Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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80 GÉNESIS 2:40-42<br />
único, supremo señor de la situación, decreta el diluvio a causa del pecado<br />
del hombre. Noé es salvado a causa de su justicia. Por tanto, la diferencia<br />
fundamental entre el relato bíblico y los relatos paganos reside en la interpretación<br />
religiosa de esta catástrofe natural, y en esto el primero es infinitamente<br />
superior.<br />
G. Lambett, II n'y aura plus jamáis de déluge: NRT 77 (1955), 581-601, 693-724.<br />
40 a) (7,1-5). El relato de la construcción del arca no ha sido conservado<br />
por J. Este comienza inmediatamente con la orden de Dios a Noé<br />
para que entre en el arca. Noé es hallado «justo» delante de Dios, como P<br />
había hecho notar (6,9). La distinción ritual entre animales puros e impuros<br />
era ya un rasgo de la religión de Israel en la época en que escribió J.<br />
Como en otros casos (por ejemplo, 4,2-4), J introduce un anacronismo al<br />
poner la distinción en el pasado (vv. 2-3); P es más cuidadoso en este<br />
aspecto (cf. 6,19-20). Como en el poema de Guilgamesh, la tempestad comenzará<br />
el séptimo día (v. 4a). Excepto por lo que se refiere al nombre<br />
de Dios (aquí Yahvé), el v. 5 es casi idéntico a 6,22 (Elohím); en ambos<br />
casos se pone de relieve la obediencia de Noé.<br />
41 b) (7,6-24). 6. El interés por la cronología descubre una inserción<br />
tomada de P. 7-10. Aunque fundamentalmente pertenece a J, este<br />
pasaje ha sido retocado a la luz de P; «tus hijos (los de Noé), tu mujer y<br />
las mujeres de tus hijos» es una expresión característica de P (6,18);<br />
J dice «toda tu casa» (7,1). En los vv. 8-9, la distinción entre puro e impuro<br />
(J) se combina con la referencia (P) a una pareja de cada especie<br />
animal (cf. 6,19-20 y 7,2-3). «Dios» (Elohím) es también característico<br />
de P. 11. Junto con la indicación cronológica, la descripción de la causa<br />
del diluvio es también claramente P. Se pone de relieve la naturaleza<br />
cósmica de la inundación, lo mismo que la creación había tenido una<br />
ordenación cósmica. El pecado del hombre ha destruido ese orden, y<br />
resulta el caos (1,2). 12. El punto de vista de J es menos trascendente:<br />
el diluvio es causado por la «lluvia». 13-16a. Esta es la versión original<br />
de P sobre la entrada en el arca (cf. 7,7-9). 16b. «Y el Señor cerró la<br />
puerta tras él». Este audaz antropomorfismo de J (nótese también el<br />
nombre de «Yahvé») subraya la acción decisiva de Dios en la historia de<br />
la salvación. 17. La primera parte del versículo, atribuida a P, es probablemente<br />
una adición redaccional basada en J (7,4). 18-21. Con un típico<br />
interés por las cifras (cf. v. 20), P señala la extensión de la inundación.<br />
Las aguas están aquí casi personificadas; «subieron más y más» (lit., «crecieron<br />
muy fuerte»). Son las fuerzas del caos. Nótese una vez más el<br />
punto de vista cósmico. 22-23. J pormenoriza menos los efectos del diluvio;<br />
su punto de vista es más terrestre. 24. En P, la cronología es precisa<br />
y de acuerdo con 7,11 y 8,4. El diluvio dura cinco meses, o ciento cincuenta<br />
días (cf. 8,3b).<br />
42 c) (8,1-5). l-2a. En una desacostumbrada concesión a lo antropomórfico,<br />
P dice que Dios «se acordó» de Noé. Era necesario para proseguir<br />
la historia de la salvación. El «viento» (rúah) tiene aquí un efecto<br />
2:42-43 GÉNESIS 81<br />
salvífico (cf. 1,2). (Para el v. 2a, cf. 7,11). 2b-3a. En J, la lluvia es contenida<br />
