Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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178 ÉXODO 3:41-42<br />
hebreo ríb (querella) del v. 2 prepara la posterior designación del lugar<br />
como «Meribá». Una fuente posterior introduce en el relato Massá (tentación).<br />
Junto con este relato, hay otros dos relacionados también con la marcha<br />
de los israelitas por el desierto y que tienen por tema el agua: el referido<br />
incidente de Mará en Ex 15,22-27 y la crisis de Meribá en Nm 20,<br />
2-13, considerada por algunos como la célebre falta de Moisés por culpa<br />
de la cual se le impidió más tarde entrar en la tierra prometida. Estas versiones<br />
pueden ser simples variantes de un único incidente, pero no poseemos<br />
una respuesta definitiva. Dt 33,8 parece ser favorable a la diversidad<br />
de lugares.<br />
Existe unanimidad en que el Horeb del v. 6 es una adición tardía.<br />
A partir de este incidente, los rabinos forjarían la leyenda de que aquella<br />
roca que manó providencialmente acompañó a los israelitas por el desierto.<br />
Más tarde, san Pablo interpretaría este acontecimiento del Éxodo,<br />
junto con las adiciones rabínicas, como una figura de Cristo (1 Cor 10,4).<br />
41 J) Derrota de Amalee (17,8-16). Este texto nos refiere la primera<br />
actividad militar de los recién liberados hebreos. Pero la victoria iba a<br />
depender bastante de la facultad intercesora de Moisés. Este incidente<br />
hace de él una especie de figura de Cristo mediador. Los amalecitas dominaban<br />
los caminos seguidos por las caravanas que iban de Arabia a Egipto;<br />
por eso se ofendieron ante la intromisión de los hebreos. El incidente es<br />
mencionado en Dt 25,17-19 con una notable omisión. Fiel a su tema de<br />
un solo lugar de culto, D desestima la mención (v. 15) de que Moisés<br />
erigió un altar en aquel sitio. Por primera vez, Josué aparece en el texto<br />
sagrado en el papel de jefe militar. Se le mencionará con frecuencia en Ex<br />
(v. gr., 24,13; 32,17; 33,11), en Nm (v. gr., 11,28; 13,16; 27,18) y, naturalmente,<br />
en Jos. 15. El título Yahweh-nissí, que Moisés dio al altar construido<br />
en Refidim, significa «Yahvé es mi bandera».<br />
42 K) Jetró visita a Moisés (18,1-12). Generalmente se estima que el<br />
capítulo 18 está fuera de su lugar. En 17,1 se nos habla de que los israelitas<br />
acamparon en Refidim, y en 19,1 de su partida de Refidim hacia el<br />
Sinaí. Además, la institución de los jueces en este capítulo está en pugna<br />
con el testimonio de Dt 1, donde se dice que tal institución siguió a la<br />
alianza del Sinaí. En un intento de explicar la colocación de este capítulo<br />
se ha sugerido que un redactor tardío se escandalizó ante la idea de que<br />
un sacerdote madianita sacrificara a Yahvé en el Sinaí después de que Dios<br />
se había revelado a Israel. Para evitar semejante posibilidad, el redactor<br />
trasladó al presente lugar estos acontecimientos posteriores de la alianza.<br />
2. La fuente E menciona dos hijos de Moisés y Séfora: Guersom y Eliezer;<br />
J (2,22) sólo sabía del primero.<br />
6. Los acontecimientos de esta sección tienen lugar cerca del «monte<br />
de Dios». El AT nos dice que Yahvé tiene sólo dos montes santos: el Sinaí,<br />
donde se manifestó a Israel, y Sión, donde habita. Dado que el monte<br />
Sión queda aquí fuera de discusión, se trata evidentemente del Sinaí. Por<br />
su parte, Dt 1,6 relaciona claramente el lugar de la institución de los jueces<br />
con el Horeb (Sinaí).<br />
3:43-44 ÉXODO 179<br />
43 L) Institución de los jueces (18,13-27). Lo que acabamos de decir<br />
sobre el tiempo y el lugar del encuentro con Jetró vale también para la<br />
presente sección. Aquí se manifiesta una clara dicotomía de la autoridad.<br />
Moisés es y sigue siendo el representante especial de Yahvé, el profeta de<br />
Dios para su pueblo. En virtud de este trato con Dios, Moisés va a comunicar<br />
al pueblo la proclamación de unas disposiciones y decisiones divinas<br />
y la promulgación de una conducta recta. En los casos más difíciles suscitados<br />
por algunos individuos (v. 22), es Moisés quien juzga; por el contrario,<br />
en el ejercicio ordinario de la justicia civil, la solución de los casos<br />
corre a cargo de representantes del pueblo (cf. Dt 1,15).<br />
44 III. La alianza (19,1-24,18). Ya hemos dicho que el Éxodo —precisamente<br />
como conjunto de elección, liberación y alianza— constituye<br />
el dogma cardinal de la religión del AT. En esta sección analizaremos el<br />
último de esos elementos esenciales. En los presentes capítulos aparecen<br />
dos temas de especial importancia: el Decálogo (o diez mandamientos)<br />
y el Libro de la Alianza, que constituye la expresión jurídica y el desarrollo<br />
surgido de la alianza. Nos hallamos ante un hecho histórico fundamental:<br />
el único tratado hecho por Dios todopoderoso con el pueblo de Israel.<br />
Es un dato del que depende en lo sucesivo toda la religión de Israel.<br />
Pero nos equivocaríamos si supusiéramos que estos capítulos ofrecen<br />
una relación científica de los acontecimientos del Sinaí. Los autores modernos<br />
están de acuerdo en afirmar que estas gestas, que presentan a Israel<br />
como sin igual, vinieron a ser la base de una especial representación<br />
litúrgica. Mediante esta actualización litúrgica, aquellos mismos acontecimientos<br />
eran revividos por el pueblo. Por tanto, una buena parte de la<br />
descripción no es un informe histórico, sino más bien una interpretación<br />
teológica de los acontecimientos tal como éstos fueron luego actualizados<br />
para el pueblo de Israel. No olvidemos, sin embargo, que la base de estas<br />
descripciones es un contacto real entre Yahvé e Israel.<br />
La noción de alianza ha sido notablemente enriquecida en la moderna<br />
investigación del AT. Desde antiguo se admite la idea de que la alianza<br />
implica un pacto en el que se establece una serie de obligaciones y derechos<br />
recíprocos. Pero ahora la alianza de Israel con Yahvé ha sido estudiada<br />
a la luz de la cultura contemporánea del Próximo Oriente, gracias al<br />
estudio básico de G. E. Mendenhall (Law and Covenant in Israel and the<br />
Ancient Near East [Pittsburgo, 1955]), que señala las semejanzas con<br />
los tratados hititas de vasallaje. El alcance de estos descubrimientos se<br />
estudia en otra parte (—> Aspectos del pensamiento veterotestamentario,<br />
77:76-92, especialmente 79-80, 86). Aquí indicaremos simplemente las<br />
características esenciales del tratado de vasallaje que tienen relación con<br />
el texto del Ex: el preámbulo, que identifica al gran rey (Ex 20,2); el<br />
prólogo histórico (en forma yo-tú), que enumera los beneficios dispensados<br />
al vasallo en el pasado por el gran rey; las estipulaciones (en particular,<br />
la prohibición de tratados con otras naciones); la lectura pública;<br />
una lista de los dioses que intervienen como testigos; una relación de maldiciones<br />
y bendiciones. (Cf. un resumen de la cuestión en D. J. McCarthy,<br />
CBQ 23 [1965], 217-40).