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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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794 JEREMÍAS 19:4-5<br />

antecesor, Oseas (cf. K. Gross, Díe literarische Verwandtschaft Jeremías<br />

mit Hosea [Berlín, 1930]), insiste en que la alianza es fundamentalmente<br />

una cuestión de amor entre Yahvé e Israel, amor que se simboliza<br />

por la unión del hombre y la mujer en el matrimonio. Si el pueblo elegido<br />

no se convierte de la idolatría, la invasión catastrófica procedente<br />

del norte será la venganza de Yahvé por semejante actitud adulterina.<br />

Es posible que Jeremías no supiera aún con toda certeza en esta primera<br />

época quién podría ser este invasor. Pensamos también, con un cierto<br />

número de exegetas, que por entonces Jeremías esperaba la restauración<br />

del reino del norte (caps. 30-31).<br />

En 621, Josías emprendió una reforma radical en su reino con<br />

motivo del descubrimiento de la ley. Jeremías, ciertamente, aprobó la<br />

determinación del rey (11,1-14), y éste es seguramente el motivo de<br />

que se nos hable tan poco de él hasta que ocurrió su muerte en 609.<br />

La verdad es que no podemos asignar ninguno de los oráculos del profeta<br />

a este período. Suponemos que entonces se impuso el ideal que<br />

predicaba Jeremías.<br />

Con la subida de Yoyaquim al trono se abre un nuevo período en<br />

la vida de Jeremías. La reforma fue rápidamente eclipsada por un retorno<br />

masivo a la idolatría. En el terreno político fue el partido proegipcio<br />

el que se alzó en el poder. Jeremías volvió a denunciar la idolatría<br />

y la observancia superficial de los ritos de la alianza. La amenaza<br />

de guerra se hizo más inminente. Cuando Babilonia derrotó a Egipto en<br />

Karkemis, en 605, Jeremías supo quién sería el invasor. Aquel mismo<br />

año Jeremías dictó a Baruc todos sus oráculos preliminares, y éste los<br />

puso por escrito en un rollo, como una advertencia solemne y última<br />

dirigida al pueblo y a sus jefes (cap. 36). Las palabras proféticas de<br />

este tercer período aparecen, sobre todo, en los caps. 7-20.<br />

5 Aunque las advertencias de Jeremías eran terminantes, Yoya­<br />

quim no cambió nada en absoluto sus designios políticos y religiosos.<br />

Podemos afirmar que durante la última fase de este reinado (605-598)<br />

el profeta debió sufrir una fuerte oposición y hasta una severa persecución.<br />

Tuvo entonces una crisis interior de fe en su misión y en su<br />

Dios, descrita en unos poemas líricos que han sido llamados sus «confesiones»<br />

(cf. ll,18ss). Estos poemas se hallan ahora dispersos en los<br />

caps. 11-20.<br />

El último período de la vida de Jeremías va desde la primera caída<br />

de Jerusalén (597) hasta su muerte en Egipto, poco después de la ruina<br />

definitiva de Judá (587). Sedecías había sido incapaz de controlar el<br />

poder; en realidad, fueron los partidos políticos las fuerzas efectivas<br />

que llevaron al reino hasta su ruina final. Nunca se había mostrado Jeremías<br />

tan activo en el terreno político como en esta última década.<br />

El rey confiaba en él y trató de salvarlo de las manos de los funcionarios<br />

que propugnaban una política opuesta. Muchos de sus discursos y<br />

oráculos fueron conservados por Baruc, que los insertó en unas narraciones<br />

en que se consignan las circunstancias y efectos de sus intervenciones<br />

(caps. 27-29, 32-45). Jeremías comprendió entonces que ya era<br />

19:6-7 JEREMÍAS 795<br />

humanamente imposible una verdadera conversión a Yahvé. Era el mismo<br />

Yahvé quien tendría que cambiar el corazón de los hombres, y sólo<br />

entonces podría volverse a establecer una nueva alianza que uniera por<br />

siempre al pueblo con su Dios (31,31-34). Este nuevo orden de cosas<br />

uniría también a Israel y Judá, pero sólo una vez que el exilio hubiera<br />

purificado su obstinación en el pecado.<br />

III. El libro.<br />

6 A) Autenticidad. En 1901, B. Duhm, Das Buch Jeremía (Tubinga,<br />

1901), redujo los pasajes auténticos a una quinta parte del libro.<br />

Esta posición radical ha sido abandonada poco a poco, y actualmente<br />

los críticos mantienen que la mayor parte de los oráculos pertenecen<br />

realmente a Jeremías, si bien es posible detectar claramente algunas<br />

adiciones y reajustes posteriores, como ocurre en todos los libros proféticos<br />

(cf. Gelin, VDBS 4, 862-64). Tendremos que estudiar uno por<br />

uno todos los pasajes para determinar si son de Jeremías o no, pero<br />

podemos adelantar que los más discutidos son los llamados discursos<br />

deuteronómicos.<br />

S. Mowinckel publicó un importante estudio sobre las diferentes<br />

fuentes del libro, que es decisivo todavía para la actual discusión: Zur<br />

Komposition des Buches Jeremía (Cristianía, 1914). Distingue tres<br />

fuentes literarias: los oráculos poéticos (fuente A); las narraciones biográficas<br />

(fuente B); los discursos deuteronómicos (fuente C).<br />

La autenticidad de los oráculos poéticos (caps. 1-25, 30-31, 46-51)<br />

está hoy fuera de duda, con excepción de los oráculos contra las naciones<br />

(caps. 46-51). Mowinckel, y muchos otros después de él, rechaza<br />

toda esta sección como adición posterior. Sin embargo, un examen más<br />

detenido de estos poemas da como resultado la atribución cierta de algunos<br />

a Jeremías, así como la autenticidad de un núcleo original de<br />

Jeremías como base de los restantes. El largo oráculo contra Babilonia<br />

(caps. 50-51) es claramente una composición tardía de tiempos del exilio.<br />

Las narraciones biográficas están todas en prosa y se atribuyen a<br />

Baruc (caps. 26-45), amigo y secretario de Jeremías (cap. 36), que sintió<br />

una gran confianza y devoción hacia su maestro. Resumió las principales<br />

orientaciones del mensaje del profeta y las situó en su correspondiente<br />

contexto histórico. Más aún, escribió un relato detallado de los<br />

sufrimientos que hubo de soportar el profeta durante el último asedio<br />

de Jerusalén (588-587) y los meses siguientes, cuando Jeremías tuvo<br />

que vivir cerca de Godolías en Mispá. El profeta sería forzado después<br />

a marchar a Egipto, donde murió este testigo de las inclinaciones idolátricas<br />

tan profundamente enraizadas en su pueblo (caps. 37-44). Tampoco<br />

se pone en duda ahora la autenticidad de estos capítulos. De hecho,<br />

son de especialísimo valor para la reconstrucción de la historia judía<br />

durante aquellos años decisivos.<br />

7 La sección que actualmente sigue siendo más disputada es la que<br />

corresponde a la fuente C de Mowinckel, es decir, los discursos deuteronómicos<br />

del profeta, que usualmente comienzan con la fórmula «el

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