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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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404 JOSUE 7:59-60<br />

texto es un reflejo de la reforma incompleta de Josías, que trasladó a<br />

Jerusalén los sacerdotes que estaban en los santuarios de Judá (2 Re<br />

23,8; la presencia de algunas ciudades judaítas en la lista muestra que<br />

el proyecto no se completó) y dio muerte a los sacerdotes de Samaría<br />

(2 Re 23,19-20). De Vaux (IAT 474) pone en duda la historicidad de<br />

2 Re 23,19-20 y pregunta si Noth no actúa arbitrariamente al aceptar<br />

sin reservas este texto, mientras pone limitaciones a 2 Re 23,8. De Vaux<br />

intenta conciliar las posiciones de Bright y Noth mediante una hipótesis<br />

bastante convincente: la lista contiene aquellas ciudades donde vivían<br />

familias levíticas, además de las que habitaban en los grandes santuarios<br />

de la época. El vacío que se observa en Judá puede explicarse por la<br />

absorción de los levitas vecinos a Jerusalén en el equipo del templo,<br />

mientras que el vacío de Samaría se explica análogamente por el desarrollo<br />

del santuario oficial del norte en Betel (cf. 1 Re 12,29-33).<br />

Así, pues, este capítulo puede basarse en un documento preexílico,<br />

pero manifiesta decididamente una extensa reelaboración posexílica. En<br />

primer lugar, el territorio está dividido entre los clanes que representan<br />

a los tres hijos de Leví: los quehatitas, guersonitas y meraritas (cf. también<br />

1 Cr 6,1). Noth sospecha que la división pertenece a la antigua<br />

tribu profana de Leví; pero parece que esta división de Leví es el resultado<br />

de una composición o redacción posexílica. En segundo lugar,<br />

el clan de los quehatitas se subdivide en descendientes de Aarón (sacerdotes)<br />

y demás quehatitas (levitas menores). Esta distinción de los dos<br />

grupos es posexílica. Los dos grupos aparecen todavía enumerados dentro<br />

del mismo clan; la distinción entre ellos es aún más radical en Nm<br />

3-4, donde Aarón, aunque considerado de origen levítico, no es incluido<br />

en la genealogía de los levitas, todos los cuales, incluidos los quehatitas,<br />

son ministros suyos. La asignación de estas ciudades a los distintos clanes<br />

levíticos era quizá puramente teórica, sobre todo una vez que las<br />

funciones de los levitas fuera de Jerusalén habían sido notablemente<br />

reducidas. (—»Instituciones religiosas, 76:33-34).<br />

60 Otro paso en la evolución es la mención de las demás tribus<br />

israelitas por su nombre. Esta obedecía probablemente a la división de<br />

las ciudades entre los clanes levíticos, dado que la desacostumbrada<br />

agrupación de las tribus en los vv. 6-7 sólo se entiende si un redactor<br />

tardío estaba ya condicionado por esa previa división (en Jue 18,30 hay<br />

cierta conexión entre Guersón y Manases; sin embargo, «Manases» es<br />

una alteración masorética de «Moisés»). Esta evolución también parece<br />

ser teórica en gran medida: el redactor introduce a las tribus desaparecidas<br />

de Simeón y Dan meridional; no duda en enumerar a tribus no<br />

contiguas dentro del mismo clan (cf. el resumen de los vv. 6-7); y, dato<br />

más importante, asigna cuatro ciudades a cada tribu. Aunque de hecho<br />

no todas las tribus tienen cuatro ciudades, es imposible evitar la impresión<br />

