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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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522 1-2 REYES 10:30<br />

boca de Jeroboam, exprese con gran exactitud la mentalidad de este rey<br />

rebelde. David y Salomón habían hecho de Jerusalén la capital no sólo<br />

política, sino también religiosa, de toda la nación. Más aún, habían asociado<br />

tan íntimamente a Jerusalén y el templo con la dinastía, que pensar<br />

en lo uno traía inmediatamente el recuerdo de lo otro. Tenía razón<br />

Jeroboam al pensar que la atracción ejercida por el templo de Jerusalén<br />

podría tener también repercusiones políticas en cualquier momento. Sus<br />

actuaciones subsiguientes en el orden religioso tienen ante todo unas<br />

motivaciones políticas, y no hay razón para dudar de su ortodoxia yahvista<br />

en aquellos primeros pasos.<br />

28. dos becerros de oro: Estatuas de madera chapadas de oro, como<br />

el becerro de Ex 32; en principio no se pretendía que fueran representaciones<br />

de Yahvé. Al igual que el arca y los querubines constituían el<br />

trono de Yahvé en el templo de Jerusalén, los becerros servían de trono<br />

o pedestal al mismo Yahvé en los nuevos templos construidos por<br />

Jeroboam (cf. De Vaux, IAT 436). Si se hubiera pretendido representar<br />

a Yahvé en los dos becerros, los profetas del norte no hubieran<br />

dejado de alzar su voz en contra. Pero ni Elias, ni Elíseo, ni Amos dicen<br />

nada contra ellos. Por otra parte, el becerro era el animal que simbolizaba<br />

al dios cananeo Baal. El peligro estaba en que los israelitas más ignorantes<br />

podrían llegar a confundir a Yahvé con Baal. De hecho, así<br />

habría de ocurrir, ciertamente en tiempos de Elias, en el siglo ix (1 Re<br />

17-18), y quizá ya en tiempos del mismo Jeroboam (1 Re 14,7-16). El<br />

autor D atribuye a la apostasía de Jeroboam y a sus becerros de oro la<br />

destrucción de Israel. Los becerros son mentados frecuentemente como<br />

«el pecado de Jeroboam» (15,34 y passim; —»Instituciones religiosas,<br />

76:66).<br />

29. Betel: Betel era el lugar ideal para erigir un santuario no sólo<br />

por su situación, que serviría muy bien para atraer a los peregrinos que<br />

marchaban hacia el sur, en dirección a Jerusalén, sino porque durante<br />

siglos había sido considerada ciudad sagrada, debido a su asociación con<br />

los patriarcas (Gn 12,8; 28,10-22; cf. también De Vaux, IAT 437s).<br />

Más aún, durante siglos Betel había sido meta de peregrinaciones antes<br />

de que Jerusalén se convirtiera en ciudad israelita (1 Sm 10,3; Jue 20,<br />

18.26-28; 21,2). Dan: Ciudad santa desde tiempos de los jueces (Jue<br />

17-18). Dan estaba situada en el extremo norte del nuevo reino, junto<br />

al nacimiento del Jordán. Fue elegida por Jeroboam para complacer a<br />

las tribus aisladas del norte. De este santuario nada más sabemos, sino<br />

que funcionaba aún en tiempos de Amos (Am 8,14). 32. una fiesta: Se<br />

trata, indudablemente, de la fiesta de los Tabernáculos, que incluía una<br />

peregrinación. Puesto que el pueblo estaba acostumbrado a acudir en<br />

peregrinación al templo salomónico de Jerusalén con ocasión de la fiesta<br />

de los Tabernáculos, Jeroboam establece en sus nuevos templos esta<br />

celebración para atraer a los israelitas, que de otro modo hubieran continuado<br />

