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Descargar libro - Manuel Requena

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comieron y se hartaron; y recogieron doce canastos llenos de trozos de pan y de lo que sobró del<br />

pescado. Los que comieron los panes eran unos cinco mil hombres.<br />

Después obligó a sus discípulos que se embarcaran y se le adelantaran rumbo a Betsaida,<br />

mientras él despedía a la gente. (Mc 6, 30-45)+++++++++++<br />

* * *<br />

2ª MULTIPLICACION<br />

Por aquellos días se congregó de nuevo con él mucha gente, y no tenían qué comer. Jesús<br />

llamó a sus discípulos y les dijo:<br />

-"Me da lástima de esta gente, pues ya llevan tres días conmigo y no tienen qué comer. Si los<br />

envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos han venido desde lejos".<br />

Sus discípulos le respondieron: "¿De dónde podremos sacar pan para hartar a tanta gente aquí, en<br />

un despoblado?". Jesús les dijo:<br />

- "¿Cuántos panes tenéis?".<br />

Ellos contestaron: "Siete".<br />

Mandó a la gente que se sentara en el suelo, tomó los siete panes, dio gracias, los partió y se los<br />

entregó a sus discípulos para que los repartieran. Y los repartieron a la gente. Tenían también<br />

unos peces; los bendijo y mandó que los repartieran.<br />

Comieron todos hasta hartarse y se recogieron siete espuertas de las sobras. Eran como unos<br />

cuatro mil. Luego los despidió. (Mc 8,1-9)<br />

* * *<br />

Hubo un signo de comunión clarísimo, pero a costa de una exigencia física tremenda a sus<br />

discípulos, especialmente en la primera multiplicación. Alimentar a cinco mil personas,<br />

repartiendo panes y peces, fue sin duda una tremenda prueba física y de fe para los doce, con el<br />

doble sentido de obediencia total a Jesús, y servicio integral a la gente hasta el agotamiento si<br />

fuera necesario. Venían los discípulos de recorrer caminos y aldeas en su primera experiencia en<br />

parejas predicando la conversión, la cercanía del reino, expulsando demonios, ungiendo con aceite a<br />

muchos enfermos y curándolos ( Mc 6,12) y Jesús los vio pulverizados, pero quizás más que por el<br />

esfuerzo físico, por el asombro de su propia actuación. El entusiasmo, sin entender bien lo que<br />

allí estaba pasando, pude ser más agotador que el propio camino. Tan cansados los vio, y tan<br />

faltos del reposo necesario para entender la obra que iba a ser su trabajo en adelante, que les<br />

propuso retirarse a un lugar solitario, fuera del agobio de la gente, para que reposaran. Pero el<br />

Padre y la gente quisieron otra cosa de ellos, y Jesús, magnífico y seguro traductor de la<br />

voluntad del Padre y de la gente, se puso inmediatamente en marcha, y los metió de nuevo a la<br />

brega. No hubo descanso, sino todo lo contrario. El capítulo 6 de S. Marcos, parece un mosaico<br />

de hechos condensado a propósito para transmitirnos aquel ambiente de sobresalto y agobio<br />

por la intensidad de tantas emociones y experiencias nuevas de unos hombres sencillos,<br />

pescadores de un lago que solo tenía las novedades de la propia pesca o las del camino que lo<br />

circundaba, y que por su inquietud personal religiosa, habían confiado en los dos últimos<br />

líderes aparecidos en Israel, Juan el Bautista y Jesús de Nazaret. La primera misión de los<br />

discípulos, junto con otros sesenta, fue agotadora. Predicaron, curaron e hicieron exorcismos sin

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