Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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598 ISRAEL Y SUS VECINOS 11:27-28<br />
en Canaán (Jue 6,1-6.33; 7,1). Los madianitas, sean las que fueren sus<br />
relaciones con los quenitas, eran un pueblo de pastores (cf. W. F. Albright,<br />
CBQ 25 [1963], 1-11) y estaban bien familiarizados con las rutas<br />
de caravanas en el desierto (Ex 18,5; Nm 10,29-31). Además, en los<br />
comienzos del siglo xi aparecen como nómadas camelleros (Jue 6,1-<br />
7,25), equipados para lanzar repentinas y temibles incursiones. Al parecer,<br />
se cuentan entre los primeros que utilizaron el entonces recién<br />
domesticado camello para este menester (cf. Albright, DEPC 226, con<br />
referencias). En Jue 6,1-6 se dice que se habían adentrado hasta Gaza<br />
y saquearon Palestina durante siete años, arruinando cosechas y ganados.<br />
Gedeón logró liberar a Israel de estos temidos invasores; Oreb y<br />
Zeb, dos de sus príncipes, fueron capturados y degollados (Jue 7,24-25).<br />
La desacostumbrada y proverbial victoria de Gedeón (Sal 83,10.12;<br />
Is 9,4; 10,26; 60,6; Hab 3,7) sobre ellos fue decisiva. Los persiguió<br />
hasta su lugar de residencia —Carcor, en el Wadi Sirján (Jue 8,10)—,<br />
donde capturó a dos de sus «reyes», Zébaj y Salmunná, y dispersó a<br />
su ejército. A partir de entonces, los madianitas no volvieron a turbar<br />
la paz de Israel (Jos 8,28).<br />
27 IV. Amorreos. Los amorreos (con la connotación de «occidentales»,<br />
como se les llama en las fuentes acádicas) son difíciles de localizar.<br />
La Biblia emplea mucho este término con el sentido genérico de<br />
habitantes preisraelitas de Canaán (Gn 15,16) y llega a incluir entre<br />
ellos a Adoni-Sédeq, rey de Jerusalén (Jos 10,5; cf. Ez 16,3.45). Am<br />
2,9 los describe diciendo que eran tan altos como cedros y tan robustos<br />
como encinas. Los amorreos se mostraban todavía activos durante<br />
la etapa de la conquista, pero sobre este asunto hay pocas referencias<br />
(Jos 2,10; 9,10; 24,8; Jue 10,8; 11,19-20) y varía el empleo del término.<br />
Sijón de Jesbón y Og de Basan son llamados amorreos en Jos<br />
por Rajab (2,10) y por los gabaonitas (9,10). En su discurso de despedida,<br />
Josué se refiere a la tierra de los amorreos «que vivían al otro<br />
lado del Jordán» (24,8). Jue 10,8 identifica Galaad con el «país de los<br />
amorreos». En Jue 11,19-20, Jefté describe la victoria sobre Sijón e<br />
identifica el territorio comprendido entre el Arnón y el Yabbok como<br />
«territorio de los amorreos» (norte de Moab y Ammón). Es, pues, evidente<br />
el uso diverso que se hace en la Biblia del término «amorreo»;<br />
no obstante, es un término importante para el estudio de los vecinos<br />
de Israel. No ha quedado de este pueblo ningún documento escrito en<br />
su propio idioma. En tiempos de Samuel no figuran como aliados de<br />
los filisteos, sino viviendo en paz con Israel (1 Sm 7,14). Salomón encuadró<br />
a todos los amorreos en sus batallones de trabajadores forzados<br />
(1 Re 9,20-21; 2 Cr 8,7). Cuando se les vuelve a mencionar no se dan<br />
nuevas precisiones históricas.<br />
28 V. Amalecitas. Los amalecitas están relacionados con Amalek,<br />
hijo de Elifaz, hijo de Esaú (Gn 36,12; 1 Cr 1,36). Originariamente<br />
residían en Edom (Gn 36,16). Pueblo nómada, los amalecitas se repartían<br />
por las regiones del Sinaí, el Négueb, la Araba y por distintas comarcas<br />
