Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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142 GÉNESIS 2:158-159<br />
firmada ya para la VI dinastía (cf. ANEP 90). La irregularidad de estos<br />
versículos sugiere cierta fusión de las tradiciones (De Vaux, La Genése,<br />
182).<br />
158 c) (41,37-44). 37-41. El faraón reconoce el origen divino de la<br />
interpretación y los consejos y, dado que José posee las dotes que él<br />
mismo ha recomendado (cf. v. 33), le constituye efectivamente en visir<br />
(cf. ANET 213-14, donde aparece un texto de la XVIII dinastía que describe<br />
el oficio de visir real; cf. Vergote, op. cit., 98-114, donde se estudia<br />
el cargo, o cargos, a que aquí se alude). La expresión «al frente de mi<br />
palacio» Cal béti) recuerda las de 2 Re 18,18.37; Is 22,20-24. La frase<br />
«todo mi pueblo te obedecerá» (NC) dice literalmente: «Sobre tu boca<br />
(es decir, 'a tu mandato') besará (la tierra) todo mi pueblo» Cal pika<br />
yissaq kol l ammi); es la forma hebrea de una expresión egipcia que indica<br />
profundo respeto (Vergote, op. cit., 96-97). El v. 41 (en pretérito) puede<br />
referirse a la colación del cargo prometido en el v. 40 (en futuro), lo cual<br />
excluiría una fusión de tradiciones. 42-44. La investidura en el cargo incluye<br />
la entrega del sello real con el que el visir autenticaba los decretos<br />
regios. Las ropas de lino (ses es una palabra egipcia) eran quizá un distintivo<br />
del visir. La cadena de oro (con artículo determinado) era también<br />
un distintivo. Las carrozas fueron introducidas en Egipto por los hicsos;<br />
la de José es la «segunda» después de la del faraón, dato que indica su<br />
alto cargo. La palabra ''abrék ha sido traducida de varias maneras, como un<br />
vocablo egipcio («¡atención!») o como un vocablo hebreo («¡inclinaos!»).<br />
El v. 44 parece ser una inserción tomada de J.<br />
159 d) (41,45-57). 45-46. El nuevo cargo exige un cambio de nombre.<br />
La forma egipcia hebraizada no es clara; se suele traducir por «Dios dice:<br />
él vive» (pero cf. Vergote, op. cit., 141-46). El nombre de la esposa de<br />
José significa «ella pertenece a Neit», la diosa de Sais. Si el v. 45 es de<br />
J, el nombre del suegro de José puede pertenecer a una persona distinta<br />
del funcionario real mencionado en 37,36. On (Heliópoüs) fue desde muy<br />
antiguo el centro de culto del dios solar. El v. 45b es una glosa (falta en<br />
los LXX) tomada del v. 46b. La referencia a la edad de José es una inserción<br />
tomada de P. 47-52. Una vez que se ha demostrado exacta la interpretación<br />
que José dio al sueño, el autor insiste ahora en su capacidad<br />
administrativa. Los nombres de los hijos de José, que se convierten en<br />
símbolos vivientes de la próspera situación de su padre, reciben, como de<br />
costumbre, una explicación etimológica popular. «Manases» (nfnasseh)<br />
se deriva de násáh, «olvidar», porque «me hizo olvidar» (nassani);<br />
«Efraím» Cepráyitn) se deriva de parah, porque «me hizo fructificar»<br />
(hiprani). La afirmación de que José olvidó sus sufrimientos y a su familia<br />
se entiende mejor como una endíadis que significaría los sufrimientos<br />
relacionados con su familia. 53-57. Estos versículos son el punto culminante<br />
del relato de la elevación de José al poder y la preparación de lo<br />
que sigue (cf. vv. 54 y 57). Hay cierta desigualdad estilística en el pasaje<br />
(vv. 54b y 55; 56b y 57), debida probablemente al interés del autor por<br />
subrayar la completa autoridad de José (los egipcios han de acudir a él<br />
