DAROS, W. R. Filosofía de una teoría curricular - William R. Daros
DAROS, W. R. Filosofía de una teoría curricular - William R. Daros
DAROS, W. R. Filosofía de una teoría curricular - William R. Daros
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
vir con los <strong>de</strong>más, también poseedores <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos, respetando los pactos<br />
que constituyen la sociabilidad. También en lo referente a la persona, se<br />
hace notar que aún siendo individual es también social, porque se apren<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>una</strong> cultura socializada, con saberes y quehaceres que condicionan<br />
y posibilitan en proceso <strong>de</strong> personalización y educación. Pero la persona<br />
no es social hasta el punto <strong>de</strong> alienarse, <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser dueña <strong>de</strong> sí, abandonar<br />
su <strong>de</strong>cisión sobre su propia escala <strong>de</strong> valores, y ser incapaz <strong>de</strong> tomar <strong>de</strong>cisiones<br />
incluso contra <strong>una</strong> propaganda consumista que todo lo inva<strong>de</strong>. Un yo<br />
débil -sin valores propios por los que es capaz <strong>de</strong> sacrificarse- siempre está<br />
y estará a merced <strong>de</strong> las circunstancias. Hoy la libertad <strong>de</strong> consumo seduce,<br />
halaga y es presentada como la verda<strong>de</strong>ra y básica libertad, enfrentando<br />
-si es preciso- a los hijos con los padres para someter a los individuos<br />
al paternalismo <strong>de</strong> la industria, <strong>de</strong>l consumo, <strong>de</strong> la máscara o fachada.<br />
“La propaganda <strong>de</strong>l consumo hace <strong>de</strong> la propia alienación <strong>una</strong> mercancía y<br />
apunta a la <strong>de</strong>solación espiritual <strong>de</strong> la vida mo<strong>de</strong>rna, proponiendo el consumo<br />
como <strong>una</strong> cura. No sólo promete paliar la vieja infelicidad heredada por la<br />
carne; crea o exacerba nuevas formas <strong>de</strong> infelicidad: inseguridad personal,<br />
ansiedad <strong>de</strong> status o ansiedad <strong>de</strong> los progenitores acerca <strong>de</strong> su habilidad para<br />
satisfacer las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> sus vástagos... La publicidad institucionaliza la<br />
envidia con sus ansieda<strong>de</strong>s concomitantes” 26 .<br />
La propaganda muestra la “multiversidad”, la fragmentari<strong>de</strong>dad aislada<br />
y caótica, como ciertas instituciones educativas manifiestan la “universidad”<br />
don<strong>de</strong> cada asignatura es un feudo y cada docente un pontífice,<br />
sin la generación <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as universales (i<strong>de</strong>ales) que posibiliten generar un eje<br />
crítico, capaz <strong>de</strong> son<strong>de</strong>ar los conocimientos y conductas reales que afloran<br />
<strong>de</strong> las disciplinas o asignaturas, sin ser capaz <strong>de</strong> juzgarlas e integrarlas en<br />
<strong>una</strong> visión universal e integrar las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la persona. La oferta<br />
educativa a la carta, frecuentemente fragmenta aún más la mente <strong>de</strong>l estudiante<br />
que ya viene con conocimientos socialmente fragmentados, los incapacita<br />
para juzgar y evaluar sistemas, en un mundo cada vez más política,<br />
social y económicamente sistematizado y globalizado. En un contexto así, el<br />
estudiante se titula con el último dato extraído <strong>de</strong> Internet, pero carente <strong>de</strong>l<br />
sentido <strong>de</strong> la vida humana; percibiendo el sentido <strong>de</strong> ser él mismo <strong>una</strong> mercancía<br />
más, que <strong>de</strong>be reciclarse constantemente en sus técnicas <strong>de</strong> información,<br />
para no ser <strong>de</strong>scartado. En este contexto, la educación queda reducida<br />
a la adquisición <strong>de</strong> técnicas para <strong>una</strong> forma <strong>de</strong> ganarse la vida. El yo<br />
<strong>de</strong>sarmonizado, sin <strong>de</strong>finiciones claras acerca <strong>de</strong> lo que quiere, sin <strong>una</strong> jerarquía<br />
elegida <strong>de</strong> valores constructivos, queda a merced <strong>de</strong> la propaganda<br />
que crea necesida<strong>de</strong>s que no satisface, generando infelicidad.<br />
26 LASCH, C. La cultura <strong>de</strong>l narcisimo. Barcelona, Andrés Bello, 1999, p. 101.<br />
25