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camino hacia Jerusalén encontramos algunos de los personajes más tiernos y entrañables de
evangelio de S. Marcos. No se nos revela a veces ni el nombre, pero consiguieron de Jesús una
actuación personal cercana, y una manifestación clara de su origen y fin. El Jesús del camino
hacia Jerusalén que nos proclama Marcos, -con independencia de que se manifestara distinto de
todo lo corriente, dejando boquiabiertos a cuantos le conocían- es también, y se comporta en
todo, de la forma más corriente y sencilla del hombre de su tiempo y lugar. Ese es un gran
secreto para el descubrimiento de Jesús vivo en toda la historia del hombre, incluyendo la
nuestra. Es el camino que va entre las cosas ordinarias y sencillas de cada día, hasta la maravilla
del descubrimiento de su luz en esas mismas cosas, que se hacen nuevas y maravillosas con su
presencia. Es el camino entre la oscuridad y la luz, entre el aburrimiento y la ilusión, entre la
noche y el día. El paisaje de cada uno es el mismo de noche o de día, pero en la noche, es como
si no existiera. Marcos nos da algunas claves para reconocer lo nuestro, lo de cada día, oscuro y
débil, como suyo, luminoso y fuerte. Lo ordinario y lo extraordinario, todo es de Dios. La
enseñanza de la etapa del camino en Marcos, es como la ilusión joven de un niño, siempre
dispuesta a descubrir lo nuevo en las cosas más simples de su vida. Los que se creen `mayores',
`responsables' y `maduros' van a intentar incluso impedir esa postura de emoción inteligente o
inteligencia emocional de los niños que se acercaron a Jesús en el camino, pero el Maestro se
encarga de producir la sorpresa de los que ya se creían algo, al bendecir a los niños como uno
de los regalos de su Padre, y una de las fuentes permanentes de sus momentos de gozo
personal.
13.- UN PADRE ENTRE LA GENTE.-
JESUS ANTE EL PROBLEMA DE UN PADRE CON POQUITA FE, PERO CON MUCHO
AMOR POR SU HIJO ENFERMO.
Casi al empezar el camino, Jesús, con solo tres discípulos subió al monte Tabor, y allí
experimentó su ‘metamorfosis’, su transfiguración en pura luz. Pero eso es la parte
importante del evangelio. La gente sencilla, con los demás discípulos, se quedaron al pie del
monte, sobre la llanura verdeante de Esdrelón, viviendo la tragedia que allí estaba
ocurriendo.
Al bajar del monte y llegar a donde estaban los discípulos, vio que los rodeaba mucha gente y que
unos maestros de la ley discutían con ellos. En cuanto la gente vio a Jesús, todos quedaron
sorprendidos y corrieron a saludarlo. Y Él les preguntó:
-"¿De qué discutíais con ellos?".
Uno entre la gente le respondió:
-"Maestro, he traído a mi hijo, que tiene un espíritu mudo; y cuando se apodera de él, lo tira al
suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo
echasen, pero no han podido".
Jesús respondió:
-"¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré
que soportaros? Traédmelo".
Se lo llevaron. Apenas el espíritu vio a Jesús, retorció violentamente al muchacho, que cayó al
suelo revolcándose y echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
-"¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?".