Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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144 GÉNESIS 2:162-163<br />
dad al único que había intentado salvarle (cf. v. 22). 25-28. José les devuelve<br />
secretamente la moneda que habían pagado por el grano, un gesto<br />
que delata, como el v. 24a, su profundo amor a pesar de su aspereza externa.<br />
Los vv. 27 y 28 suelen ser considerados como inserciones tomadas<br />
de J, puesto que chocan abiertamente con lo dicho en el v. 35. La idea de<br />
una intervención divina produce en los hermanos un religioso temor.<br />
29-34. De vuelta en Canaán, los hermanos cuentan sus experiencias a<br />
Jacob. Su relato revela la impresión que les produjo José, «señor del país».<br />
35-38. Sobre el v. 35, cf. los vv. 27-28. La angustia de Jacob es aún mayor<br />
que la de sus hijos (cf. v. 31). Al igual que Rubén había intentado salvar<br />
a José en el relato E (37,21), así ofrece ahora a sus propios hijos como<br />
prenda por la seguridad de Benjamín (en J es Judá quien hace el ofrecimiento;<br />
cf. 43,8-9). Pero, al parecer, Jacob se resignaría más fácilmente<br />
ante la pérdida de Simeón que ante la posible pérdida de su hijo menor.<br />
La observación final de Jacob se explica teniendo en cuenta la creencia<br />
de que los muertos permanecían en el mismo estado de espíritu en que<br />
murieron; según esto, él estaría en perpetuo duelo por Benjamín.<br />
162 G) Segundo viaje a Egipto (43,1-34) (J, E). Son abundantes los<br />
indicios de una tradición distinta de la contenida en el capítulo 42. Aquí<br />
el portavoz y garante no es Rubén, sino Judá (43,3-10; cf. 42,37). En las<br />
palabras de éste no se alude al encarcelamiento de Simeón, y cuando se le<br />
menciona (vv. 14 y 23b), cabe sospechar una labor redaccional. Además,<br />
Jacob recibe el nombre de «Israel», como es habitual en J. En consecuencia,<br />
la mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que este capítulo<br />
es de J, con algunas inserciones tomadas de E para relacionarlo con los<br />
relatos anteriores. El autor domina su materia y ofrece un emocionante<br />
relato del encuentro de José con sus hermanos. La teología, que no se<br />
presentará abiertamente hasta el final de toda la historia, es aquí ligeramente<br />
más explícita en J que en E (cf., por ejemplo, v. 23).<br />
163 a) (43,1-14). 1-2. Dado que, según numerosos comentaristas, el<br />
v. 38 del capítulo precedente es de J, las palabras de Jacob en 43,1-2 resultan<br />
bastante inexplicables; ¿es que Jacob había olvidado su decisión?<br />
Por eso, algunos consideran que, originariamente, 42,38 formaba parte<br />
del capítulo 43 inmediatamente después del v. 2. Su actual presencia en el<br />
capítulo 42 obedecería a la necesidad redaccional de dar una respuesta a<br />
la proposición de Rubén. Pero la dureza del hambre pudo ser tal que diera<br />
lugar a la nueva decisión del patriarca. 3-7. Las palabras de Judá y la<br />
respuesta de Israel dan la impresión de ser pronunciadas por primera vez,<br />
lo cual es indicio de una tradición separada. Israel parece ignorar la condición<br />
impuesta por «el hombre», es decir, por José (su presencia domina<br />
aquí la escena como en 42,29-34). Además, la explicación de Judá no dice<br />
que el minucioso interrogatorio de José sobre la familia se fundaba en la<br />
acusación de espionaje. No se da ningún motivo ni se menciona a Simeón.<br />
8-14. La presteza de Judá para aceptar la responsabilidad (v. 10; la formulación<br />
de la promesa impresionaría mucho a los antiguos) está en paralelo<br />
con la de Rubén en 42,37 y está de acuerdo con el papel desempeñado<br />
por Judá en la versión de J. Una vez convencido, Jacob-Israel asume su<br />
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papel más familiar de agudo hombre de negocios. Se prevén los regalos<br />
que era costumbre hacer a los dirigentes políticos (v. 11), y, para impresionar<br />
al egipcio con su honradez, le devolverán el dinero encontrado en<br />
los sacos. Finalmente, el patriarca les dice abiertamente que lleven a Benjamín.<br />
El v. 14 es difícil. El nombre «Dios todopoderoso» ('él sadday)<br />
es característico de P, pero no hay pruebas de que P tuviera tal relato.<br />
Muchos piensan que el versículo ha sido retocado por el redactor final del<br />
Pentateuco a fin de incluir una alusión a Simeón; este redactor habría<br />
tomado ese nombre divino de P.<br />
164 b) (43,15-34). 15-23. La segunda escena, el encuentro con el mayordomo<br />
de José, es introducida y presentada de manera maestra. Se omiten<br />
todos los detalles no necesarios para mantener el interés del drama.<br />
El miedo de los hermanos, sus suposiciones y las explicaciones ante el<br />
mayordomo nos ofrecen un cuadro vivo y dramático. La respuesta del mayordomo,<br />
sugerida por José, aumenta el misterio al introducir un tema<br />
religioso. La frase final del v. 23 es demasiado lacónica para ser de J,<br />
quien habría descrito el encuentro en términos gozosos; se trata de un<br />
engarce redaccional con el capítulo 42. 24-34. La escena última está presentada<br />
con tanta viveza como h anterior, pero al interés se añade el<br />
climax. La humilde conducta de los hermanos, servil para nuestro criterio,<br />
se evidencia en la presentación del regalo, en la profunda inclinación<br />
y en la referencia a Jacob como «tu siervo». Esta conducta y el aturdimiento<br />
ante el trato que les dispensaba José (v. 33) son los que serían de<br />
esperar de unos hebreos relativamente incultos en la casa del visir. Por<br />
otra parte, las atenciones bondadosas, incluso paternales, de José para con<br />
pilos no pueden por menos de impresionar al lector; sin embargo, su conducta<br />
señorial oculta a duras penas sus emociones internas (vv. 30-31).<br />
I'.l comer en mesas separadas (cf. v. 32) está de acuerdo con la costumbre<br />
egipcia. Como más tarde (cf. 45,22), Benjamín recibe una porción cinco<br />
veces mayor que sus hermanos; se trata de un número simbólico empleado<br />
I recuentemente por los egipcios. Este énfasis en el papel de Benjamín prepiirn<br />
para el siguiente relato.<br />
165 H) Judá ruega por Benjamín (44,1-34) (J). La perfecta coheren-<br />
(iu de cuanto se dice y hace en este pasaje con el capítulo anterior es<br />
prueba suficiente de la presencia de la misma tradición (J). También aquí<br />
i'l narrador ofrece una elevada muestra de su arte. José y Judá aparecen<br />
iniiio los dos principales protagonistas: el uno tiene el poder de ejecutar<br />
un cruel destino para los hermanos; el otro tiene un espíritu de penitencia,<br />
motivado por cuanto ha ocurrido, que le lleva a descender a las profundidades<br />
de su conciencia y proclamar su confesión. En el fondo aparece<br />
v\ ¡nocente Benjamín (presentado constantemente como un muchacho<br />
Jmiu subrayar su inocencia, si bien algunas referencias harían suponerle<br />
tilín edad de treinta y tantos años) y el anciano padre esperando el retorno<br />
ilr NH hijo. El autor ve claramente en estos hechos dramáticos y en las<br />
piiNÍones humanas en ellos implicadas unos instrumentos de la providencia<br />
dr I )ios.<br />
iu