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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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372 JOSUE 7:27<br />

profetas para describir las futuras ruinas de la ciudad de Jerusalén (Jr<br />

26,18; Miq 3,12; cf. Sal 79,1). Además, no es tan importante que deba<br />

existir conexión lingüística entre Ay y et-Tell a fin de poder asociarlas.<br />

Algún tiempo después del total abandono del lugar, éste era conocido<br />

como un «tell», incluso entre los israelitas (8,28), y el nombre árabe<br />

puede expresar sencillamente esta palabra en lugar de Ay. Por otra<br />

parte, la relación lingüística de los nombres no es un método seguro de<br />

identificación; y menos aún puede utilizarse la lingüística para excluir<br />

positivamente una identificación. Por lo que se refiere a la identificación<br />

de et-Tell con Bet-Avén, ninguno de los argumentos aducidos por Grintz<br />

es capaz de eliminar la hipótesis —más probable— de que Bet-Avén es<br />

un nombre profético de oprobio para designar el santuario de Betel<br />

(Noth). Decir que Ay está demasiado cerca de Betel para llevar a cabo<br />

una emboscada contra Ay no constituye ninguna objeción, a menos que<br />

supongamos que el relato de Ay debe referirse a una batalla efectiva<br />

contra esta ciudad. El actual estado de nuestros conocimientos nos invita<br />

más bien a aceptar et-Tell como el lugar más probable y a explicar el<br />

origen de la tradición de Ay teniendo en cuenta los hallazgos arqueológicos,<br />

los temas etiológicos y teológicos de la narración y, en este<br />

caso, el tema del honor tribal.<br />

Parece ser, por tanto, que la tradición de Ay es una concretización<br />

y glorificación del papel desempeñado por Benjamín en la conquista de<br />

Canaán. La pequeña población asentada el siglo xm en Ay corresponde<br />

al período de la entrada de Israel en Canaán y era probablemente benjaminita.<br />

Es probable asimismo que el nombre de Ay date de ese período<br />

(el empleo del artículo es característico en los nombres benjaminitas:<br />

cf. 18,26; por lo demás no se nos ha conservado ningún otro<br />

nombre de esta población), si bien no está claro el origen de tal nombre.<br />

Quizá se refería originariamente al estado ruinoso del montículo o incluso<br />

al montón de piedras de 8,29. En un momento dado de ese período,<br />

los benjaminitas explicaron su posesión del lugar en términos de<br />

conquista, una conquista a la que dieron forma de victoria mediante una<br />

emboscada a fin de contrapesar la historia de su semidestrucción relatada<br />

en Jue 20. La excepción a la norma de la destrucción total, en virtud<br />

de la cual se permitió a los conquistadores quedarse con el botín y el<br />

ganado (8,2.27), es probablemente la explicación de cómo los benjaminitas<br />

pudieran asentarse en Ay. El relato fue luego concretado gracias<br />

a las diversas referencias geográficas y etiológicas diseminadas en la tradición<br />

sobre Ay, por más que, al parecer, tuvieran una importancia secundaria<br />

en la formación de la tradición; así, por ejemplo, la mención<br />

del «perpetuo montón de ruinas» (8,28) debió de ser añadida algún<br />

tiempo después del abandono definitivo de Ay en el siglo x. En un<br />

momento dado, Josué, de la tribu de Efraím (24,30), asumió en la tradición<br />

el papel de jefe de la conquista; no obstante, en 8,11-13 poseemos<br />

todavía un resto de la tradición anterior a Josué. El compilador fue<br />

quien dio un tono teológico a los temas dominantes de las narraciones<br />

sobre Ay y Akán: a pesar de los esfuerzos humanos, mayores que en el<br />

7:28 JOSUE 373<br />

caso de Jericó, la conquista sigue siendo obra de Dios y debe ser llevada<br />

a cabo reconociendo siempre la supremacía de Dios. Quizá el compilador<br />

es responsable del obvio paralelismo existente entre Josué y Moisés en<br />

8,18.26 (cf. Ex 18,11-12); cuando Josué empuña el dardo, es Dios quien<br />

dirige la batalla. La inserción del relato de Akán en la tradición de Ay<br />

ha subrayado particularmente el carácter sagrado de los comienzos de<br />

Israel. Cf. un midrash neotestamentario de la historia de Akán en Act<br />

5,1-11. Los distintos puntos de vista sobre el problema de Ay pueden<br />

verse en G. E. Wright, BibArch 80-81.<br />

28 a) DERROTA INICIAL Y SU CAUSA (7,1-26). 1. Este versículo está<br />

separado del resto del relato de Akán para servir de transición entre el<br />

cap. 6 y los caps. 7-8. Algunos opinan que el nombre de Akán tiene un<br />

origen popular y es simplemente una variante de Akor, el nombre del<br />

valle. La genealogía de Akán resulta oscura en sus orígenes, aunque<br />

quizá constituya una prueba de que Akán es el nombre de una persona<br />

real. 2. Una glosa hebrea había añadido que Ay está «cerca de Bet-<br />

Avén», pero se omite en la traducción. 3. dos o tres mil: Cf. comentario<br />

a 4,13.<br />

6-9. Estos versículos fusionan los relatos de Ay y de Akán; resulta<br />

imposible asignarlos a una u otra tradición. Quizá el compilador los<br />

compuso a imitación de Nm 11,11-15. 6. Cf. una lamentación ritual<br />

parecida en 1 Sm 4,12; 2 Sm 1,2. En la literatura ugarítica, Ltpn se<br />

pone polvo en la cabeza y se sienta en tierra para llorar a Baal (UM 67,<br />

VI, 15). 7. los amorreos: Es probablemente una referencia análoga a<br />

la de 5,1; igual que los cananeos del v. 9.<br />

11. la alianza: No hay ningún otro texto en Dt ni en Jos donde se<br />

diga que la total aniquilación de los vencidos y su propiedad reciben<br />

una forma jurídica estable fundada en la alianza. En Dt 20,16-18 sólo<br />

hay que destruir a los habitantes; en Dt 13,13-18 se prescribe una aniquilación<br />

total, pero en el caso de una ciudad israelita culpable de prácticas<br />

idolátricas. Tal vez el término «alianza» obedezca a la terminología<br />

y la praxis jurídica que se observa en todo el relato de Akán; hay cierto<br />

sabor técnico en expresiones como: «una infamia en Israel» (v. 15), es<br />

decir, un delito contra la comunidad; «da... gloria y alabanza» (v. 19),<br />

invitación a testificar bajo juramento; «eso es, eso es lo que he hecho»<br />

(v. 20, hebr.), admisión de culpabilidad (sobre el uso enfático del wau,<br />

cf. KB; también Is 43,12; 44,8, donde el contexto implica un juramento).<br />

12. Al contacto con los despojos, Akán había caído bajo el anatema<br />

y, por medio de él, toda la comunidad. 13. purificaos: Cf. comentario<br />

a 3,5. Aquí se requiere la pureza ritual para la ceremonia de echar<br />

suertes. 14. Ignoramos la naturaleza exacta de esta ceremonia; cf. 1 Sm<br />

10,20-21; 14,38-42. 15. Sobre el fuego como castigo por profanar lo<br />

sagrado, cf. Lv 21,9. Aquí el fuego es considerado como un medio para<br />

librar a la comunidad de su culpa. 21. sido: Se trata más bien de una<br />

unidad de peso, no de una moneda. 24. con la plata, el manto y el lingote<br />

de oro: No es probable que se incluyera este botín en la quema y

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