Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan
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590 ISRAEL Y SUS VECINOS 11:19<br />
Kemós, cuyo nombre entra en composición de muchos apelativos moabitas.<br />
A veces se ofrecían a Kemós sacrificios humanos (cf. 2 Re 3,27<br />
y la Estela moabita, 11.15-16; ANET 320). Baal de Peor era celebrado<br />
con ritos sexuales, por los que muchos israelitas se sintieron atraídos<br />
(Nm 25,1-15). El idioma, a juzgar por la Estela moabita, era muy similar<br />
al hebreo.<br />
H. J. Franken, VT 11 (1961), 100-101 (muestra serias reservas con respecto a<br />
la metodología de Van Zyl); N. Glueck, AASOR 14 (1934), 1-113; AASOR 15,<br />
1-102; AASOR 18-19, 1-50; The Other Side of the ]orian (New Haven, 1940);<br />
Murphy, CBQ 15 (1953), 409-17; M. Noth, ZAW 60 (1944), 11-57; A. H. Van<br />
Zyl, The Moabites (Leiden, 1959).<br />
19 IX. Filisteos. Aproximadamente al mismo tiempo que los israelitas<br />
invadían Palestina por el este (ca. 1200), uno de los «pueblos del<br />
mar» entraba por el oeste, llegando a aquellas costas por mar. Se trataba<br />
de un grupo no semita, cretense tal vez (Caftor; cf. Dt 2,23; Am<br />
9,7; Jr 47,4), en el sentido de que había permanecido en Creta durante<br />
algún tiempo, aunque debían de proceder de otras regiones situadas más<br />
al norte y al este. Fueron los destructores del Imperio minoico de Creta.<br />
Así, pues, y de acuerdo con esta reconstrucción, los filisteos no eran<br />
cretenses desde el punto de vista étnico, sino que habían permanecido<br />
en aquel país durante un cierto tiempo. No hay pruebas arqueológicas<br />
de su estancia en Creta. La cerámica que se ha encontrado en Filistea,<br />
correspondiente a la primera Edad del Hierro (1200-1000), es bicromática,<br />
similar a la hallada en Asia Menor, las costas egeas y los asentamientos<br />
griegos, lo cual sugiere que hay cierta conexión entre los filisteos<br />
y estas regiones.<br />
Los filisteos (o al menos algunos de estos «pueblos del mar») trataron<br />
de invadir Egipto, pero fueron enérgicamente rechazados por el<br />
faraón Ramsés III (ca. 1195-1164) en 1191 y 1188, en batallas por<br />
tierra y mar, cuya historia se cuenta en los muros del templo edificado<br />
por este faraón en Medinet Habu, en el costado occidental del valle del<br />
Nilo, frente a la actual Luxor. A uno de estos pueblos se le llama en el<br />
monumento p-r-s-t, equivalente egipcio de p-l-s-t-y, es decir, filisteos. Al<br />
ver impedida su entrada en Egipto, este pueblo se dirigió a Canaán,<br />
logrando invadir el país a través de ciertos puntos situados cerca de la<br />
actual ciudad israelí de Migdal-Ashqelon, entre Gaza y Dor, e incluso<br />
más al norte. Hacia 1180 había ocupado ya toda la llanura costera, incluida<br />
la parte interior, llamada Sefelá. La Pentápolis filistea estaba integrada<br />
por las ciudades de Gaza, Ascalón y Asdod, sobre la costa; Gat,<br />
al oeste de la Sefelá, y Ecrón, unos 10 kilómetros hacia el interior, en la<br />
misma latitud que Jerusalén. Todo este distrito, y más tarde (en tiempo<br />
de los romanos) toda la tierra de Canaán, recibiría el nombre de PHeset,<br />
es decir, Filistea o Palestina (-> Geografía bíblica, 73:72).<br />
Al igual que los hebreos, los filisteos tampoco desplazaron a la totalidad<br />
de los anteriores habitantes de Filistea, si bien mantuvieron su<br />
dominio sobre ellos. Es probable que Goliat fuese un aborigen de la<br />
