Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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682 OSEAS 15:8-9<br />
naturaleza exacta de aquel matrimonio haya suscitado numerosos problemas,<br />
a algunos de los cuales tenemos que referirnos brevemente.<br />
Primero, ¿se trata de una ficción alegórica? Parece que la explicación<br />
alegórica no va de acuerdo con el realismo, brutal muchas veces,<br />
que caracteriza las acciones simbólicas de los profetas (Is 20,2-6; Jr 19;<br />
Ez 5) ni con la intensidad de las palabras de Oseas. Más aún, si nos<br />
hallásemos ante una alegoría sería lógico que el nombre de Gómer y<br />
el sexo de los hijos tuviesen también algún significado, pero no ocurre<br />
así.<br />
Segundo, ¿constituyen los caps. 1-3 un relato seguido? Si así fuera,<br />
nos hallaríamos ante una secuencia de matrimonio e hijos, divorcio y<br />
nuevo matrimonio. Otra variante que esta interpretación afirma que el<br />
cap. 3 no habla de un nuevo matrimonio con Gómer después del divorcio,<br />
sino de un matrimonio con otra mujer, lo cual añade la dificultad<br />
de que a la nueva esposa se la calificaría de adúltera prolépticamente,<br />
En cualquier caso, para obtener un orden aceptable hemos de reagrupar<br />
los textos (cf. BJ), aunque la reconstrucción sea incompleta y problemática.<br />
Así, por ejemplo, el divorcio de que se habla en el cap. 2 no<br />
se refiere necesariamente al matrimonio del profeta, sino simplemente<br />
a las relaciones de Yahvé con su pueblo. El relato del nuevo matrimonio,<br />
en el cap. 3, no encaja con el cap. 1, como sería de esperar en un<br />
relato seguido, pues el vocabulario es diferente, no hay concatenación<br />
efectiva y el relato no resulta completo. Más aún, el TM presenta tres<br />
unidades literarias bien definidas —1,2-2,3; 2,4-25; 3—, que pasan de<br />
la acusación a la reconciliación a través del castigo. Esta disposición del<br />
texto es seguramente intencionada y quiere subrayar el significado teológico<br />
del símbolo del matrimonio y no simplemente contar una historia.<br />
Podemos, pues, considerar que el cap. 3 es un paralelo del cap. 1,<br />
no porque cuente el mismo relato, sino porque aborda la misma experiencia<br />
desde un punto de vista diferente.<br />
Tercero, ¿qué quiere decir «esposa de prostitución» (1,2)? Si quiere<br />
significar adúltera, entonces se aplicaría prolépticamente a la esposa en<br />
1,2. Pero en este caso, ¿por qué hablar de prostitución y no de adulterio?<br />
Vista esta dificultad, es mejor buscar otra explicación. Gómer<br />
pudo ser una prostituta sagrada de un santuario baalista o, al menos,<br />
una devota de Baal, cuyo culto incluía ritos orgiásticos. Pero si bien<br />
estas cosas ocurrían en Israel, difícilmente podemos afirmar que fuesen<br />
corrientes (Wolff, Hosea, 14), dado lo mucho que se estimaba la<br />
virginidad (Dt 22,13-19). De hecho, la misma idolatría era llamada<br />
prostitución, de forma que simplemente el adherirse a los seguidores<br />
de Baal ya sería motivo suficiente para que alguien se mereciera el apelativo<br />
(cf. J. Coppens, Hom. F. Notscher [Bonn, 1950], 38-45).<br />
9 A) Los hijos del profeta (1,2-2,3). Este relato del matrimonio<br />
de Oseas, cargado de significado simbólico, va en tercera persona. El<br />
cap. 1 constituye una serie de unidades paralelas, pero con un paralelismo<br />
bastante flexible. Se narra el nacimiento de cada hijo según un<br />
