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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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422 JUECES 8:12-13<br />

castigo por las infidelidades pasadas (2,lb-5a) y una fuente de castigo<br />

por los pecados futuros (2,11-19). En 3,2 aparecen huellas de una explicación<br />

más antigua del fracaso en la conquista.<br />

6-10. Este pasaje repite a Jos 24,28-31 en la secuencia 24,28.31.<br />

29-30. Dada la inserción de 1,1-2,5, era necesario repetir Jos 24,28-31<br />

como conclusión de la conquista y preparación del subsiguiente relato<br />

de la ocupación. Estos versículos informan de lo sucedido después de<br />

la gran renovación de la alianza en Siquem (Jos 24,1-27; cf. J. L'Hour,<br />

RB 69 [1962], 5-36, 161-84, 350-68). Josué fue enterrado en Timnat-<br />

Séraj (Jos 19,49-50; 24,30) o Timnat-Jeres (Jue 2,9); el primero de<br />

estos nombres se emplea probablemente para evitar el segundo, que es<br />

pagano. 11-19. Hay pruebas de que en esta afirmación de la tesis deuteronomista<br />

se combinan dos tradiciones: 2,12.14b-15.18-19 (D) y 2,<br />

13.14a.16-17 (no D). En el proceso de combinación resulta oscuro el<br />

ritmo de pecado, castigo, arrepentimiento y liberación, según el cual<br />

son estructurados los relatos de cada uno de los jueces (3,7.12; 4,1;<br />

6,1; 8,33; 10,6) y es interpretada la historia de todo el período. Hay<br />

tradiciones divergentes sobre el efecto de la acción de los jueces: inutilidad<br />

(2,6-17) y fidelidad temporal (2,18-20). Además, el «gemido» de<br />

dolor y arrepentimiento que se esperaría después de 2,16 aparece, y<br />

sólo incidentalmente, en 2,18b (cf. 3,9.15; 4,3; 6,6; 10,10). Así, pues,<br />

el redactor que interpreta las gestas de los jueces actúa de acuerdo con<br />

una serie de tradiciones que precedieron a su propia obra.<br />

13 El núcleo de las obligaciones que la alianza imponía a Israel, basado<br />

en la gratuita liberación de la esclavitud egipcia por parte de Yahvé,<br />

era la fidelidad al propio Yahvé; todas las demás estipulaciones<br />

dependían de este primer mandamiento. La idolatría, en concreto, significaba<br />

una sumisión a los Baales de Canaán (2,11) o a la pareja matrimonial<br />

de divinidades masculinas y femeninas de los cultos de la<br />

fertilidad, los Baales y las Astarot del país (2,13). Estos dos nombres<br />

se emplean muy a menudo en el AT como denominaciones generales<br />

de los dioses y diosas de los cananeos; más propiamente, Baal es la divinidad<br />

principal de los textos de Ras Shamra (W. F. Albright, CBQ 7<br />

[1945], 5-31), y Astarot (o Astarté), la diosa-madre, es su consorte y<br />

la diosa de la fertilidad. El pecado de idolatría provoca un castigo mediante<br />

la opresión por parte de las naciones circundantes (2,10-15). La<br />

función del juez carismático como liberador o salvador (2,16.18) le convierte<br />

en el instrumento por medio del cual es vengada la justicia del<br />

Dios de la alianza. El redactor de Jue no acepta la tradición de que el<br />

pueblo no siguió a los jueces (2,16-17); él escribe 2,18-19 como su propia<br />

tesis y la pone al lado de la primera afirmación. 20-21. Estas palabras<br />

reflejan la teología de 2,lb-5a más que la de 2,11-19; vuelven al<br />

problema de las poblaciones indígenas de Canaán todavía no conquistadas,<br />

las cuales siguen existiendo dentro de las fronteras de la tierra<br />

prometida, debido a que Yahvé las utiliza como castigo por las repetidas<br />

infidelidades de Israel. 22-23. Esta tradición difiere de la consignada en<br />

2,20-21; aquí las naciones persisten al lado de Israel como una prueba<br />

8:14-15 JUECES 423<br />

divina para que el pueblo muestre su fidelidad. Es una tradición que<br />

representa otra interpretación teológica de los mismos hechos; la encontramos<br />

