Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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560 1-2 REYES 10:71<br />
obligaron a marchar a Nínive, donde luego sería asesinado. Un redactor<br />
antiguo, o quizá el mismo autor exílico de Re, interpretó el «rumor»<br />
como la noticia de que se aproximaba el ejército egipcio de Tirhacá<br />
(vv. 8-9), e insertó en este punto el relato paralelo, que habla claramente<br />
de la intervención egipcia. El texto dice «cuando oiga un cierto rumor,<br />
retornará a su propio país, etc.», predicción que se cumple cuando Senaquerib<br />
vuelve a Nínive y es asesinado allí, tal como lo refiere 19,<br />
36-37. Si el «rumor» se refiriese a la llegada del ejército de Tirhacá,<br />
también explicaría la retirada de Senaquerib, pues lo cierto es que se<br />
enfrentó al ejército egipcio, pero sin conseguir derrotarlo; sin embargo,<br />
el texto da a entender que fue el «rumor», no el choque con el ejército<br />
egipcio, lo que le obligó a regresar (cf. comentario sobre 19,35).<br />
71 9. Tirhacá: Es el nombre —no egipcio— del tercer soberano de<br />
la XXV dinastía (etiópica) de Egipto (690-664). Puesto que había nacido<br />
en 710, los que prefieren la explicación de una sola campaña para<br />
18,13-19,37 se ven obligados a mantener que Tirhacá, cuando combatió<br />
contra Senaquerib (en 701), sólo tenía nueve años o que este nombre ha<br />
sido erróneamente interpolado en el texto (cf. W. F. Albright, BASOR<br />
130 [1953], 8-11; J. M. Janssen, Bib 34 [1953], 23-43). Pero es mucho<br />
más verosímil que Tirhacá esté relacionado con una segunda sublevación<br />
de Ezequías contra Senaquerib en 689-688. 12. Résef: La moderna Resafa,<br />
al nordeste de Palmira. Edenitas: Pueblo del territorio del moderno<br />
Tell Basher, junto al Eufrates, al sur de Jarán. 14. lo desplegó ante<br />
el Señor: El gesto de Ezequías es una prueba clara y conmovedora de<br />
su fe en la presencia de Dios en el templo (cf. Sal 42,5; 76,3; 84; 122,<br />
1-4). 15. sedente sobre los querubines: Ezequías entró, probablemente,<br />
hasta la presencia inmediata del arca, en el <strong>San</strong>to de los <strong>San</strong>tos.<br />
20. Isaías: El mensaje del profeta es sustancialmente idéntico a su paralelo<br />
de 19,6-7, pero con la adición de un cántico sarcástico (vv. 21-38),<br />
que es semejante al dirigido contra Asiría en Is 10,5ss. 29. Este signo,<br />
al igual que los de Ex 3,12 e Is 7,14, trata de ser una prueba confirmatoria<br />
de la verdad de la predicción en sí, pues la predicción se cumplió<br />
de hecho antes que el signo (cf. v. 35). 32. Los anales de Senaquerib,<br />
en la parte que corresponde a la invasión de 701 (ANET 288), demuestran<br />
que este rey, contrariamente a la profecía que declara «no disparará<br />
una flecha aquí ni... levantará una rampa contra ella», llegó a sitiar<br />
la ciudad, aunque no la conquistó. Por consiguiente, o no habrá de tomarse<br />
la profecía al pie de la letra, o, lo que es más verosímil, habrá<br />
de entenderse referida a una invasión posterior de Judá, quizá en<br />
689-688.<br />
35. ángel: Puede aludir a una peste (cf. 2 Sm 24,15-17). Heródoto<br />
(II, 141) habla de una batalla entre Senaquerib y Setos, en la frontera<br />
de Egipto, durante la cual apareció «una multitud de ratones de campo<br />
que devoró todas las aljabas y las cuerdas de los arcos del enemigo [el<br />
ejército de Senaquerib]... A la mañana siguiente empezaron a luchar<br />
y fueron muchos los caídos...». El relato de Heródoto, fundado en noticias<br />
