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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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426 JUECES 8:18-19<br />

explicar que Sisara en su huida pase de largo por Jasor, la ciudad<br />

de su rey, y siga hacia Quedes, a menos que Yabín de Jasor no perteneciera<br />

realmente al relato original. El comentario del v. 17 sobre la<br />

paz es interpretativo y presenta el acto como francamente odioso e inverosímil.<br />

Las mujeres nómadas alzaban las tiendas, y Yael (Jael) emplea<br />

simplemente un piquete de la tienda para matar a Sisara (cf. 5,25-26).<br />

23-24. Una vez más se alude a Yabín (4,2.7.17); la conclusión habitual<br />

para el tema de la liberación comienza en los vv. 4 y 23-24 y se completa<br />

en 5,31b. El autor que incorporó el poema triunfal a Jue considera<br />

a la misma Débora como autora del poema; pero los versículos en que<br />

Débora habla en primera persona (5,7b) son inseguros. La adición de<br />

«y Baraq» en 5,1 puede ser aún más tardía y haber sido introducida a<br />

la luz de 5,12. La estructura general del poema es como sigue: 2-11,<br />

introducción, con 2-5 repetido en 9-11, de manera que 6-8 es el núcleo<br />

del exordio; 12-18, reunión de la liga anfictiónica de las tribus; 19-22,<br />

batalla y victoria; 23-30, muerte de Sisara.<br />

J. Blenkinsopp, Bailad Style and Psalm Siyle in the Song of Deborah. A Discussión:<br />

Bib 42 (1961), 61-76; G. Gerleman, The Song of Deborah in the Light of<br />

Stylistics: VT 1 (1951), 168-80; F. Piatti, Una nuova interpretazione métrica, testuale,<br />

esegetica del cántico di Débora: Bib 27 (1946), 65-106, 161-206 (cf. la bibliografía<br />

aneja, 207-209); M. S. Seale, Deborah's Ode and the Ancient Arahian Qasida:<br />

JBL 81 (1962), 343-47; A. Weiser, Das Deboralied. Eine gattungs- und traditionsgeschichtliche<br />

Studie: ZAW 71 (1959), 67-97.<br />

19 5,2. Se indica el tema del poema; en honor de los jefes (2a) y de<br />

los guerreros de la victoria (2b), el auditorio es invitado a bendecir al<br />

Señor (2c): de ahí la invitación (¡bendecid al Señor!), y no una afirmación,<br />

en 5,2c y 9b (C. Rabin, JJS 6 [1955], 125-34). 3. El verso emplea<br />

palabras estereotipadas y paralelas (cf. Gn 4,23; Nm 23,18; Sal 2,2;<br />

Hab 1,10). Este «yo» puede ser Débora o todo Israel (Ex 15,1).<br />

4-5. El avance divino es descrito aquí como si Yahvé viniera a ayudar<br />

a su pueblo contra Sisara. Yahvé viene de Seír, en paralelismo poético<br />

con «tierra de Edom» (Gn 32,3), que refleja la antigua creencia de que<br />

el Sinaí (Dt 33,2) es el lugar donde especialmente mora Dios (N. Glueck,<br />

JAOS 56 [1936], 462-71). Las imágenes responden al simbolismo habitual<br />

de la presencia divina desde la gran teofanía del Sinaí (Ex 19,<br />

16-18). Este recuerdo del Éxodo indujo a algún escriba a añadir «es<br />

decir, el Sinaí» (pero cf. W. F. Albright, BASOR 62 [1936], 26-31)<br />

al margen como explicación de «los montes» (5,5); luego entró en el<br />

texto después de «Señor». Pero aquí se alude a la presencia divina en<br />

la batalla contra Sisara (cf. Sal 68,7-10) y no directamente al Sinaí.<br />

6-7a. En 5,6-8 se describe el estado de Israel antes de la liberación.<br />

Samgar no es la misma persona de 3,31, sino algún jefe cananeo relacionado<br />

con la opresión de Sisara. Posiblemente no se alude sólo a los<br />

peligros del comercio y de los viajes en este período, sino también a<br />

los intentos de aislar y separar a los grupos israelitas entre sí para dominarlos<br />

más fácilmente. 7b. Gramaticalmente es tan posible la primera<br />

como la segunda persona; pero, teniendo en cuenta 5,12.15, es más<br />

8:20 JUECES 427<br />

probable «tú». Estas palabras no las pronuncia Débora, sino que van<br />

dirigidas a ella. 8. El versículo es continuación de 5,6-7c y da un trasfondo<br />

a 5,7b. El principio del v. 8 es inseguro; tal como está se puede<br />

referir al pecado de Israel y al subsiguiente castigo divino de acuerdo<br />

con la tesis deuteronomista, pero esta lectura es difícilmente la original.<br />