de nuevo en 3,1.4, y parece pertenecer al estrato no D incorporado<br />

a 2,11-19 (compárese 2,17 con 3,4).<br />

3,1. Este versículo continúa la explicación de la «prueba» aludida<br />

en 2,22-23. 2. Esta evidente adición ofrece otra explicación más de los<br />

mismos hechos: las naciones subsistían para enseñar el arte de la guerra<br />

a una nueva nación de israelitas. 3. Sigue la lista de los habitantes de<br />

Canaán no conquistados todavía. Los «cinco príncipes» son los de las<br />

ciudades de Gaza, Asdod (Azoto), Ascalón, Gat y Ecrón (Jos 13,3). La<br />

expresión «todos los cananeos» no tiene la misma extensión que en<br />

Jue 1; aquí se refiere sólo a la población que Israel no había sojuzgado,<br />

especialmente a la de las llanuras (Jos 13,4). En vez de jiveos (Jos 9,7)<br />

se debería leer «hititas» (1,26; Jos 11,3), de los cuales sólo se indica la<br />

frontera meridional, y más exactamente en Jos 13,5. El escritor reivindica<br />

para Israel toda la llanura costera, las tierras bajas de los filisteos<br />

en el sur y los territorios hititas del Líbano en el norte, pero admite<br />

que Israel no posee todo esto. 4. Este versículo expresa la perspectiva<br />

teológica de 2,22-23; 3,1. 5-6. Una repetición, en general, de 3,1.3-4.<br />

Culmina perfectamente la interpretación deuteronomista de 2,12.14b-15.<br />

18-21 (cf. Dt 7,3-4; Jos 23,12). La mayor parte de estos nombres ya<br />

han sido mencionados (1,4.21.26.34-35; 3,3); se trata de una lista estereotipada<br />

(Ex 3,8; Dt 20,17).<br />

14 III. El Libro de los Doce Jueces (3,7-16,31). En su forma actual,<br />

3,7-16,31 contiene seis jueces mencionados con cierto detalle y<br />

otros seis simplemente mencionados de paso.<br />

A) Otniel (3,7-11). El autor dispone de poca información sobre<br />

las hazañas de Otniel (1,13-15; cf. H. Hansler, Bib 11 [1930], 391-418;<br />

12 [1931], 3-26, 276-96). Al parecer, conocía únicamente una victoria<br />

de Otniel sobre Kusán-Riseatáyim y dio cuerpo al relato a base de la<br />

teología deuteronomista de Jue 2,11-19: pecado (3,7), castigo (3,8),<br />

arrepentimiento (3,9) y liberación (3,10-11). El pecado era de idolatría<br />

con «los Baales y las Aserot»; este último término es otro nombre de<br />

Astarté (2,13), pero se empleaba también para designar los símbolos<br />

cultuales de madera que aludían a la diosa y se alzaban junto al altar<br />

(6,25.28.30). El castigo es la opresión por obra de Kusán-Riseatáyim<br />

(E. Taubler, HUCA 20 [1947], 137-42), nombre irónico que significa<br />

«Kusán el del doble mal». En Hab 3,7, Kusán aparece en paralelismo<br />

con la tierra de Madián; se dice que, en lugar de Aram Naharáyim<br />

(v. 8) y Aram (v. 9), debemos leer «Edom». Por tanto, el texto se<br />

refería originariamente a una invasión de los edomitas nómadas en el<br />

territorio de Judá-Simeón. De este modo abría el libro un juez procedente<br />

de Judá, y la escasez de información tradicional sobre él sirvió<br />

mejor para ejemplificar la tesis deuteronomista en 3,7-11.<br />

15 B) Ehúd (3,12-30). Las hazañas de Ehúd (E. Auerbach, ZAW 51<br />

[1933], 47-51; E. G. H. Kraeling, JBL 54 [1935], 205-10) aparecen<br />

encuadradas en la interpretación usual de pecado (3,12a), castigo (3,12b),

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