Descargar libro - Manuel Requena

Hay unas similitudes asombrosas entre el Juan Marcos y el Cleofás, que hemos
conocido, con dos de los llamamos en al tradición mediterránea los "Siete Varones apostólicos".
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Marcharon a Roma con Pedro, y de allí vinieron con Santiago el de Zebedeo a la lejana
Hispania. Dice la tradición que “vinieron siete hombres “apostólicos”, enviados por la
comunidad primera. Entraron, tras una gran tormenta, por el Sur, por el Cabo que llamaban del
Ágata, por la abundancia de este material que en el había. Cleofás se quedó en la costa donde
zozobraron, llegando a duras penas hasta un asentamiento primitivo de gentes del país, junto a
un bosque de cipreses y moreras, que se extendía hasta el mar. Un valle fértil surcado y regado
por un río que bajaba de la nieve, y que se incrementaba con las aguas calientes, volcánicas,
provenientes de la sierra que los árabes llamaron después “Alhamilla”. En el antiguo idioma
ibero, “Indal eccius”, significa “hombre que trae la luz”, y no solo proclamó el Evangelio de
Jesús, sino que trabajó con sus manos en la construcción de Kítaras y otros instrumentos
musicales de cuerda que además tocaba. Creó Indalecio escuela de músicos para la alabanza de
Dios, y también de constructores de instrumentos, en una loma fértil cubierta de cipreses
olorosos, junto al río que hoy se llama Andarax. Con el clima seco de la tierra, tenían, y tienen
esos cipreses una capacidad especial de secado, que los hace vibrar de forma natural, ante
cualquier onda sonora, como los del norte del lago galileo. Algunos judíos se juntaron a
Indalecio en el trabajo artesanal, y con las hojas de morera criaron el gusano de la seda e
hicieron artesanalmente este tejido. La seda de Bayyana, hoy Pechina, que alcanzaba gran fama
hasta en Roma, era bella, delicada y fuerte. El barrio artesanal, por la abundancia de Judíos, se
llamó la Judaida, nombre que después degeneró simplificándose en la actual “Juaida”, donde se
construyen las mejores guitarras del mundo, y se talla la madera de ciprés oloroso y se en
imágenes de aquel Jesús de Nazaret.
La esencia de Cleofás, aquí Indalecio, su forma de ver las cosas, en paz y en comunicación
profunda con los hombres, sigue creciendo en la costa mediterránea de Almería como semilla
plantada por aquel hombre que fuera niño ciego al que el Señor le abrió los ojos a Dios y al
mundo. El Salmo 97 fue la guía de su vida:
Cantad al Señor un cántico nuevo
Porque ha hecho maravillas
..
El Señor os da a conocer su victoria
Revela a las naciones su justicia
Y se acordó de ellas con misericordia para los que tienen fe
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama a Señor tierra entera
Gritad, vitoread, tocad:
Tañed la kítara para el Señor
Suenen los instrumentos
Con clarines y al son de trompetas
Aclamad al Rey y Señor,
que retumbe en el mar y en cuanto contiene.
Que aplaudan los ríos, que aclamen los montes,
al Señor que llaga para regir esta tierra hasta la eternidad.