Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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812 JEREMÍAS 19:21<br />
tiempos de guerra para que todos los habitantes de la comarca pudieran<br />
acudir a refugiarse tras los muros de las ciudades fortificadas. 6. estandarte:<br />
El término hebreo nés significa también «señal», es decir, un<br />
fuego encendido en un lugar alto para transmitir noticias (cf. Is 13,2;<br />
18,3; Cartas de Lakis 4,10-13). daño del norte: La misma expresión<br />
aparece en la segunda visión del profeta (1,14), aludiendo al mismo<br />
acontecimiento, del que nos ocuparemos al final del poema. 8. saco:<br />
Vestidura áspera que se menciona frecuentemente como señal de duelo<br />
(6,26; 49,3; Is 15,3; 22,12, etc.). 9-12. Ahora es Yahvé en persona el<br />
que describe la consternación de los dirigentes políticos y religiosos de<br />
Israel, antes de que él anuncie su juicio final. 10. tendréis paz: Se dice<br />
que esta promesa viene de Yahvé, pero los hechos la desmienten. Alusión<br />
clara a la predicación de los falsos profetas (6,14; 14,13; 23,16-17).<br />
11. hija de mi pueblo: Así es designada Jerusalén (cf. v. 17). 13-18. La<br />
marcha impetuosa del invasor es comparada con la repentina aparición<br />
de una violenta tormenta procedente del desierto (cf. Os 13,15). 14. limpia<br />
tu corazón: Se había dado por definitivo el juicio, pero ahora parece<br />
que todavía puede salvarse la ciudad mediante una sincera conversión.<br />
Pero semejante «retorno» es inimaginable. 15. Dan: La ciudad estaba<br />
situada junto a ías fuentes del Jordán, cerca de ía frontera norte de ía<br />
tierra prometida, identificada hoy como Tell el-Qadi. Como la invasión<br />
habría de venir del norte, ella sería la primera en sufrir sus efectos.<br />
monte Efraím: Se da este nombre a la región montañosa que se extiende<br />
desde Siquem a Betel (cf. Abel, GP 1, 359; 2, 302). 19-22. Si el<br />
desastre es «amargo para el corazón de Yahvé» (v. 18b), no podía dejar<br />
insensible al profeta. Este refleja aquí sus íntimas emociones; semejante<br />
confesión se repetirá con frecuencia. Por vocación tenía que anunciar<br />
destrucción y castigo, pero por sentimientos era un hombre totalmente<br />
entregado a su pueblo amado. Toda su vida se consumirá en esta<br />
penosa paradoja. 22. Este versículo es una lamentación del mismo Yahvé.<br />
El conocimiento de Dios no consiste en acumular una serie de verdades<br />
en el plano intelectual, sino en una conducta inspirada en estas<br />
mismas verdades. 23-28. Da el profeta otra descripción de la invasión,<br />
que adopta los rasgos de una conflagración cósmica. Este contraste de<br />
todo ha inducido a algunos críticos a rechazar el pasaje como inauténtico<br />
(Volz, Skinner, Hyatt). Sin embargo, encontramos en él expresiones que<br />
sólo están atestiguadas en Jeremías, lo que apoya la autenticidad<br />
(cf. W. L. Holladay, JBL 81 [1962], 48). 23. soledad y vacío: Se utiliza<br />
la descripción del caos primordial (tohü wábohü; Gn 1,2) para dar<br />
la impresión de una confusión absoluta, ante la cual se horroriza el universo<br />
entero. Esta descripción, casi idéntica, se encuentra en Joel, en<br />
el mismo contexto de invasión (Joel 2,1-11). Amos (8,9-10), Sofonías<br />
(1,2-3.14-18) y Nahúm (1,2-8) echaron mano de estos mismos recursos<br />
al proclamar el día del Señor, también con motivo de guerras. Finalmente,<br />
la escena adoptará un tono puramente apocalíptico en Is (capítulo<br />
24), preludiando así el discurso escatológico de los sinópticos.<br />