de Arabia. En 1 Sm 15,7 se resumen sus migraciones, en rela-<br />
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ción con la victoria que sobre ellos obtuvo Saúl. Este pueblo penetró<br />
también en Palestina, llegando por el norte hasta Efraím (Jue 12,15)<br />
y por el oeste hasta el territorio filisteo y los alrededores de Siquelag<br />
(1 Sm 30,1-2). De los amalecitas sólo se habla como enemigos de Israel.<br />
Hicieron todo lo posible para cortar el paso a Israel cuando éste<br />
trataba de introducirse en Canaán (Jue 10,12; 1 Sm 15,2). En tiempos<br />
de los jueces, los amalecitas hacen acto de presencia en TransJordania,<br />
al parecer como mercenarios en relación con los moabitas y ammonitas.<br />
También se consigna su presencia en Efraím, cerca de Piratón (Jue 12,<br />
15). Aparecen asociados a los madianitas en las incursiones de camelleros<br />
que devastaron los asentamientos israelitas en Canaán (Jue 6,<br />
3.33; 7,12). Aunque habían sido rechazados hasta Gabaón, los amalecitas<br />
siguieron constituyendo una amenaza para Israel incluso en los<br />
tiempos de la monarquía. Saúl emprendió la guerra contra ellos (1 Sm<br />
15), avanzando sobre su «ciudad» (1 Sm 15,5), única referencia a una<br />
sedentarización de los amalecitas (si es que el término significa algo<br />
más que una fortaleza o campamento). Saúl perdonó a algunos quenitas<br />
que se encontraban entre ellos y les indicó que huyesen mientras concluía<br />
la derrota de los amalecitas, si bien con ello no cumplía las instrucciones<br />
de Samuel sobre el herem. En consecuencia, Saúl fue rechazado<br />
y los amalecitas siguieron constituyendo una amenaza.<br />
Mientras David vivió en Gat como vasallo de Akís llevó a cabo<br />
varias incursiones despiadadas contra los amalecitas (1 Sm 27,8-9), pero<br />
no logró hacerlos desaparecer. Su mayor victoria sobre ellos consistió<br />
en una acción de represalia. Aun entonces consiguieron escapar 400 jóvenes<br />
guerreros (1 Sm 30,1-17). En una tradición se decía que un joven<br />
mercenario amalecita remató a Saúl (2 Sm 1,1-10), pero no recibió recompensa<br />
alguna cuando llevó la noticia a David (2 Sm 1,14; 4,10).<br />
Una vez constituido rey, David tuvo también sus conflictos con los<br />
amalecitas (2 Sm 8,12; 1 Cr 18,11), aunque bajo David y Salomón la<br />
actividad de éstos, al parecer, decayó mucho. Bajo Ezequías (ca. 715-<br />
687) sólo quedaba «un resto de los amalecitas», que fue derrotado en<br />
el monte Seír (1 Cr 4,43). Esta es la última vez que aparecen en la<br />
Biblia —en la tierra de sus orígenes—. Fuera de la Biblia no son mencionados.<br />
Por el momento, la arqueología no ha encontrado ningún vestigio<br />
de este pueblo.<br />
29 VI. Quenitas. Los quenitas eran una tribu nómada o seminómada<br />
de herreros. Al parecer, habitaban normalmente cerca de las pendientes<br />
occidentales de la Araba, territorio rico en minerales (cf. Nm<br />
24,21; Jue 1,16), pero seguramente viajaban de un lado a otro, ejerciendo<br />
su oficio a lo largo de itinerarios fijos, un poco al estilo de los<br />
estañadores gitanos. Gn 15,19 los sitúa en Canaán, y Balaam predice<br />
que serán destruidos (Nm 24,22), siendo éste el único juicio desfavorable<br />
a los quenitas que contiene la Biblia. Según Jue 1,16, el suegro de<br />
Moisés, cuyo nombre no se da aquí, está relacionado con los «hijos de<br />
los quenitas». En Jue 4,11 se dice que un tal Jobab era suegro de Moisés<br />
y se le presenta como padre de los quenitas (al menos de algunos).