Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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112 GÉNESIS 2:101-102<br />
Isaac. 28,1-4- Esta versión de la bendición concedida a Jacob por su padre<br />
pertenece a P, así como la versión de 27,27-29 pertenecía a J. Betuel, el<br />
padre de Rebeca, figura constantemente en la genealogía de P (cf. el comentario<br />
a 24,15). Mientras en J la bendición se fijaba sólo en los descendientes<br />
de Jacob, P subraya la conexión de esta bendición con la otorgada<br />
a Abrahán (v. 4). La expresión q e hal 'amtním («asamblea de pueblos»),<br />
empleada aquí por vez primera, puede tener un matiz litúrgico; qahal<br />
tiene frecuentemente en P este sentido. «¿Se pensaría en una comunidad<br />
cultual, universal y escatológica de naciones al leer esta profecía más bien<br />
rudimentaria...?» (Von Rad, op. cit., 277). La ""eres m e gureká (tierra en<br />
la que sois inmigrantes) es para P la tierra ya otorgada por la promesa<br />
divina a Abrahán; la promesa aguarda aún su cumplimiento (-» 75).<br />
5. La partida de Jacob es referida sin detalles. La insistente referencia<br />
genealógica es característica (cf. v. 2). 6-9. Vemos la insistencia de P en<br />
los males de los matrimonios mixtos; el mismo Esaú es consciente de la<br />
prohibición, lo cual sirve de ocasión para dar la noticia del matrimonio<br />
de Esaú con Majlat, hija del ismaelita Nebayot (cf. 25,13). Detrás de esta<br />
unión puede haber una alianza entre Edom (Esaú) y los ismaelitas, como<br />
se confirma por otros indicios (De Vaux, La Gene se, 131). La alusión a<br />
que el viaje de Jacob está motivado por la obediencia (v. 7) ilustra la tendencia<br />
de P a subrayar la teología de los acontecimientos.<br />
101 E) Visión de Betel (28,10-22) (J y E). Generalmente se admite<br />
aquí la presencia de dos tradiciones, J y E. La diferencia de los nombres<br />
divinos «Elohím» y «Yahvé», la manera de presentar la teofanía<br />
y la existencia de pasajes paralelos son la base para tal distinción. Los<br />
vv. 10-12, 17-18 y 20-22 se atribuyen a E, y los vv. 13-16 y 19, a J. La<br />
fusión ha sido hábilmente efectuada.<br />
El carácter de estas tradiciones está vinculado a la historia de Betel,<br />
santuario cananeo del segundo milenio donde, probablemente, se daba<br />
culto al dios «Betel» («Betel» aparece frecuentemente en textos antiguos<br />
como nombre de una divinidad); los patriarcas lo habrían conocido. Después<br />
de la conquista, pasó a ser santuario israelita (cf. Jue 20,18.26-28;<br />
21,2). A raíz del cisma de 922, se convirtió en uno de los principales<br />
santuarios del reino del Norte (1 Re 12,26-33) y en ocasión de sincretismo<br />
religioso (cf. Am 4,4, etc.), lo cual justificó su destrucción por Josías<br />
(2 Re 23,15). Una buena parte de esta historia sería conocida por los<br />
autores de nuestro pasaje, los cuales procuran conservar esa antigua tradición<br />
sobre el origen de Betel como santuario del Dios de Israel.<br />
En su contexto actual, el pasaje presenta una confirmación divina de<br />
la bendición concedida por Isaac a Jacob. El carácter humano de ésta,<br />
reflejado con gran realismo en los precedentes relatos, se pierde en el<br />
objetivo universal del plan divino. Jacob se convierte, al menos en parte,<br />
en el Israel histórico (cf. v. 14b). El elemento humano resulta insignificante<br />
en este plan grandioso; la protección personal de Dios en favor del<br />
patriarca es únicamente fruto de la promesa (v. 15).<br />
102 a) (28,10-15). 10. El autor ha vinculado este relato a las tradiciones<br />
de Isaac poniendo el punto de partida en Berseba. 11. La palabra<br />