27. El lo" (no) del TM es ciertamente una atenuación posterior de láh<br />
19:22 JEREMÍAS 813<br />
(él). 29-31. El final es irrevocable, como Yahvé ha afirmado (v. 28).<br />
Jerusalén se representa como una mujer que trata de componerse para<br />
seducir a sus enemigos cercanos. Quizá recuerde aquí Jeremías el caso<br />
de Jezabel (2 Re 9,30ss) o el de las mujeres de Jerusalén en tiempos de<br />
Isaías (Is 3,18-24). La primera sección del poema termina con los quejidos<br />
y dolores de una mujer a la hora del parto, con lo que se simboliza<br />
una extremada angustia (13,21; 22,23, etc.).<br />
22 n) La corrupción moral (5,1-31). En el cap. 4, la certidumbre<br />
de la invasión ha sido tan absoluta que parece imposible cualquier esperanza<br />
de salvación. El profeta ofrece ahora la razón de tamaño desastre:<br />
los pecados del pueblo. En el cap. 2 estos pecados eran exclusivamente<br />
de orden religioso, es decir, la idolatría. Ahora se carga el<br />
acento sobre el aspecto moral, tanto social como personal.<br />
1-6. Esta primera parte es un diálogo entre Yahvé y su profeta.<br />
1. Yahvé pide a Jeremías que recorra la ciudad en busca de un hombre<br />
justo, pues está dispuesto a perdonarla, como habría perdonado a Sodoma<br />
(Gn 18,22-32). justo... fiel: Mispat y 'émüná son realidades pertenecientes<br />
al ámbito de la alianza, que regulan las relaciones entre los<br />
hombres, y entre éstos y Dios. En la literatura proíética estos términos<br />
aparecen constantemente, junto con hesed (amor) y fdaqá (justicia).<br />
2. Con Rudolph y Gelin preferimos transponer este versículo a continuación<br />
del primer estico del v. 3. Se denuncia el perjurio. 4-5. La situación<br />
de pecado abarca a todos. Los más bajos podrían ser excusados<br />
por su ignorancia, pero no los dirigentes, reyes, sacerdotes y profetas<br />
(cf. 4,9), porque están al servicio de la palabra de Dios. 6. Estos animales<br />
salvajes son los invasores (cf. 2,15; 4,7; Os 13,7-8; Sof 3,3; Hab<br />
1,8). 7-11. El profeta enumera los pecados más frecuentes en Judá, fijándose<br />
especialmente en el adulterio, que describe en términos de una<br />
gran crudeza. 10. Resultado de esta corrupción es la devastación de la<br />
tierra, comparada con una viña (cf. 2,1). El texto original ha sido atenuado<br />
(cf. 4,27). 12-17. Yahvé mismo ha formulado los anteriores reproches<br />
(vv. 7-11). Ahora Jeremías se dirige al pueblo malvado. 12. no<br />
él: En el Próximo Oriente antiguo no existía un ateísmo teórico, sino<br />
práctico: se creía que Dios se desinteresaba de los asuntos humanos y,<br />
por consiguiente, no intervenía en ellos (cf. Am 9,10; Sof 1,12). 13. A la<br />
repulsa de Dios seguía normalmente la repulsa de los verdaderos profetas.<br />
Estos eran los hombres de la rüah (espíritu). Aquí se les llama<br />
«hombres del viento», jugando con el doble significado de rüah.<br />
14-17. Las consecuencias siguen una vez más a las acusaciones; Jeremías<br />
contemplará el cumplimiento de su misión (1,9-10), y la invasión<br />
será la prueba de su autenticidad.<br />
18-25. Se acepta comúnmente que esta perícopa contiene dos adiciones<br />
al poema original. 18-19. Esta primera adición es ciertamente<br />
inauténtica. Viene a amortiguar las anteriores amenazas, recurso que ya<br />
hemos advertido antes dos veces (4,27; 5,10). Tanto el género literario<br />
como el pensamiento recuerdan los discursos del Dt (por ejemplo, 4,<br />
27-28; 29,23-27). El período del exilio sería una buena fecha para su