9-11. En general, el pasaje repite lo dicho en los vv. 2-5, cerrando así<br />

la obertura del poema. Se repiten las ideas de sujeto (vv. 2, 9), audiencia<br />

(vv. 3a, 10), proclamación (vv. 3b, lia) e intervención divina<br />

(vv. 4-5, 11b) (cf. Seale, op. cit., 345; C. Goodwin, JBL 63 [1944],<br />

257-62).<br />

20 12. Tras el exordio (vv. 2-11) se describe la reunión de las tribus<br />

para la batalla (vv. 12-18). En el contexto, este versículo debe considerarse<br />

como una invitación a Débora y a Baraq para que reúnan las tribus:<br />

Débora incitando a los guerreros al valor, Baraq conduciéndolos a<br />

la batalla (cf. A. Fernández, Bib 2 [1921], 61-65). 13. La reunión de<br />

las tribus se describe genéricamente en el v. 13 y luego detalladamente<br />

en los vv. 14-15a y 19 para los que acudieron y en los vv. 15b-17 para<br />

los que no respondieron al llamamiento de Baraq. El significado del<br />

v. 13 es claro, aunque su lectura sea dudosa: los israelitas, como pueblo<br />

de Dios, descienden a la lucha como guerreros valientes. El plan original<br />

supuesto tras los vv. 14-18 es que todas las tribus, excepto Judá y<br />

Simeón, aisladas en el sur, deben unir sus esfuerzos para ayudar a Zabulón<br />

y Neftalí, que son el centro de la rebelión (4,6.10; 5,14-15.18).<br />

Este plan incluiría tres puntos de ataque y reunión en la llanura de<br />

Yizreel, ocupada por los carros. Pero cuatro de las tribus no se sumaron<br />

al ataque —Rubén, Galaad-Gad, Dan y Aser—, mientras que seis respondieron<br />

a la reunión anfictiónica —Efraím, Benjamín, Makir-Manasés,<br />

Zabulón, Isacar y Neftalí—; sobre la anfictionía de las tribus, cf. Bright,<br />

HisL, 161-81.<br />

14-15a. La «casa de José» (1,22-29; 2 Sm 19,20) aparece dividida<br />

en tres secciones después de la invasión: Efraím, Benjamín y Manases;<br />

Makir se emplea aquí como sinónimo de Manases (Nm 26,29; 32,39;<br />

Jos 17,1-13). Tras la mención de las tres tribus situadas al sur de la<br />

llanura viene la de las situadas en el flanco norte: Zabulón e Isacar.<br />

Es muy probable que debamos leer «Neftalí y Baraq» (4,6) en lugar de<br />

«Baraq»; así, sólo Zabulón y Benjamín son mencionados dos veces (5,<br />

14-15.18; 4,6.10), pues ellos eran el centro del ataque lanzado por las<br />

seis tribus. 15b-17. Rubén es objeto de un particular reproche por no<br />

unirse al ataque; esta tribu sería más tarde absorbida por Moab y se<br />

perdería para la historia (Dt 33,6). También se recrimina a Galaad, es<br />

decir, a la tribu de Gad, asentada al este del Jordán en Galaad (Jos 13,<br />

24-28). Dan habita ahora en el norte 1,34; 17-18), y ni ella ni la adyacente<br />

Aser se unieron a Baraq. La expresión «en sus puertos» se refiere<br />

a que Dan, por su emplazamiento, se ha asociado a los fenicios (18,7).<br />

18. Zabulón y Neftalí son alabados de nuevo por ser el centro de la<br />

rebelión (4,6.10; 5,14-15).

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