acudiendo a Jerusalén para celebrarla (cf. comentario sobre 8,2;<br />

De Vaux, IAT 622). Fue durante esta misma fiesta cuando Salomón<br />

consagró su templo (8,65).<br />

10:31-32 1-2 REYES 523<br />

31 d) RELATO DE PROFECÍA Y CUMPLIMIENTO (12,33-13,34). El<br />

autor D utiliza el relato del profeta judaíta desobediente con una triple<br />

intención. En primer lugar, muestra la oposición de Dios al culto de<br />

Betel instituido por Jeroboam frente al culto legítimo de Jerusalén, en<br />

el templo de Salomón. En segundo lugar, el castigo del profeta desobediente<br />

le sirve para poner de relieve una vez más el carácter de inviolabilidad<br />

que posee la palabra de Dios. Tercero, ofrece un caso más en su<br />

serie de relatos de profecía y cumplimiento para centrar la atención en<br />

el hecho de que la profecía de Natán (—> 5, supra) había de tener también<br />

su correspondiente cumplimiento. Aun cuando la historia basta<br />

para comprobar que Dios se opone al culto de Betel y que la palabra<br />

de Dios es infalible, el autor D, a fin de subrayar el aspecto de profecía<br />

y cumplimiento, amplifica el original del v. 2 mediante la interpolación<br />

del nombre de Josías. Más adelante, según acostumbra, referirá el cumplimiento<br />

de esta profecía (cf. 2 Re 23,15-19). Algunos autores pretenden<br />

que el episodio del profeta desobediente pertenece al género conocido<br />

como midrash haggádico (sobre este género, cf. A. Wright, CBQ 28<br />

[1966], 105-38). 33. Este verso, que evidentemente es una repetición<br />

y de origen redaccional, indica h juntura entre el relato midráshico y el<br />

material procedente de las crónicas que se encuentra en los versos anteriores,<br />

y es obra del autor D. Si bien otros autores posteriores (por<br />

ejemplo, 2 Cr 26,18) protestaron contra la intromisión del rey en el<br />

ámbito sacerdotal, la protesta que aquí encontramos no es muy enérgica.<br />

El autor D está preocupado por el altar de Betel (es decir, por el culto<br />

que allí se desarrollaba), y el relato que incorpora aquí comienza por<br />

una condenación de aquel altar (vv. 2-3). Según esto, podríamos decir<br />

que el núcleo histórico del relato original es la protesta profética contra<br />

el nuevo culto instituido por Jeroboam. Al parecer, la reacción de Ajías<br />

indica que los círculos proféticos apoyaban la división política del reino<br />

salomónico, pero no la escisión religiosa (cf. 11,29-39 y 14,7-16; De<br />

Vaux, IAT 145, y M-G, Kings, 260ss). 2. por nombre Josías: La designación<br />

explícita por su nombre de un individuo futuro, cosa tan extraña<br />

a la práctica profética, podría explicarse como interpolación de un escritor<br />

contemporáneo de Josías, cuando pudo ser compuesto el relato midráshico,<br />

o del mismo D (cf. 13,32 y 2 Re 23,15-19). quemará huesos<br />

humanos: El contacto con restos mortales haría impuro este altar, pues<br />

tanto el cadáver como la tumba que lo guarda se consideraban impuros<br />

(Lv 21,1-4; 22,4; De Vaux, IAT 94ss, 581-82). 22. tumba de tus padres:<br />

El no ser enterrado en la tumba familiar se consideraba un castigo<br />

divino. 33. sacerdotes: El interpolador del relato midráshico cierra su<br />

narración de las innovaciones religiosas llevadas a cabo por Jeroboam<br />

con otra observación sarcástica sobre los sacerdotes del norte (cf. De<br />

Vaux, IAT 467-68).<br />

32 B) Historia sinóptica de la época de Elias (14,1-16,34). Propiamente<br />

hablando, la historia sinóptica del autor D comienza en el cap. 12,<br />

con Roboam y Jeroboam, pero hasta ahora el autor solamente se ha<br />

interesado por el relato de la división del reino. Hasta el cap. 14, con

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