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región (cf. 1 Sm 17). Gn 21,34 habla prolépticamente al llamar a esta<br />
región «la tierra de los filisteos», y lo mismo puede decirse de Gn 21,33<br />
(«rey de los filisteos»); 26,1.8; Ex 13,17; 15,14; e incluso Jos 13,2-3.<br />
Algunos han sugerido que los egipcios situaron mercenarios filisteos en<br />
sus guarniciones fronterizas ya en época temprana (cf. W. F. Albright,<br />
JPOS [1921], 187-88). Podría verse una insinuación en algunas palabras<br />
de Ramsés III: los filisteos fueron «instalados en fortalezas que<br />
les fueron destinadas en su nombre» (ANET 262), aunque el contexto<br />
no está del todo claro. Dado que la invasión de los filisteos tuvo lugar<br />
no mucho tiempo después que la de los israelitas, el choque entre ambos<br />
pueblos era inevitable. Así, la tribu de Dan, a la que le había sido asignado<br />
un territorio que, en parte, coincidía con Filistea, se vio obligada<br />
a buscar nuevas tierras más al norte, cerca de las fuentes del Jordán<br />
(Jue 13-16.18), a pesar de las proezas realizadas por su «ejército de un<br />
solo hombre»: <strong>San</strong>són. En tiempos de Samuel, Saúl y David se produjeron<br />
choques en gran escala. Los israelitas sufrieron serias derrotas en<br />
Eben-ha-Ezer y Afeq ca. 1050, y el arca de la alianza, símbolo de la<br />
presencia de Yahvé, cayó en manos de los filisteos (1 Sm 4). Los filisteos<br />
formaron grupos de población diseminados por varias llanuras palestinenses,<br />
en Esdrelón, por ejemplo, llegando hasta Bet-<strong>San</strong> (cf. 1 Sm<br />
31,10-11), e incluso en la región montañosa, como han dado a conocer<br />
las investigaciones arqueológicas realizadas en lugares como Silo (cf. Jr<br />
7,12.14; 26,6.9).<br />
El monopolio detentado por los filisteos sobre las armas y utensilios<br />
de hierro, cuyo beneficio acababa de introducirse, les dio una notoria<br />
superioridad sobre los israelitas (1 Sm 13,19-22). El conocimiento y la<br />
destreza en trabajar el hierro que poseían los filisteos forma parte de<br />
un esquema histórico bastante complejo y más amplio. Ya en ca. 1500<br />
se conocía y trabajaba el hierro meteórico y extraído de yacimientos<br />
terrestres. Su industria se desarrolló en las montañas de Armenia. Poco<br />
después lo utilizarían los hititas en la fabricación de armas. Los «pueblos<br />
del mar», entre los que seguramente hay que contar a los filisteos,<br />
que a veces servían a los hititas en calidad de mercenarios, aprendieron<br />
de sus amos los secretos del laboreo del hierro, y llegada la ocasión, utilizarían<br />
sus ventajas contra los mismos hititas, posiblemente con ocasión<br />
de una nueva invasión a cargo de su propio pueblo. El uso del hierro,<br />
a pesar de que la forma de beneficiarlo era mantenida en secreto por<br />
los herreros, se difundió rápidamente y tuvo un enorme influjo cultural<br />
e histórico (Gn 4,22 es el primero en una larga serie de textos bíblicos<br />
referentes al hierro). Gracias al empleo de este metal, las pequeñas naciones<br />
pudieron, algunas veces, eludir el dominio y el monopolio de las<br />
grandes potencias.<br />
La amenaza que significaban los filisteos tuvo mucho que ver con<br />
la institución de la monarquía israelita. Era necesario un poder fuerte,<br />
centralizado, para romper la servidumbre impuesta por los filisteos. Saúl,<br />
el primer rey, logró contener el avance de los filisteos en la región montañosa.<br />
Durante una de las frecuentes crisis que tuvo a lo largo de su