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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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146 GÉNESIS 2:166-168<br />

166 a) (44,1-10). 1-5- La prueba final a que José somete a sus hermanos<br />

implica un plan con unas consecuencias que fácilmente los antiguos<br />

lectores podían considerar como fatales. Todo el interés se centra ahora<br />

en la copa de plata de José (muchos estiman que la alusión al dinero en<br />

los vv. 1-2 es una adición tardía influida por 42,25ss). La copa de que<br />

se trata es un objeto sagrado empleado para adivinación. Los objetos introducidos<br />

en ella formaban signos o removían el líquido contenido en la<br />

misma de manera que revelaban el futuro (para detalles, cf. Vergote,<br />

op. cit., 172-76; sobre las implicaciones legales del hurto, cf. Daube, op.<br />

cit., 235-57). El v. 5 dice literalmente en el TM: «¿No es esto (la copa)<br />

de lo que bebe mi señor y aquello por lo que él adivina?». El relato supone<br />

que José practicaba el arte adivinatorio, pero no se da ningún juicio<br />

moral. 6-10. La absoluta convicción de su propia inocencia impulsa a los<br />

hermanos a pronunciar una maldición sobre sí mismos si alguno de ellos<br />

es hallado culpable; pagarán todos en virtud del principio de la responsabilidad<br />

colectiva. El mayordomo de José, al tanto de la estratagema de su<br />

señor, cambia el castigo por la esclavitud del culpable; él sabe que sólo<br />

Benjamín se verá comprometido.<br />

167 b) (44,11-34). 11-17. En toda esta sección es significativa la reacción<br />

de los hermanos. En vez de entregar a Benjamín de acuerdo con la<br />

decisión del mayordomo (v. 10), repitiendo lo que ya una vez hicieron<br />

con José, ahora reconocen que la mano de Dios está en todo el asunto<br />

y se declaran a sí mismos culpables (v. 16). Al parecer, la amable negativa<br />

de José a aceptar ese castigo colectivo quiere ser la prueba final de que se<br />

les ha cambiado por completo el corazón. 18-34. El discurso de Judá es<br />

considerado unánimemente como uno de los pasajes más hermosos y emotivos<br />

de la literatura antigua. Si bien el lenguaje empleado se mueve dentro<br />

de la corrección, hay en él una rusticidad de elocuencia que no puede someterse<br />

a consideraciones cortesanas. En la primera parte, la más larga,<br />

Judá presenta los argumentos de la proposición que va a hacer. Son totalmente<br />

emocionales y es de suponer que producirían un gran impacto<br />

sobre un auditorio de la antigüedad. El lector advierte, naturalmente, el<br />

efecto que producirían sobre José. Un padre anciano y su querido hijo<br />

menor constituyen el centro del interés. Con un arte espontáneo, los hechos<br />

van desfilando en un crescendo de emotivas sugerencias. (No se alude<br />

al encarcelamiento de Simeón, circunstancia que J parece ignorar). El<br />

ruego culmina (vv. 33-34) en la proposición de que se permita al propio<br />

Judá ocupar el puesto de Benjamín como esclavo en Egipto. Con esta<br />

proposición, Judá se muestra dispuesto a expiar un crimen cometido contra<br />

José, por culpa del cual éste había sido esclavo en Egipto.<br />

168 I) José se da a conocer (45,1-28) (J y E). Es claro que este capítulo<br />

no presenta un carácter tan unitario como el anterior. La fusión de<br />

las dos tradiciones resulta evidente por los duplicados, las incoherencias<br />

y la diversidad de vocabulario. La labor redaccional hace perder algo al<br />

efecto que esta escena climática tenía probablemente en las tradiciones<br />

separadas.<br />

La teología aparece claramente formulada por primera vez y con cier-<br />

2:169-170 GÉNESIS 147<br />

ta extensión (vv. 5-8). La historia de la salvación ha dado a los acontecimientos<br />

precedentes una unidad que no podían tener por sí mismos, pues<br />

muestra que tienen un significado también para el futuro. «Junto con<br />

50,20, estos versículos son la clave de la historia de José» (De Vaux, La<br />

Genése, 197).<br />

169 a) (45,1-8). 1-4. Dado que la reunión con sus hermanos es un<br />

asunto puramente personal, José manda a sus cortesanos que abandonen<br />

la estancia, pero su desahogo emocional es tal, que pueden oír su llanto.<br />

(Tanto J como E subrayan el elemento emocional en toda la historia de<br />

José. Es una característica del arte narrativo de los antiguos). La pregunta<br />

por su padre en el v. 3, inmediatamente después del discurso de Judá,<br />

revela la presencia de E. La doble identificación de José es considerada<br />

asimismo como una prueba de fusión, aunque aumenta el efecto psicológico;<br />

en el contexto del capítulo 44 es comprensible que los hermanos<br />

se quedaran atónitos. 5-8. En este pasaje (su irregularidad denota labor<br />

redaccional) se subraya la providencia de Dios en todo el asunto. Aunque<br />

sus hermanos lo habían vendido a Egipto, en realidad José fue enviado por<br />

Dios. El v. 7, que recuerda la disposición divina de los acontecimientos,<br />

contiene una teología que participa por anticipación de la teología del<br />

Éxodo. Aunque, naturalmente, la importancia de José se limita a su propia<br />

generación, el autor canónico habría visto las ulteriores implicaciones. La<br />

noción de resto (Vérit) adquirirá un desarrollo especial en la posterior<br />

teología profética. Entre los títulos que se aplica José en el v. 8 es nuevo<br />

el de «padre del faraón». Análogamente, el visir Pta-Hotep se aplica el<br />

nombre de «padre del dios (es decir, del faraón)» (ANET 412). El término<br />

es aplicado en el mismo sentido a Elyaquim en Is 22,21 y al príncipe<br />

mesiánico en Is 9,5.<br />

170 b) (45,9-28). 9-15. El mensaje de José a Jacob, con su recomendación<br />

de apresurarse (vv. 9ad y 13b), es dictado tanto por el deseo de<br />

ver a su padre lo antes posible como por el hecho de la avanzada edad<br />

de Jacob. Pide a Benjamín en especial que atestigüe su identidad, porque<br />

el padre había sido engañado antes por los otros. Toda la familia es invitada<br />

a asentarse en el país de Gosen, una fértil región situada en la parte<br />

nordeste del delta. José dice que así estarán «cerca» de él (v. 10). Si bien<br />

este dato podría ser un simple elemento literario (Von Rad, op. cit.,<br />

394-95), los capítulos siguientes implican la presencia de la corte real en<br />

el Bajo Egipto, hecho que sólo se verificó en el período de los hiesos y<br />

en el posterior de la dinastía XIX. Si el contexto tiene validez histórica,<br />

Indicaría que toda la historia de José se desarrolla en el período de los<br />

hiesos. 16-20. La amable invitación del faraón a los hermanos para que<br />

trasladen sus familias a Egipto (un duplicado que repite la invitación de<br />

Josi') es considerada por algunos como otro indicio que remite al período<br />

dr los hiesos, los cuales se mostraron favorablemente inclinados hacia los<br />

HNUÍIÍCOS. La doble orden de llevar las familias a Egipto (vv. 18 y 19),<br />

ION diferentes medios de transporte («animales» en el v. 17; «carretas»<br />

••n rl v. 19) y la doble alusión a «lo mejor del país» (vv. 18 y 20) son<br />

|n uebus de la fusión de dos tradiciones. 21-28. La partida de los hermanos

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