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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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244 LEVITICO 4:42<br />

en la vida israelita; el siervo asalariado (sakir), empleado a jornal para<br />

una tarea concreta. En cambio, los esclavos formaban parte de la familia,<br />

tanto si habían sido comprados como si habían nacido esclavos en la<br />

casa (pero esta última categoría, yHidé bayt, podía tener cierta amplitud,<br />

pues abarcaba a todas las personas afectas a una casa como esclavos,<br />

los cuales, sin necesidad de vivir en la misma casa, tenían ciertas obligaciones<br />

para con su señor; cf. Gn 14,14). La hija del sacerdote casada<br />

con un laico pertenecía a la familia laica, no a la clerical, y estaba, por<br />

tanto, excluida. Pero si volvía a la casa paterna viuda o divorciada y<br />

sin hijos, recuperaba sus derechos. Si un laico comía inadvertidamente<br />

algún alimento sacrificial, incurría en una culpa objetiva y estaba obligado<br />

a restituir de acuerdo con el valor calculado más una quinta parte<br />

adicional como castigo por su descuido. Los vv. 15-16 exhortan a los<br />

sacerdotes a que eviten toda profanación derivada de abusos en estas<br />

materias y no incurran en culpa permitiendo a las personas no habilitadas<br />

comer del sacrificio.<br />

La sección sobre las víctimas inaceptables (17-30) presenta una clasificación<br />

de los sacrificios propia del Código de <strong>San</strong>tidad, más primitiva<br />

que la que hallamos en los capítulos iniciales del Lv. Se distingue principalmente<br />

entre holocaustos (18) y sacrificios de comunión (íHámím,<br />

v. 21), cada uno de los cuales puede ofrecerse a título de sacrificio<br />

votivo (fruto de un voto o una promesa) o de sacrificio voluntario (espontáneo<br />

e independiente de todo compromiso previo). Como en el<br />

código sacrificial (caps. 1-7), las víctimas animales destinadas a tales<br />

oblaciones debían carecer de todo defecto. No obstante, el v. 23 (que,<br />

comparado con el tono universal de los versículos anteriores, parece ser<br />

una adición secundaria) introduce una excepción al permitir ciertos defectos<br />

en el sacrificio voluntario, dado que éste se ofrecía puramente<br />

por motivos de devoción. La especial alusión a las partes genitales del<br />

animal en el v. 24 refleja la reverencia de los semitas hacia la facultad<br />

procreadora.<br />

La ofrenda de ganado vacuno o de ganado menor era inaceptable<br />

antes del octavo día después del nacimiento (27). Es la misma ley que<br />

hallamos en el Libro de la Alianza (Ex 22,29) con respecto al animal<br />

primogénito. Esta prohibición se explica teniendo en cuenta que el animal<br />

recién nacido depende por completo de su madre durante ese tiempo;<br />

además, el pequeño animal, al no ser todavía apto para el alimento<br />

humano, tampoco constituye una ofrenda adecuada para el Señor. La<br />

prohibición contra la inmolación simultánea de una vaca u oveja junto<br />

con su cría (28) es enigmática, pero quizá tenga una nota polémica<br />

contra las prácticas cananeas de honrar a la diosa de la fecundidad mediante<br />

el sacrificio del animal recién nacido junto con su madre, la<br />

fuente de su vida. La tercera forma de sacrificio de comunión, el sacrificio<br />

de acción de gracias, no mencionado hasta aquí en el capítulo, pero<br />

sí en el código sacrificial junto con el sacrificio votivo y el voluntario<br />

(cf. comentario a 7,11-21), debe ser comido el mismo día del sacrificio<br />

(30), norma establecida con igual fuerza en 7,15.<br />

4:43-44 LEVITICO 245<br />

43 G) El año litúrgico (23,1-44). Este capítulo, que pertenecía al<br />

código original, en su forma primitiva se refería solamente a las tres<br />

fiestas principales —Pascua y Ázimos (4-8), Pentecostés (16-21) y fiesta<br />

de las Tiendas (34-36)— y tenía su propia conclusión (37-38). Compárese<br />

Ex 23,14-17; 34,18.22-23; Dt 16,1-17. Posteriormente, los redactores<br />

del Código de <strong>San</strong>tidad añadieron el precepto del sábado (3), las<br />

normas de 10-15, el Día de la Aclamación (23-25), el Día de la Expiación<br />

(26-32), las directrices adicionales para la fiesta de las Tiendas<br />

(39-43) y una nueva conclusión (44). Por lo que se refiere a la observancia<br />

del sábado, véase el comentario a Ex 20,8-11.<br />

44 a) PASCUA Y ÁZIMOS (23,4-14). Esta solemnísima conmemoración<br />

del Éxodo, que se celebraba en la tarde del día 14 del primer mes,<br />

Nisán (marzo-abril), tiene su engarce histórico en Ex 12. Allí, como<br />

aquí, la Pascua va unida a la fiesta de los Ázimos (tnassót). Esta última<br />

comenzaba el día siguiente a la Pascua y se prolongaba siete días, con<br />

una asamblea solemne y abstención de todo trabajo los días primero y<br />

último y con determinados sacrificios que se ofrecían cada día de la<br />

semana (Nm 28,16-25). Era una fiesta agrícola, que los hebreos habían<br />

tomado de los cananeos y que celebraban en honor de Yahvé, Señor de<br />

la recolección, al tiempo de la cosecha primaveral de la cebada. Originariamente,<br />

la Pascua y los Ázimos eran dos fiestas completamente distintas,<br />

pero su celebración casi simultánea y la circunstancia de que la<br />

Pascua, al igual que los Ázimos, se convirtiera en una fiesta de peregrinación<br />

(Dt 16,5ss) al tiempo de la reforma deuteronomista (621),<br />

dieron como resultado una fusión de ambas. Como se indica en el<br />

v. 6b, el pan de las massót era sin levadura, es decir, sin mezcla alguna<br />

de masa procedente de la anterior cosecha. Así, empleando pan totalmente<br />

hecho de grano nuevo, la fiesta señalaba un nuevo comienzo;<br />

además, durante la primera semana se comían las primeras espigas recogidas<br />

y se ofrecían cada día especiales sacrificios.<br />

Antes de su fusión con la Pascua, la fiesta de los Ázimos no tenía<br />

una fecha fija, sino que comenzaba cuando la cosecha estaba madura.<br />

Esta situación se refleja en los vv. 9-14, que presentan el rito para la<br />

ofrenda de las primicias. La fiesta comenzaba en sábado con las prácticas<br />

mencionadas en el v. 7. El día siguiente al sábado, al comienzo<br />

de la semana laboral, el dueño de la tierra entregaba al sacerdote una<br />

gavilla de grano, que era «agitada» o «mecida» (cf. comentario a 7,30)<br />

como ofrenda ante el Señor. Además se hacía una oblación comunitaria<br />

consistente en el holocausto de un cordero y en una ofrenda cereal y<br />

líquida. Antes de esta presentación ante el Señor estaba prohibido dedicar<br />

a usos ordinarios el grano de la nueva cosecha (14). Esa primera<br />

gavilla ritual es una adición posexílica al Código de <strong>San</strong>tidad, si bien<br />

el material es anterior. Dado que al tiempo de su inserción la fecha<br />

de los Ázimos ya no era variable, sino que llevaba mucho tiempo unida<br />

a la Pascua, y ésta caía el 15 de Nisán, la referencia del v. 11 al sábado<br />

—si bien fue motivo de gran discusión en el judaismo posterior— se<br />

convirtió probablemente en una referencia al día de la fiesta propiamente

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