconocida en su cara le dio la mitad al<br />
ortodoxo leguleyo, que sin aceptarla, salió huyendo de allí con cara de náuseas y de asco. ¡A los<br />
santos no hay quien los entienda! pensó Juan. Y siguió comiendo y bebiendo con Jesús en casa<br />
de Mateo.<br />
Cosa extraña y para muchos el mayor milagro, no volvió a blasfemar Juan, ni a dar puñetazos<br />
en paredes y mesas. Nadie recordó que volviera a enfadarse, hasta que tres años después oyó<br />
que en Jerusalén, habían detenido al Nazareno, y los fariseos con los maestros de la ley y los<br />
sacerdotes, lo habían matado colgándolo en la cruz. Sintió que su pecado era el que debía estar<br />
allí colgado con su propia carne, y no la de aquel hombre bueno, de los ojos de fuego, que le<br />
había tendido su mano, y le había llenado su casa no de dineros sino de gente, de amigos y de<br />
hermanos.<br />
Desde la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús siguió su camino, pero ya todos supieron que los<br />
espíritus impuros le obedecían, le temían, y dejaban en paz a los hombres a los que Él les dirigía<br />
la Palabra.<br />
No solo era doctrina su palabra, sino que la sabía exponer con autoridad. Era la Verdad, junto<br />
con la fuerza. Y aquello que había visto la gente humilde de Galilea, era solo el principio de un<br />
futuro de gloria. La conversión o transformación de la humanidad de carne, en una raza de<br />
verdad humana en el espíritu, comenzó una mañana de Abril, junto al lago de Tiberíades, en<br />
Galilea, unos tres años después del encuentro con Juan. Un regalo especial recibió aquel hombre<br />
que había sido “habitado” por espíritus inmundos. Su verdadera curación no solo fue que<br />
salieran de él los impuros, sino que entrara otro espíritu puro, fuerte como la misma doctrina<br />
que había oído, y que expuesta por el Maestro había dejado a todos admirados, pasmados,<br />
preguntándose unos a otros ¿qué es esto? ¡Una doctrina nueva expuesta con autoridad! (Mc 1,27). El<br />
regalo consistió en que cada vez que aquel hombre contaba la historia de su curación con todos<br />
los detalles de intimidad que le fue descubriendo y añadiendo a lo largo de su vida, la gente<br />
que le oía, quedaba tan asombrada y boquiabierta como los que físicamente estaban en la<br />
sinagoga tres años antes. Ahora volvían a preguntarse ¿Qué historia es esta? ¡No es una historia<br />
como las otras que se oyen, y por las que uno llora o ríe! ¡Esta historia tiene fuerza dentro! Es como una<br />
Buena Noticia! Cuando uno la oye y la escucha, se queda por dentro como limpio de todo mal deseo, y le<br />
entran ganas de conocer al Maestro, y ser como él…. Simplemente bueno.<br />
Junto a la humanidad limpia, por la limpieza que producía la Noticia de Jesús que estaban<br />
transmitiendo Juan y los hermanos, a la que luego en griego llamaron “Evangelio”, aquella<br />
tierra, que también luego se llamó Santa, desafortunadamente multiplicó de forma<br />
extraordinaria los sapos que salieron por la boca de aquel hombre, y multiplicados en el<br />
ambiente de un lago por el que navegó la Palabra, como el virus gripal que vuelve mutado cada<br />
año, convertidos en palabras demoníacas, poseyeron de nuevo a muchos hombres sobre toda la<br />
tierra, salieron a la inmensidad del mar de las pasiones del hombre, y no dejaron vivir en paz<br />
sobre aquella tierra a nadie hasta el día de hoy.<br />
3.- LA SUEGRA DE PEDRO<br />
Cuando salió de la sinagoga, se fue enseguida a la casa de Simón y de Andrés, con<br />
Santiago y Juan.<br />
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y le hablan a él de ella. Entró donde ella