2:102-103 GÉNESIS 113<br />
«lugar» (maqóm), que aparece cinco veces en el pasaje, tiene aquí un<br />
significado cultual: Jacob vino a un santuario cananeo. Las teofanías<br />
acontecen frecuentemente por la noche (cf. 15,12.17) y, especialmente<br />
para E, en sueños (cf. 20,3.6). 12. El hecho de que Dios no se aparezca<br />
directamente a los hombres está en consonancia con la teología de E; los<br />
mensajeros (aquí «ángeles») actúan como instrumentos de su contacto con<br />
el hombre (cf. 21,17). Esta utilización de mensajeros se combina con el<br />
símbolo de una escalera (sullám, un hápax legómenon en el AT), ocasionado<br />
tal vez por las torres escalonadas de Babilonia (ziggurats), cuyas<br />
cumbres representaban la verdadera morada de los dioses. En la concepción<br />
de E, la escalera, junto con los mensajeros que bajan y suben, significa<br />
el continuo contacto entre Dios e Israel. 13-15. En el hecho de la<br />
inmediata presencia de Dios (se prescinde de los «ángeles») se revela la<br />
inclusión de una tradición distinta, circunstancia que se ve confirmada por<br />
la referencia a «Yahvé». Como suele suceder en J, el Señor se presenta<br />
como el Dios de los patriarcas, y especialmente de Abrahán (cf. 24,12;<br />
26,23); no es, pues, el dios del santuario pagano, un dios identificable<br />
por un nombre de lugar. El Dios de los patriarcas individuales no está<br />
limitado espacialmente en su poder. Las dos primeras partes de la promesa<br />
(vv. 13b-14a) renuevan las promesas de la tierra y de una gran posteridad,<br />
la última expresada en términos que hacen pensar en el Israel<br />
posterior. La tercera parte es igual a 12,3b. La parte final del mensaje<br />
va dirigida a Jacob personalmente, pero con vistas a una promesa más<br />
amplia.<br />
103 b) (28,16-22). 16. La reacción de Jacob se expresa en unos términos<br />
que implican una especie de localización de la Divinidad (cf. Chaine,<br />
op. cit., 316-17). 17-18. En E, la reacción de Jacob es semejante, pero se<br />
insiste en el carácter imponente de la visión (wayyírá\.. mah nórS'). La<br />
visión explica el nombre de Betel (aquí, «casa de Dios»). La «puerta de<br />
los cielos» se refiere probablemente a la escalera que conduce a los cielos,<br />
y puede haber sido añadida para evitar la idea de que Dios está «confinado»<br />
aquí. Las acciones de Jacob descritas en el v. 18 tienen significado<br />
cultual. La piedra es una massebah, o «estela memorativa», empleada<br />
también por los cananeos para indicar la presencia de la Divinidad. La<br />
prohibición posterior del empleo de piedras en Israel se explica por la<br />
facilidad con que se adherían a ellas las ideas paganas (cf. Os 3,4; Miq 5,<br />
12). La unción con aceite era un acto de consagración (cf. Ex 30,22-33).<br />
Aun cuando en estas acciones pudiera haber ciertos elementos cananeos,<br />
se ha evitado todo posible significado pagano al unirlas a esta visión, en<br />
la que Jacob ve al «Dios de sus padres». 19. Este versículo es la conclusión<br />
de J al relato y explica el nombre del lugar (cf. v. 17). La segunda<br />
parte del versículo es una glosa. Según Jos 16,2, Luz estaba cerca de Betel,<br />
pero eran dos localidades distintas. En tiempos del autor, sólo se empleaba<br />
el nombre de Betel. 20-22. El relato de E continúa con otra acción<br />
religiosa: un voto de Jacob. Contiene algunas condiciones (usuales en<br />
tales votos: cf. Jue 11,30-31; 1 Sm 1,11) que obligan a la persona que<br />
hace el voto. Aquí son esencialmente lo prometido en los vv. 14c-15 (J),<br />
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