27.10.2013 Views

Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

224 LEVITICO 4:23<br />

lugar situado fuera del altar, cuando el fuego para el incensario debía<br />

tomarse del mismo altar (16,12). Sólo en conexión con ese «fuego profano»<br />

se recuerda en otras partes su pecado (Nm 3,4; 26,61). (Cf. el<br />

análogo punto de vista de W. von Baudissin, Geschichte des dttestament.<br />

Priesterthums [Leipzig, 1889], 22).<br />

El comentario de Moisés al acontecimiento adopta la forma de un<br />

breve dístico en el que se citan unas palabras del Señor sólo aquí mencionadas.<br />

Su conexión más bien floja con el contexto y su carácter<br />

poético arguyen bastante en favor de una fuente independiente, tal vez<br />

un encomio del sacerdocio. El carácter sagrado de Yahvé (qodes) y su<br />

gloria (kábód) buscan una manifestación externa: ésta en signos y milagros,<br />

como en el ejemplo de la teofanía de 9,23-24; aquél en maravillas<br />

semejantes (Nm 20,13; 27,14), en las mismas personas (19,2) y,<br />

de manera especial, en sus sacerdotes —«los que se acercan a mí»—,<br />

cuya santidad no debería ser superada (Ex 19,22; Lv 21,17.21; Ez 42,<br />

13-15). En el contexto actual, sin embargo, el versículo se emplea en<br />

tono de reproche, para explicar el severo castigo que ha sido infligido.<br />

La sacralidad de Dios se manifiesta en la rápida y definitiva remoción<br />

del mal, es decir, en la muerte de los dos sacerdotes; su gloria, que<br />

tantas veces se ha limitado a dar muestras amorosas de su poder, se<br />

revela aquí de manera terrible y espantosa (cf. Ez 28,22). Ante la tragedia,<br />

Aarón permaneció silencioso, mientras Misael y Elsafán, primos<br />

de Aarón (Ex 6,18.22), recibían la orden de retirar los cuerpos con las<br />

mismas túnicas con que habían muerto, sin solemnidades fúnebres, a<br />

un lugar fuera del campamento. A los sacerdotes les estaba estrictamente<br />

prohibido entregarse a las habituales prácticas de duelo: dejarse caer<br />

el cabello suelto y rasgarse las vestiduras en señal de dolor. Estos signos<br />

de duelo indicaban también un estado de impureza (13,45), que surgiría<br />

en este caso del contacto con el difunto. En virtud de su posición<br />

sagrada, los sacerdotes no debían contraer impureza poniéndose en contacto<br />

con un cadáver, excepto en el caso de que muriera un familiar<br />

inmediato del sacerdote ordinario (21,1-4), excepción que no se extendía<br />

al sumo sacerdote (21,10-11). En el presente caso, debido a la seriedad<br />

de la violación, ni siquiera los hijos restantes de Aarón fueron<br />

autorizados a participar remotamente en los ritos de enterramiento de<br />

Nadab y Abihú, aunque tal cosa no estaba prohibida a los demás israelitas.<br />

Todo este episodio subraya la importancia de observar incluso las<br />

minucias del ritual.<br />

El material jurídico de los vv. 8-15 no tiene nada que ver con la<br />

muerte de los dos sacerdotes. Los sacerdotes, para estar en condiciones<br />

de ejercer sus obligaciones de manera responsable, especialmente en lo<br />

que se refiere a distinguir las múltiples categorías de lo puro y lo impuro,<br />

no podían tomar ninguna bebida alcohólica antes del ejercicio de<br />

su ministerio. La prohibición se presenta como impuesta por el Señor<br />

mismo. El siguiente pasaje sobre la comida sacrificial reanuda el ritual<br />

del octavo día, que terminaba abruptamente en 9,21; la alusión a los<br />

«hijos supervivientes» de Aarón en 10,12 ha hecho posible la inserción<br />

4:23-24 LEVITICO 225<br />

de los datos interpuestos. La ofrenda de cereales, por ser sacratísima,<br />

debían comerla únicamente los sacerdotes, y cerca del altar. En cambio,<br />

las porciones procedentes del sacrificio de comunión de la comunidad,<br />

la pata y el pecho, podían comerlas los miembros, masculinos o femeninos,<br />

de las familias de los sacerdotes en cualquier lugar no contaminado<br />

de impureza; las disposiciones sobre esta participación se dan en<br />

22,10-16.<br />

En la perícopa final se nos dice que Moisés se encolerizó al saber<br />

que el sacrificio por el pecado del pueblo (9,15) había sido abrasado y<br />

no comido. Sin embargo, eso era precisamente lo mandado en tales sacrificios<br />

(4,21), puesto que ni los sacerdotes ni la comunidad podían<br />

comerlos. La clave de la solución se encuentra en 6,23. No se puede<br />

participar de un sacrificio en el que se haya llevado sangre al santuario,<br />

y eso era exactamente lo previsto para los sacrificios por el pecado de<br />

los sacerdotes y de la comunidad. Así, pues, a los sacerdotes les estaba<br />

prohibido comer el sacrificio por el pecado del pueblo, no porque se<br />

ofreciera en su propio nombre (como, por ejemplo, en 9,8ss), sino porque<br />

la sangre había sido rociada ante el velo del santuario. Tal acción<br />

no se dio en el sacrificio ofrecido por Aarón antes de la entrada formal<br />

en la tienda de la reunión, del que se dice que tuvo lugar después de<br />

los sacrificios del octavo día. Por tanto, la carne debía ser comida por<br />

los sacerdotes; de hecho se la consideró como parte del rito de expiación.<br />

La respuesta de Aarón alude a su estado de impureza moral: le<br />

faltaba la necesaria integridad para tomar parte en tal sacrificio. Afectado<br />

por la acción pecaminosa de sus hijos muertos y, de acuerdo con<br />

la mentalidad hebrea, partícipe de su culpa, no poseía el estado de santidad<br />

compatible con la comida del sacrificio por el pecado. La respuesta<br />

apacigua la cólera de Moisés. (-^-Instituciones religiosas, 76:5-38).<br />

De Vaux, IAT 449-517; Gray, op. cit., 179-270; E. Lohse, Die Ordination im<br />

Spatjudentum und im Neuen Testament (Gotinga, 1951); M. Noth, Amt und<br />

Berufung im Alten Testament (Bonn, 1958).<br />

24 III. Pureza legal (11,1-15,33). La tercera gran sección del Lv se<br />

refiere a las distintas posibilidades de caer en un estado de impureza y<br />

a los medios para salir de él. El código de pureza se ocupa de cuatro<br />

temas principales: animales puros e impuros (11,1-47), parto (12,1-8),<br />

lepra (13,1-14,57) e impureza sexual (15,1-33). Cada uno, excepto el<br />

segundo, tiene su propia conclusión. Las leyes, aunque han sido redactadas<br />

en el Israel posexílico, tienen un tono claramente arcaico.<br />

En el fondo, la distinción entre puro e impuro se refería al culto,<br />

pues la integridad era una exigencia del servicio a Yahvé tanto en la<br />

intervención cultual activa como en la simple pertenencia al pueblo de<br />

la alianza. Ser impuro era carecer de santidad, y esta falta era concebida<br />

no como una condición moral, sino como una situación entitativa incompatible<br />

con la santidad de Yahvé y, por tanto, excluyente de todo<br />

contacto con él. En Dt 14,3-20 aparece una legislación paralela sobre<br />

la pureza legal.<br />

15

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!