transmitidas por la tradición, es evidentemente legendario, pero<br />
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ambos relatos, el de Heródoto y el de la Biblia, tienen su origen en el<br />
mismo acontecimiento histórico: una plaga —quizá la peste bubónica-—<br />
que diezmó (cf. 1 Sm 5,6ss; 6,lss) el ejército de Senaquerib, obligando<br />
a éste a replegarse hacia Asiría. 36. Se insinúa que el retorno de Senaquerib<br />
y su ulterior asesinato ocurrieron no mucho después del desastre<br />
mencionado en el v. 35. Es seguro que Senaquerib fue muerto<br />
en 681 por su hijo (ANET 302, 309). Si la liberación de Jerusalén mencionada<br />
en el v. 35 fuese la de 701, entonces habría que poner veinte<br />
años entre ambos acontecimientos; si se trata de la ocurrida en 689-688,<br />
serían solamente siete años, cifra mucho más razonable.<br />
37. Nisrok: Nombre desconocido. Quizá sea una deformación de Marduk<br />
o Ninurta. Ambos son dioses del panteón babilonio. Adrammélek:<br />
Las crónicas babilónicas que hablan del asesinato de Senaquerib (ANET<br />
302, 309) mencionan únicamente el hecho de que fue muerto por su<br />
hijo. Se habla sólo de un hijo, sin citar nombres. En un texto asirio<br />
posterior aparece el nombre Adadmilki-ila, lo que indica que la forma<br />
hebrea correcta debería ser Hadad-mélek (cf. A. Pohl, Bib 22 [1941],<br />
35). Saréser: Quizá aluda a un funcionario llamado Nabu-sar-usur, epónimo<br />
para 682-681. Asarjaddón: El hijo menor que sucedió a Senaquerib,<br />
Asarjaddón (681-670), habla de una conspiración promovida contra<br />
él en 681 por sus hermanos mayores, pero no menciona el asesinato de<br />
su padre (ANET 288-89; cf. H. Kraeling, JPOS 53 [1933], 335-46).<br />
La fuga de los asesinos a Ararat (Armenia) está confirmada por una<br />
declaración del mismo Asarjaddón, según la cual, en el primer año de<br />
su reinado, este monarca persiguió a los jefes de la conspiración hasta<br />
Hanigalbat, región de Armenia.<br />
72 c) ENFERMEDAD DE EZEQUÍAS Y MERODAK-BALADÁN (20,1-21).<br />
El examen interno (vv. 6.15-17) demuestra que los acontecimientos narrados<br />
en el cap. 20 precedieron a los de los caps. 18-19. Algunos sostienen<br />
que Re, originalmente, traía estos sucesos en orden correcto (es<br />
decir, caps. 20, 18, 19), pero que el redactor de Is, al tomarlos de Re<br />
(cf. Is 36-39; Re 18-20), alteró el orden para poner la profecía de Isaías<br />
concerniente a la cautividad de Babilonia (20,16-19) inmediatamente<br />
antes de la sección de Isaías que trata de los desterrados en Babilonia<br />
(caps. 40-55). Se supone que más tarde se cambió el orden de Re (pero<br />
sin razón) para armonizar el orden de éste con el de Isaías. Esta solución<br />
es posible, pero sería más verosímil que el autor de Re, que suele<br />
terminar sus relatos consignando el cumplimiento de las profecías relativas<br />
a la próxima gran catástrofe que amenaza a Israel, Judá o a sus<br />
reyes (cf. 1 Re 11,31-39; 14,6-16; 21,20-24; 22,28; 2 Re 10,30; 17,<br />
19-20; 20,16-18; 21,11-15; 23,26-27), reelaborase intencionadamente<br />
el material tomado de su fuente isaiana, con objeto de que su relato<br />
terminase con una profecía relativa a la caída de Judá. Que el orden<br />
cronológico no le preocupaba es cosa que se demuestra hasta la evidencia<br />
por la manera de tratar los ciclos de Elias y Elíseo. No es de extrañar<br />
que hiciera lo mismo con el ciclo de Isaías.<br />
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