y las aguas se retiran (cf. 7,12). 3b-5. Una vez más vemos la precisa<br />
cronología de P. Según el calendario solar perpetuo —adoptado, al<br />
parecer, por la escuela sacerdotal posexílica (cf. A. Jaubert, La date de la<br />
Cene [París, 1957])—, el primer descenso de las aguas tuvo lugar en<br />
miércoles (v. 5b). Se trata de acontecimientos «liberatorios» (cf. 12,40-51<br />
y Nm 33,3, donde la salida de Egipto y la partida de Ramsés ocurren en<br />
miércoles; ambos pasajes pertenecen también a la fuente P). El arca «se<br />
posó» (nüah, juego verbal con el nombre de Noé) en las montañas de<br />
Ararat (en la actual Armenia) en viernes, el día de las «llegadas» para P<br />
(cf. Jos 4,19; Esd 7,9b).<br />
d) (8,6-22). 6-12. La escena recuerda el relato de Utnapistim.<br />
Las aves eran utilizadas frecuentemente por los antiguos para fines semejantes.<br />
Adviértanse los detalles y la viveza de J: incertidumbre, humanidad<br />
de Noé (v. 9c), climax (v. 11) y anticlímax (v. 12). La historia de<br />
la salvación participa de tales características. 13-19. Excepto el v. 13b,<br />
el pasaje pertenece a P. El interés por la cronología, el nombre divino, la<br />
repetición y la no distinción de animales son otros tantos rasgos característicos.<br />
Los dos días indicados en 8,13a.14 son miércoles, el día de la<br />
«liberación» según P (cf. 8,3b-5); el primer día (v. 13a) participa, por<br />
anticipación, del acontecimiento del Éxodo, que también tuvo lugar el<br />
primer día del año nuevo (cf. Ex 12,40-42). En P, la iniciativa es siempre<br />
de Dios (v. 15); comienza una nueva época, una nueva creación (cf. 8,17<br />
y 1,28). «El juicio escatológico del mundo por el diluvio está suspendido<br />
como un telón de hierro entre la edad de este mundo y la del primer<br />
esplendor de la creación» (Von Rad, op. cit., 126). 20-22. En J, el relato<br />
del diluvio termina con un énfasis en el hombre y en la restauración de<br />
su vida con Dios. La distinción de animales (v. 20), el ofrecimiento de un<br />
sacrificio (aquí son empleados por vez primera los términos «altar» y<br />
«holocaustos») y los antropomorfismos son datos familiares. La expresión<br />
«el Señor olfateó el suave olor» (v. 21) puede compararse con «los dioses<br />
olfatearon el suave olor» del relato babilónico; la frase es un elemento<br />
persistente en la antigua tradición del diluvio. Compárese la inclinación<br />
del hombre al mal en el v. 21 con 6,5-6s: el hombre no ha cambiado, pero<br />
la firme voluntad salvífica de Dios dicta ahora misericordia y decide continuar<br />
la historia de la salvación. Como es usual en J, esta misericordia<br />
está simbolizada en la naturaleza (v. 22; cf. 3,17-19): el ritmo de los días<br />
y las estaciones no se verá perturbado de nuevo.<br />
43 I) Alianza con Noé (9,1-17) (P). Según P, la primera época en la<br />
ilivisión de la historia del mundo termina con el diluvio. Ya no subsistían<br />
lus condiciones ideales de esta época, marcada por una alianza implícita<br />
con el primer hombre (cf. 1,28-30). La segunda época, marcada por la<br />
nlinnza con Noé, supone el desorden teológico introducido por el pecado<br />
r introduce como normales las adversas condiciones de vida que encuentra<br />
lodo hombre. Este pasaje, de gran reflexión y profundidad religiosa, pre-<br />
Nciitu un importante estadio de la teología P de la historia. 1. La nueva<br />
¿pocu, a pesar de sus inherentes deficiencias producidas por el pecado,<br />
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