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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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500 1-2 REYES 10:10<br />

món (1 Re 4,18); Reí, desconocido, y el hasta ahora no mencionado<br />

Salomón con su madre, Betsabé (2 Sm 12,24-25).<br />

9. Adonías hizo un sacrificio: El golpe de estado de Adonías comienza<br />

por una ceremonia sacrificial en En-Roguel, lit., «el estanque del<br />

torrente» (un profundo pozo que drenaba el valle del Cedrón, formando<br />

una conducción subterránea, conocido actualmente como «estanque<br />

de Job», aunque este nombre debe de ser una corrupción del antiguo<br />

«estanque de Joab»), y un banquete sagrado (vv. 41ss). Nada se dice<br />

de ello, pero es seguro que Adonías fue ungido rey por Abiatar en el<br />

curso de estas ceremonias. Natán, Benaías y Salomón, que habían sido<br />

excluidos de la unción clandestina, sabían, sin embargo, lo que se estaba<br />

tramando, como los hechos pondrán luego en claro. 10. «Salomón» es<br />

seguramente el nombre de entronización real —una forma abreviada<br />

de «Yahvé guarde su bienestar»—, pues en 2 Sm 12,25 se da su nombre<br />

anterior a la subida al trono, Yedidías, «amado de Yahvé». Era el<br />

segundo hijo de Betsabé (2 Sm 12,24).<br />

11-27. Los vv. 11-27 explican el contragolpe de Natán. La intriga<br />

de Natán, llevada con mano maestra, indicaría que David ya estaba al<br />

tanto de los manejos de Adonías, tendentes a ponerle frente a un hecho<br />

consumado (cf. v. 6); pero debido a su senilidad o a indiferencia no había<br />

dado paso alguno para contrarrestarlo. El plan de Natán se concreta<br />

en sacar a David de su inacción tocando la fibra de su orgullo y de su<br />

amor hacia Betsabé y el hijo de ésta, que corren peligro. Para mover<br />

también a Betsabé, Natán le habla, y ello no es casual, del «hijo de<br />

Jagguit», probablemente rival de aquélla como esposa, cosa que le hará<br />

pensar en el destino que les aguarda a ella y a su hijo si Adonías llega<br />

a triunfar. El consejo que Natán da a Betsabé para que ésta hable a<br />

David insinuándole que Adonías ha llevado adelante su complot a espaldas<br />

del rey tiene por objeto despertar el orgullo de éste. La apelación<br />

al honor de David, con respecto al juramento que se supone que el rey<br />

había hecho en el sentido de que Salomón habría de sucederle, es posible<br />

que se funde en una promesa efectiva (cf. 2 Sm 7,13; 12,25; 1 Re 1,<br />

17.30; 2,15.24). Esto, junto con la insinuación de que David no puede<br />

vacilar en el cumplimiento de sus promesas, va directamente a despertar<br />

aún más el orgullo del rey. El plan de que primero vaya Betsabé ante<br />

el rey, siguiéndola después Natán con la misma historia, consigue el<br />

deseado efecto psicológico: David pasa de la indiferencia a la acción.<br />

28-40. David actúa tarde, pero eficazmente. Da instrucciones detalladas<br />

en cuanto al lugar y la ceremonia en que será ungido Salomón<br />

(cf. De Vaux, IAT 152ss). 38. Precedido por los ministros del rey y<br />

cabalgando sobre la muía real, privilegio que simbolizaba la realeza<br />

(cf. Gn 41,43; Est 6,8), Salomón marcha a Guijón (lit., «el chorro»;<br />

cf. 2 Cr 32,30; 33,14), identificado como el pozo situado en la pendiente<br />

occidental de la colina de Sión, conocido en la actualidad con<br />

el nombre de pozo de Miriam (María). Allí es ungido Salomón por Sadoq<br />

y quizá también por Natán (cf. vv. 34 y 45; también 1 Sm 11,15;<br />