mismo esquema, pero con variantes. Nótese la secuencia de las ideas:<br />
15:9-10 OSEAS 683<br />
la idolatría de Israel (1,2b) y un pecado específico (1,4) significan la<br />
pérdida del favor divino (1,6) y, por ello, el fin de la alianza (1,9).<br />
2. esposa prostituta: Lit., «esposa de prostituciones». El plural expresa<br />
una cualidad, «infiel» o algo semejante, y no tiene por qué referirse<br />
a una prostituta efectiva. Del mismo modo, «hijos de prostitución»<br />
pueden ser los hijos de esa madre, no hijos nacidos de un adulterio. La<br />
«prostitución» de la tierra es la idolatría (cf. 5,4). 3. Gómer, hija de<br />
Dibláyim: Ninguno de los dos nombres hace referencia a Yahvé, como<br />
era usual en los nombres israelitas, lo cual puede constituir un indicio<br />
de infidelidad, es decir, de servicio a los Baales. engéndrale un hijo:<br />
El propio hijo del profeta, no el fruto de un adulterio. Es Yahvé quien<br />
impone nombre al niño, acción que siempre subraya que la persona<br />
constituirá un signo de los propósitos divinos (cf. Gn 17,5, Abrahán;<br />
32,20, Jacob; esp. Mt 1,21, Jesús). Los nombres, pues, no expresan la<br />
actitud personal de Oseas con respecto a sus hijos. 4. Yizreel: La llanura<br />
que se extiende entre Galilea, Samaría y el Jordán. En 2 Re 9-10<br />
se describe la matanza ocurrida en Yizreel cuando fue derrocada la dinastía<br />
de Omrí, matanza que es aprobada por un profeta (2 Re 9,7).<br />
El pensamiento hebreo ignoraba las causas segundas, y así, lo que desde<br />
un punto de vista no era sino el castigo merecido por los idólatras<br />
omríadas, desde otro constituía un asesinato por motivos egoístas. El<br />
castigo se extenderá más allá de la casa de Jehú; el reino —la independencia—<br />
desaparecerá. El v. 5 da un nuevo significado a Yizreel consignando<br />
otro dicho posterior de Oseas, romper el arco: Indica la destrucción<br />
del poderío israelita, probablemente con la invasión asiría de<br />
733. La frase en sí pertenece a las maldiciones anejas a las antiguas<br />
alianzas e implicaría el cumplimiento de tales maldiciones como consecuencia<br />
de haber quebrantado la alianza (cf. Dt 28).<br />
6. Lo-Rujamá: «No es compadecida» o «Ya no tiene el amor del<br />
padre», pues la raíz hebrea que significa «piedad» tiene matices de<br />
amor paternal (—»4, supra; cf. cap. 11). «Ella» no se refiere necesariamente<br />
a la hija; puede designar la tierra (v. 2), que es de género femenino<br />
en hebreo, o quizá hayamos de traducirlo impersonalmente. El<br />
nombre de la primera criatura subrayaba el pecado de Israel; éste da<br />
a conocer la actitud de Dios: el Dios paciente se ve obligado a castigar<br />
a su pueblo. 7. Adición posterior en beneficio de Judá, cuyo destino<br />
se pone en contraste con el de Israel. Yahvé mismo intervino para<br />
salvar a Jerusalén frente a Senaquerib (2 Re 19,35-37; cf. Is 31,1;<br />
Sal 20,7-9).<br />
9. Lo-Ammí: «No mi pueblo» indica que la alianza entre Yahvé e<br />
Israel ha caducado, pues la alianza hacía que Israel fuese pueblo de<br />
Dios (cf. Ex 6,6-7; Lv 26,12; Dt 26,18; Jr 31,33). vuestro Dios: En<br />
hebreo es «Yo no soy Yahvé (lit., «no Ehyé») para vosotros». Israel<br />
ha perdido el verdadero nombre de Dios que le había sido especialmente<br />
revelado (Ex 3,14).<br />
10 2,1-3. Estas líneas, que en la BJ han sido colocadas al final del<br />
cap. 3, son un conjunto de dichos que invierten el significado de los