2:160-161 GÉNESIS 143<br />
en busca de alimentos) y la razón de que los hijos de Jacob fueran a Egipto<br />
(allí había abundancia de grano).<br />
160 F) Primer encuentro de José con sus hermanos (42,1-38) (E, J).<br />
El interés ya no se centra en las relaciones de José con Egipto y el faraón,<br />
sino en la relación con su familia, tema que se había preparado en 41,<br />
53-57. También este capítulo es fundamentalmente E, pero con algunas<br />
inserciones tomadas de J con el fin de facilitar la transición al capítulo 43<br />
(principalmente J); tales inserciones son causa de algunas incongruencias.<br />
La teología, evidente para el lector de los hechos, no es formulada explícitamente<br />
hasta más adelante (cf. 45,5-8).<br />
a) (42,1-17). 1-5. Las hambres eran frecuentes y extensas en la<br />
región mediterránea; Egipto era conocido por su posibilidad de procurar<br />
ayuda (cf. 12,10; ANET 251c). Los hijos de Jacob se unen a otras caravanas<br />
que van con la misma misión. Con ellos va Benjamín, como José,<br />
hijo de la preferida Raquel. El carácter reiterativo del v. 5 y la alusión a<br />
Jacob bajo el nombre de Israel hacen pensar en material procedente de J.<br />
6-8. José recibe aquí el título de «gobernador» (sallit), que corresponde<br />
a su cargo de visir (cf. Eclo 8,8; 10,5). El autor parece ignorar la dificultad<br />
que implicaría un encuentro directo entre el gran visir y diez hebreos, a<br />
menos que se suponga una gran caravana que llamase la atención de José.<br />
La profunda inclinación está de acuerdo con la costumbre (cf. ANEP 5),<br />
pero el autor ve tal vez en ella un cumplimiento del sueño de José (37,<br />
5-10). El hecho de que no reconocieran a su hermano, afeitado, con ropaje<br />
distinguido y ejerciendo tal poder, resulta comprensible. 9-13. La<br />
acusación de espionaje por parte de José está en consonancia con el tradicional<br />
temor de Egipto frente a una infiltración enemiga por la frontera<br />
del Nordeste, la más vulnerable. Los «puntos débiles» (lit., «desnudeces»)<br />
se refieren probablemente a las regiones menos defendidas. La respuesta<br />
de los hermanos en el sentido de que pertenecen a una sola familia hace<br />
pensar que su gran número de miembros pudo motivar la preocupación<br />
de los egipcios. 14-17. La «prueba» a que somete José a sus hermanos<br />
tiene una finalidad por encima de lo que ellos sospechaban, como lo demostrarán<br />
los hechos. El juramento de José, «por vida del faraón», que<br />
implica la divinidad del rey, puede ser una fórmula egipcia auténtica<br />
(cf. Vergote, op. cit., 162-67). Su atribución a José sin comentario refleja<br />
un período de composición bastante primitivo, cuando tales juramentos<br />
no eran mirados con especial horror.<br />
161 b) (42,18-38). 18-24. Es aceptada la nueva condición puesta por<br />
José (cf. vv. 15-16) de que se quede uno de los hermanos hasta que traigan<br />
ante él a Benjamín. La angustia de los hermanos recuerda la angustia<br />
que ellos hicieron padecer a José y los hace conscientes de su culpa. Este<br />
es el primer signo del cambio que José intentaba producir en ellos. La<br />
referencia al intérprete (v. 23) indica otra razón de que no reconocieran a<br />
su hermano. La observación de que José se retiró y lloró eleva el tono<br />
dramático de toda la escena. Al atar a Simeón («ante sus ojos» para impresionarles),<br />
y no, como era de esperar, a Rubén, el hijo mayor, José<br />
daría a los demás ocasión para sospechar que Dios había tratado con pie-