de que un redactor intentó una división de ese tipo, particularmente<br />

cuando examinamos el texto paralelo de 1 Cr 6,39-66. Allí encontramos<br />

una cuarta ciudad para Efraím (dado que Siquem, en el v. 21, es<br />

una adición aún más tardía) y posiblemente también para Neftalí. Si<br />

7:60-61 JOSUE 405<br />

consideramos Hebrón como una adición a la lista de Judá-Simeón, entonces<br />

tenemos las ocho ciudades necesarias para estas dos tribus.<br />

La eliminación de Siquem y Hebrón, ambas «ciudades de asilo», de<br />

entre las cuarenta y ocho ciudades originalmente distribuidas entre las<br />

doce tribus plantea un difícil problema sobre la relación de las ciudades<br />

de asilo con las ciudades levíticas. Debido a que los textos independientes<br />

que se refieren a las ciudades de asilo no las relacionan con las ciudades<br />

levíticas, la asociación de unas a otras en este texto parece obedecer<br />

a una evolución tardía. Al parecer, ésta siguió a la división de las<br />

cuarenta y ocho ciudades originarias entre las tribus israelitas. Esa lista<br />

contendría originariamente los nombres de las ciudades de asilo, excepto<br />

Hebrón y Siquem. Una vez que la lista original fue dividida entre las<br />

doce tribus, enumeradas en los vv. 4-7, un redactor añadió las notas que<br />

identificaban las ciudades de asilo como tales y completó la lista añadiendo<br />

Hebrón y Siquem; pero esta adición perturbaba la división originaria<br />

de cuatro ciudades por tribu. Por otra parte, la lista parece haber<br />

experimentado varios cambios debidos a errores de escribas o, como<br />

indica Noth, a intentos redaccionales de identificar lugares cuyos nombres<br />

habían dejado de ser familiares (cf. numerosas variantes en 1 Cr<br />

6,39-66). Una vez que Jos 21 contenía cuarenta y ocho ciudades, un escriba<br />

anotó los totales tras la enumeración de cada tribu; en el caso de<br />

Judá-Simeón y Neftalí, ya no había cuatro ciudades por tribu. A este<br />

estadio redaccional definitivo pertenecen los vv. 4-8, que, además de<br />

resumir el último estadio redaccional de la lista, se extiende en el v. 3<br />

(repetido sustancialmente en el v. 8) y da más énfasis a la distribución<br />

por sorteo. Tal estadio último del texto se refleja en Nm 35,1-8, pasaje<br />

que se refiere a las seis ciudades de asilo (v. 6), al total de 48 (v. 7)<br />

y, al parecer, también a la desigual distribución de las ciudades entre las<br />

tribus (v. 8). Este texto revela también el carácter teórico de la lista al<br />

separar una zona de pastos fuera de cada ciudad sin tener en cuenta la<br />

topografía de cada una (vv. 4-5).<br />

61 1-2. Esta parte de la introducción es claramente una nota P<br />

(cf. 14,1 y 19,51). La distinción tardía entre los «hijos de Aarón» y los<br />

levitas es clara en el v. 1, pues Eleazar era descendiente de Aarón (1 Cr<br />

6,1-3). que se nos dieran ciudades: El sentido original no es, naturalmente,<br />

que sólo los levitas habitaran en ellas, aunque sí podría ser el<br />

sentido posterior (cf. v. 12). pastos: No hay duda de que éstos eran<br />

propiedad común de la ciudad. 3. Este versículo parece más antiguo<br />

que los vv. 1-2, puesto que son los israelitas quienes distribuyen el territorio<br />

(cf. también 14,1.5; 19,49). 4. Los sacerdotes reciben la zona<br />

más cercana a Jerusalén; esta distribución es teórica, porque el lugar<br />

de los «descendientes de Aarón» estaba sólo en Jerusalén. 11-12. Estos<br />

versículos intentan conciliar la entrega de la ciudad a los levitas y también<br />

Caleb (15,13). 21. Si Noth ha identificado correctamente Mikmetat<br />

al sudeste de Siquem (17,7), entonces Siquem estaba en Manases. Dado<br />

que ésta pertenece a la región montañosa de Samaría, ausente de la<br />

lista, y dado que podemos contar cuatro ciudades para Efraím sin nece-

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