15,13; 2 Re 9,1-6). 39. tocaron la trompeta: El sonido de la trompeta<br />

10:11 1-2 REYES 501<br />

se asocia a la proclamación del nuevo rey. Probablemente se mandarían<br />

también mensajeros que llevasen la noticia de la coronación, a la que<br />

suceden las muestras de alegría por parte del pueblo (cf. v. 40; 2 Re<br />

11,12-20). De esta manera, Salomón, como más tarde ocurriría con<br />

Jotam (2 Re 15,5), sube al trono como corregente con David (cf. De<br />

Vaux, IAT 153). 41. Es significativo que sea el viejo guerrero Joab<br />

quien, por encima del estruendo de los festejos celebrados en En-Roguel,<br />

distante un kilómetro de Guijón, oye el sonido de la trompeta y quizá<br />

comprende inmediatamente el golpe que después viene anunciando Jonatán<br />

(vv. 42ss).<br />

49-53. Estos versos se refieren a la sumisión de Adonías. 49. Temiendo<br />

por su propia vida, Adonías busca asilo sagrado en la tienda<br />

que albergaba el arca y se agarra a lo más sagrado del altar: los cuernos,<br />

que eran rociados con la sangre de los sacrificios (cf. ANE 575; Am 3,<br />

14; Ex 27,lss). El derecho de asilo sagrado era una antigua costumbre<br />

que luego quedaría regulada por la ley (cf. Ex 21,13-14; Nm 35,9ss),<br />

proporcionando un refugio temporal al hombre que había dado muerte<br />

a otro y protegiéndolo contra el vengador de sangre (De Vaux, IAT<br />

227-29). Quizá por razones políticas, quizá por compasión hacia su hermanastro,<br />

Salomón perdona a Adonías, pero por poco tiempo (cf. 2,<br />

13-25).<br />

11 b) MUERTE DE DAVID Y DERROTA DE LA OPOSICIÓN (2,1-46).<br />

3-4. Debido a su manera de expresarse, típicamente deuteronomista, casi<br />

todos los autores consideran que los vv. 3-4 son una adición al relato<br />

original (sobre la autenticidad de todo el pasaje, cf. M-G, Kings, 87ss).<br />

La insistencia del autor en la fidelidad de los reyes hacia la ley de Moisés<br />

como condición indispensable para la pervivencia de la dinastía y del<br />

templo (por ejemplo, 1 Re 3,14; 6,12-13; 11,34) no ha de interpretarse<br />

como una señal de duda por parte del autor en cuanto a la estabilidad<br />

perdurable de la dinastía, tal como Dios había prometido. Estos textos<br />

han de entenderse más bien a la luz de la parte condicional que incluye<br />

esa misma promesa (cf. 2 Sm 7,14b) y como elemento esencial del método<br />

elegido por el autor para explicar el escándalo causado por la destrucción<br />

del templo y el final de la dinastía davídica. Cierto que, como<br />

el autor prueba abundantemente a lo largo de sus discursos interpretativos<br />

(cf. 1 Re 8-9; 11; 2 Re 17; 20,16-18; 21,7-15; 22,15-20; 23,<br />

22-27; 24,3-4) y mediante sus juicios sobre los reyes (passim), aquellos<br />

gobernantes no fueron fieles y, en consecuencia, recibieron un castigo,<br />

primero con la división del reino, después con la destrucción de Israel<br />

y, finalmente, con la ruina del templo y el cautiverio del rey descendiente<br />

de David junto con su pueblo.<br />

5-6. Muchos corrigen el v. 5 para leer: «... cómo vengó en tiempo<br />

de paz la sangre de guerra y manchó de sangre inocente el cinturón de<br />

mis lomos y la sandalia de mis pies». El encargo de liquidar a Joab que<br />

David hace a Salomón puede resultar chocante para nosotros, pero hay<br />

que entenderlo en aquel contexto cultural. Según las creencias de entonces,<br />

el crimen de sangre debía tener su correspondiente venganza (cf. Ex

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