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Descargar libro - Manuel Requena

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Fue uno de los días más tensos de sus vidas para Jesús y los suyos. Todo el mundo estaba como<br />

al acecho a ver que pasaba. Por la escena que había protagonizado Jesús el día anterior<br />

azotando y echando a los vendedores y cambistas del templo, todos pensaban que pronto se<br />

verían consecuencias. Y por si fuera poco, todos también sabían que ya había llegado la noticia<br />

de la higuera a su dueño, el viejo sacerdote Anás, que se había movilizado a todo el Sanedrín y<br />

por eso estaban en el templo para tratar de coger al Maestro en algún delito que les permitiera<br />

encarcelarlo. Solo les había retenido la gran cantidad de gente galilea que lo seguía y lo<br />

escuchaba con gusto, como si fuera un profeta de Dios. Pero lo que Jesús estaba claramente<br />

insinuando es que Él era mucho más que un profeta, que era el Hijo natural y único de Yahvé, y<br />

que el único templo verdadero era su persona.<br />

* * *<br />

En el relato de Marcos, hay dos personajes situados ese día en el recinto del templo, que se<br />

encuentran sin esperarlo con el reino de Dios puesto en acción. Son el escriba ‘prudente’,<br />

sensato y doctrinalmente cercano a la tesis central de la Ley y la predicación de Jesús (Mc, 12,<br />

28-34), y la viuda pobre que echó dos moneditas en el cepillo del templo (Mc 12, 41-44). Marcos,<br />

conociendo a los dos y sus historias, vincula a propósito esas dos figuras en la escenificación del<br />

reino que hizo Jesús en el templo aquel día que aún llamamos hoy, para nuestra celebración en<br />

el recuerdo litúrgico, “martes santo”. Los dos fueron como el mismo Marcos, miembros<br />

importantes de la comunidad cristiana de Jerusalén, tras la muerte y resurrección del Maestro.<br />

Apoyándonos simplemente en el relato del segundo evangelio, vemos que cuando no se quiere<br />

resaltar a una persona, sino a un estado social, se usa el plural. Por ejemplo en toda la diatriba<br />

del templo situada en el martes santo, los protagonistas de las discusiones frente a Jesús, son<br />

"los sumos sacerdotes "-aunque solo hubiera uno-- "algunos fariseos y herodianos", "unos<br />

saduceos"..... En cambio cuando se conoce y se quiere personalmente a alguien y se quiere<br />

resaltar su actitud, se usa el singular aunque no se diga su nombre, porque con solo insinuarlos<br />

eran bien conocidos en la comunidad donde se leía o se contaba aquella gesta convertida en<br />

Buena Noticia. Como hace generalmente en todo el evangelio, Marcos cuenta las historias<br />

personales de la última semana por parejas. En Mc 12,28, el que se acerca a Jesús es uno de los<br />

escribas, que había oído las palabras de Jesús en las discusiones con sus colegas, y había visto<br />

que respondía muy bien. Es por tanto una persona concreta la que se acerca a Jesús porque ha<br />

empezado a ver y entender su mensaje, aunque se encuentre aún amarrado a su pasado. Jesús le<br />

va a romper las cadenas de la Ley, y lo va a amarrar con otra cadena quizá mucho más gruesa,<br />

la de la libertad, la del amor auténtico, que al principio le levantará ampollas en el corazón. En<br />

el pasaje de Mc, 12,41, el de la viuda pobre, que se complementa con el del escriba prudente, S.<br />

Marcos usa la misma técnica de relato. Estaba Jesús sentado ante el arca del Tesoro, por donde<br />

pasaba "la gente" antes de entrar a orar depositando su ofrenda. "Y muchos ricos echaban mucho",<br />

así en plural y de forma casi impersonal. De pronto apareció María en la escena, pero nadie se<br />

percató de ella. Era una pobre mujer vestida de negro con limpios harapos, que por su cara<br />

triste, y su aspecto recogido, cualquiera podría adivinar que se trataba de la viuda pobre de un<br />

obrero pobre. Jesús sí la vio, y Marcos lo recoge. Era una mujer concreta, con toda su pobreza y<br />

soledad a cuestas. El Maestro llamó la atención de sus discípulos sobre ella y la contrastó con los<br />

ricos que ostentosamente lucían poderío económico. Las escenas del escriba sensato y de la<br />

viuda pobre, son solo dos partes de una misma enseñanza, de una misma puesta en escena del<br />

reino de Dios. La cosa pudo ser así.<br />

18.- EL ESCRIBA SENSATO que conoció el amor.<br />

Se llamaba José, era de Arimatea y estaba harto de todas las monsergas y los ritos de los

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