DAROS, W. R. Filosofía de una teoría curricular - William R. Daros
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) Mas la fuente epistemológica hace que no toda la cultura se presente en<br />
la situación <strong>de</strong> aprendizaje, ni <strong>de</strong> cualquier forma. El docente antes <strong>de</strong><br />
enseñar (o facilitar apren<strong>de</strong>r) <strong>de</strong>be tener en cuenta, según esta instancia,<br />
las exigencias <strong>de</strong> la epistemología respecto <strong>de</strong> lo que va enseñar<br />
(sea literatura, <strong>una</strong> ciencia, <strong>una</strong> técnica, <strong>una</strong> religión o <strong>una</strong> filosofía).<br />
Dada esta exigencia, el docente <strong>de</strong>be advertir las formas <strong>de</strong> conocer no<br />
solo previas o mágicas, sino también las creencias científicamente erróneas<br />
que poseen los alumnos o la cultura popular. En esta instancia, las<br />
fuentes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r son “los que saben”. El docente no pue<strong>de</strong> ignorar:<br />
1) La evolución científica o histórica <strong>de</strong> los conocimientos que imparte,<br />
según lo que afirman los prestigiosos investigadores.<br />
2) La lógica interna y externa <strong>de</strong> las disciplinas cuyo aprendizaje preten<strong>de</strong><br />
facilitar.<br />
3) El contexto <strong>de</strong>l conocimiento que se presenta y la relación con<br />
otras disciplinas; el valor <strong>de</strong> ese conocimiento y los límites <strong>de</strong> la<br />
ciencia.<br />
4) Los procesos y métodos <strong>de</strong> cada saber, pues lo que <strong>de</strong>be posibilitar<br />
el docente es que los alumnos piensen en la forma a<strong>de</strong>cuada<br />
a cada saber, sin absolutizarla ni <strong>de</strong>spreciarla.<br />
Con esta segunda instancia (la epistemológica), el saber cultural que<br />
entrará en las escuelas (y el que será excluido) es simplificado, modificado,<br />
reducido, contextualizado, teniéndose en cuenta la capacidad <strong>de</strong><br />
los que apren<strong>de</strong>n. El docente hace la ciencia (el máximo conocimiento<br />
social y cultural <strong>de</strong> los que saben) <strong>una</strong> disciplina, esto es, algo aprendible<br />
(discere) para sus alumnos. Esta tarea queda frecuentemente codificada<br />
en los manuales. Con los manuales, se corre el riesgo <strong>de</strong> minimizar<br />
los problemas, quedándoles a los que apren<strong>de</strong>n, solo la tarea <strong>de</strong><br />
apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong> memoria lo que dicen “los que saben”).<br />
Apren<strong>de</strong>r ciencia como <strong>una</strong> receta que el docente transmite a los<br />
alumnos es <strong>una</strong> caricatura: apren<strong>de</strong>r implica construir, re-crear el saber<br />
que apren<strong>de</strong>. Los que escriben manuales realizan “<strong>una</strong> transposición<br />
didáctica” (a<strong>de</strong>cuan el conocimiento científico al nivel aprensible <strong>de</strong> los<br />
alumnos); pero se corre el riesgo <strong>de</strong> que los alumnos no adviertan el<br />
esfuerzo <strong>de</strong> los creadores <strong>de</strong> esos conocimientos prestigioso; que no<br />
perciban el esfuerzo que exige el crear conocimientos; el contexto social<br />
y político en el que fue creado. Si bien los manuales dan un sentido<br />
unitario y sistemático <strong>de</strong>l saber que trasmiten, en buena parte, estos<br />
manuales hacen que los que apren<strong>de</strong>n pierdan las ganas por apren<strong>de</strong>r,<br />
pues el saber aparece como <strong>de</strong>scontextualizado, ya elaborado no quedando<br />
nada por <strong>de</strong>scubrir y sin relación con los valores morales, histó-<br />
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