Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

586 ISRAEL Y SUS VECINOS 11:15-16
15 "VII. Edomitas. Edom Cdm, «rojo») es el país ocupado por un
pueblo semita que se asentó en la región alta de Seír (Gn 36,8), al sur
del Wadi Séred, ca. 1300 a. C. Su capital era Sela (que algunos autores
identifican con Petra). Este asentamiento tiene lugar dentro de un
movimiento más amplio de migración que llevó a una serie de pueblos
semitas desde el desierto siro-árabe hasta las regiones cultivables, principalmente
de Siria y Palestina. El área elegida por los edomitas, poco
tiempo antes de que los israelitas partieran de Egipto rumbo a Canaán,
en un viaje que debería atravesar Edom, había estado ocupada hasta
entonces por grupos nómadas. Por ello, Dt 2,12 dice que los edomitas
habían expulsado a los joritas, que quizá eran una rama de los hurritas,
pueblo no semítico (-» Geografía bíblica, 73:40-42).
Gn 36,10-43 hace descender a los edomitas, pasando por alto ciertas
mezclas de razas, de Esaú (Edom), hermano de Jacob. En consecuencia,
resulta que los edomitas eran parientes de los hebreos, aunque lo cierto
es que investigadores de mucha autoridad han avanzado razones muy
firmes para no aceptar esta tradición en todos sus detalles (cf. M. Noth,
RGG 2, 308-309). Gn 36,1-19 trae una lista muy elaborada de clanes
y subclanes edomitas. Algunas de estas noticias proceden de tradiciones
discordantes, pues gran número de nombres aquí consignados vuelven
a aparecer en contextos completamente distintos. Edom se extendía al
sur del mar Muerto, a ambos lados de la Araba, hasta el golfo de Aqaba
—un territorio muy extenso—, y conservarían la comarca situada al este
de la Araba hasta el siglo IV, cuando hubieron de cederla a los nabateos.
Sus fronteras estaban protegidas por numerosas fortalezas y los
edomitas se habían organizado en una monarquía no dinástica antes de
que los israelitas adoptaran esta forma de gobierno. Gn 36,31-39
(cf. 1 Cr 1,43-54) enumera ocho reyes (junto con sus correspondientes
ciudades reales) «que reinaron en el país de Edom antes de que hubiera
reyes israelitas», es decir, antes de los tiempos de David.
16 El conflicto entre Israel y Edom no tardó mucho en plantearse,
pues el único camino de salida hacia los puertos de Esyón-Guéber y Elat
que tenía Israel era la ruta comercial llamada «camino real» (cf. Nm 20,
17; 21,22), controlada por Edom (cf. Jr 49,7-8; Ez 25,13). Los ricos
yacimientos de cobre y hierro de la Araba no podían por menos de resultar
muy interesantes para Israel. En consecuencia, Saúl lucharía contra
Edom (1 Sm 14,47) y David mató 18.000 edomitas en el valle de
la Sal (2 Sm 8,13, pasaje en que la lectura de los LXX, 'edom, es preferible
a ''arám, que trae el TM; nótese Sal 60,2, donde esta victoria es
atribuida a Joab, general de David). Los edomitas permanecieron sometidos
a Israel durante los reinados de David y Salomón. Parece ser que
fracasó una sublevación encabezada por Hadad en tiempos de Salomón
(1 Re ll,14-22.25b, con el texto en condiciones deficientes). Al menos,
parece que Salomón pudo mantener sus explotaciones mineras en Esyón-
Guéber, que era una plaza de vital importancia para Edom. Antes de
Salomón, la tribu edomita llamada de los quenitas (nombre derivado
del término que significa «herrero») fue contratada para realizar traba-
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jos en hierro y cobre. Durante el reinado de Roboam (ca. 922-915),
cuando el faraón Sesonq de Egipto devastó el sur de Judá (1 Re 14,25),
es probable que los edomitas recuperasen su independencia. El texto de
1 Re 22,48, después de una confusa noticia acerca de un rey «delegado»
en Edom, habla de la fracasada aventura naval que intentó Josafat
(de Judá, ca. 873-849), con base en el golfo de Aqaba. Un rey de
Edom se coaligó con Joram de Israel y Josafat de Judá contra Mesa,
rey de Moab (2 Re 3,9). Durante el reinado de Joram de Judá (ca. 849-
842), Edom se sublevó contra Judá y entronizó su propio rey. A pesar
de un ataque de represalias llevado por Joram, Edom salió vencedor y
mantuvo su independencia «hasta este día» (cf. 2 Re 8,20-22). A pesar
de ello, los reyes del sur Amasias (ca. 799-783) y su hijo Azarías (Ozías,
ca. I'&'i-IAI) dominaron en Edom (cf. 2 Re 14,7.22). Aunque se trate de
un texto en pésimas condiciones (¿doble lectura «Edom» por «Aram»?),
2 Re 16,6-7 insinúa que Edom recuperó hasta cierto punto la independencia.
Ya a partir del reinado de Adadnirari III (ca. 810-783) es mencionado
Edom en las inscripciones asirías (ANET 281). Teglatfalasar III
(ca. 744-727) registra tributos procedentes de Edom (ANET 282) y lo
mismo hace Sargón II (ca. 721-705; ANET 287), mientras que Asarjaddón
(ca. 680-669) amonesta al rey Qausgabri de Edom por determinadas
irregularidades en el pago de los tributos (ANET 291). Edom
hubo de someterse también ante Nabucodonosor, el monarca neobabilonio
(Jr 27,2-3; 49,7-22; Ez 32,29).
Aparte de algunas marcas en cerámica del siglo vil, no ha sido hallada
ninguna inscripción edomita. Sin embargo, hay muchos motivos
para pensar que la cultura edomita superaba en muchos aspectos a la
de Israel, y que en lengua edomita se escribió un impresionante conjunto
de literatura sapiencial (cf. Abd 8; Jr 49,7; Bar 3,23, en que se alude
a este cultivo de la sabiduría). Es probable que el idioma edomita estuviera
muy próximo al hebreo y al moabita. La semejanza que generalmente
muestra la cerámica edomita con las formas habituales en el resto
de Palestina sería un indicio de que se produjeron abundantes contactos
entre los edomitas y los demás habitantes de Palestina.
Hay pruebas, que a veces son meras conjeturas, de que los edomitas
daban culto a varias divinidades (2 Cr 25,14). La existencia de distintos
nombres teóforos confirma la noticia del Cronista; así, por ejemplo, Qos,
que quizá esté representado en Qos-Yahu (1 Cr 15,17), así como en las
enumeraciones asirías: Qausmalake (ANET 282) y Qausgabri (ANET
291). También es posible que hubiera un dios llamado Malik (cf. el ammonita
Molok) y otro que llevaría un nombre parecido a Ay. Cerca de
Bosra se han encontrado figuritas de arcilla del siglo IX-VIII representando
a una diosa de la vegetación.
Los edomitas reaccionaron con una alegría desbordada ante la caída
de Jerusalén en 587, lo que provocó las respuestas imprecatorias de
Sal 137,7; Abd 10-12 (cf. 2 Re 25,8-12).
K. Galling, Hom. A. Bertholet (1950), 179-80; N. Glueck, Explorations in
Eastern Palestine, II: AASOR 15 (1935); The Boundaries of Edom: HUCA 2