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Descargar libro - Manuel Requena

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asaltaron al maestro de la ley, y lo dejaron medio muerto, robándole todo lo que llevaba encima.<br />

Pero aquella hazaña les quedó grande. Fue la última fechoría que hicieron Dimas y Gestas. No<br />

se percataron que tras el maestro de la ley iban cinco guardias del templo a los que tocaba turno<br />

esa semana, y que, casi inmediatamente después del asalto, se encontraron con el herido y<br />

emprendieron la persecución de los bandidos. Los cogieron enseguida. Los guardias llevaron al<br />

maestro a su casa, y a los bandidos al pretorio romano. Unos meses después, confesos de más<br />

de cien delitos de robos, heridas y muertes fueron condenados al suplicio ejemplarizante de<br />

cruz. Nadie los defendió. Solo hubo condena. Ladrones de caminos y de aldeas. Ladrones de<br />

pobres, que envalentados por su éxito se atrevieron a robar a los ricos, y les costó la vida.<br />

Quizás tuvo suerte el maestro de la ley, pero los ricos tienen esa suerte, y a los ladrones les llegó<br />

su hora, con otra suerte que no hubieran soñado nunca. Así lo cuenta Marcos:<br />

Con él crucificaron a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda Así se cumplió la<br />

Escritura que dice: Fue contado entre los criminales. Hasta los que habían sido crucificados con Él<br />

lo injuriaban.(Mc 15, 27-28)++++++<br />

Dos posturas ante la vida, que parecían unidas pero que en un momento clave toman sentidos<br />

diferentes. Ambos insultan y se ríen del que piensan que es más pobre aún que ellos, porque<br />

además de cumplir una condena, les parece que está haciendo el ridículo. Hasta los condenados<br />

a muerte tienen su dignidad de condenados, y Jesús no encajaba en su condena. Ellos saben que<br />

eran ladrones y la muerte era un riesgo de su profesión, pero Él no era el “rey de los judíos”. ¿O<br />

acaso sí lo era? También los reyes tienen su vida en riesgo. Seguramente es una de las<br />

profesiones que más muertos violentos ha dado y provocado.<br />

De los ladrones, uno, Gestas, piensa en el reino de los cielos como posibilidad de salvación ya<br />

en esta tierra. Otro, Dimas, descubre ‘in extremis’ que la posibilidad de salvación está más allá<br />

de esta vida, más allá de la cruz. La situación de aquí ya no tenía remedio, y acabaría pronto en<br />

la muerte. Y ambos piden la salvación que esperan. Las posturas de Marta y María vuelven a<br />

estar presentes. Las cosas de la tierra o las cosas del cielo. Seguramente Jesús hizo la síntesis. Las<br />

cosas de la tierra, incluyendo las cruces, para alcanzar las cosas del cielo, y no al revés. Gestas<br />

pedía los poderes del cielo para cosas de la tierra, salvación en la tierra, y no se puede negar que<br />

es una tentación permanente del hombre. Realmente Gestas hace una petición humana y<br />

coherente’ “Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz, sálvate a ti mismo y a nosotros”, que estamos<br />

en el mismo suplicio que tú, que somos de alguna forma compañeros tuyos, porque hemos<br />

cogido nuestra cruz y te hemos seguido, aunque no haya sido voluntariamente. Dimas, que<br />

había seguido a Gestas y sus ideales durante más de veinte años, ahora le propuso al<br />

compañero al menos silencio. Había encontrado otro héroe. ¿Qué hizo Gestas? ¿Los seguiría a<br />

los dos hasta el reino de Dios en su última aventura? Yo creo que sí. No le quedó otra<br />

alternativa. Dicen santos padres y leyendas de la Iglesia, que Dimas lo último que asaltó en su<br />

vida fue precisamente el reino de los cielos. ¿Y se iba a dejar fuera a su amigo y compañero?<br />

Gestas se fue con él. Dimas fue convincente desde su martirio, y su estrategia cuentan que dio<br />

resultado para ellos.<br />

Normalmente a Dimas se le llama el ‘buen ladrón’, porque Jesús le prometió estar en el reino<br />

ese mismo día, pero Dimas solo pidió por él mismo: “acuérdate de mí cuando vengas en tu<br />

reino" En cambio Gestas pidió para los dos lo que creía bueno, "No eres tu el Mesías? Pues<br />

sálvate a ti mismo y a nosotros!!!” A los dos que estamos aquí contigo en el mismo suplicio.<br />

Aquello no pasó desapercibido a Jesús. Que seguramente los esperó a los dos más allá de la<br />

muerte. En el gran día de la misericordia de Dios, la generosidad venció a la estulticia.<br />

29.- EL INCOHERENTE HOMBRE DE LA ESPONJA Y EL VINAGRE

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