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Comentario Biblico San Jeronimo 01.pdf - Comunidad San Juan

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232 LEVITICO 4:33<br />

ficio adicional. El cap. 14 concluye con un resumen general de los desórdenes<br />

considerados y la finalidad de la precedente casuística: el<br />

discernimiento de la pureza legal (54-57).<br />

33 D) Impureza sexual (15,1-33). No sólo existía cierta atmósfera<br />

de misterio en torno a la facultad de generación, sino que también la<br />

pérdida de semen por un hombre o de sangre por una mujer era considerada<br />

como una pérdida de vitalidad, una disminución del principio<br />

vital. Ambas cosas comportaban un estado de indignidad que impedía<br />

toda intervención activa en la vida cultual de Israel. Lo que aquí interesa<br />

no es la culpabilidad moral. Además, el aislamiento exigido no era<br />

una medida punitiva, sino que impedía la propagación de la impureza<br />

por contacto. Aunque gran parte de esta legislación se funda en ciertas<br />

razones higiénicas que conocemos por las fuentes babilónicas y egipcias,<br />

el énfasis del Lv es claramente cultual (31); por tanto, no debe sorprender<br />

su tono de medicina primitiva, basada a menudo en ideas populares.<br />

La impureza en los hombres, considerada en los vv. 2-17, podía<br />

producirse de varias maneras. El flujo anormal (en hebreo, zob) de<br />

2-15 se refiere, con toda probabilidad, a las excreciones genitales resultantes<br />

de la gonorrea. El paciente comunicaba su impureza a las personas<br />

con quienes se ponía en contacto, a los muebles en que se acostaba<br />

o sentaba, a los aparejos que utilizaba para montar y a los objetos domésticos<br />

que tocaba. Las personas que hubieran entrado en contacto<br />

con tal hombre o con cosas que él hubiera contaminado debían lavarse<br />

y lavar sus vestidos, y permanecían impuras hasta la tarde; las vasijas<br />

de barro se destruían y los objetos de madera se lavaban. Terminada su<br />

enfermedad, el hombre esperaba siete días antes de efectuar su purificación<br />

mediante las lustraciones usuales. Su reintegración social se efectuaba<br />

el octavo día por medio de una ofrenda pública de dos tórtolas<br />

o pichones como sacrificio de expiación por el pecado y holocausto. La<br />

segunda causa de impureza masculina (16-17) era la pérdida de semen,<br />

fuera o no voluntaria. Su estado de impureza duraba un día y exigía<br />

simplemente que él se lavara y lavara también toda pieza de tela o piel<br />

mancillada por el semen. En Dt 23,11 se añade que el interesado se<br />

ausente de la comunidad.<br />

El v. 18 sirve de transición entre las dos secciones sobre la impureza<br />

en el hombre y en la mujer. Las relaciones sexuales entre un hombre<br />

y una mujer, tanto si el acto era lícito como si no lo era, entrañaban<br />

impureza legal. La ley se refería a la pérdida de vitalidad en el varón<br />

y a la impureza resultante en la mujer del contacto con el semen masculino.<br />

El estado consiguiente era de poca duración —un día—, y el único<br />

ritual exigido era el baño. La indignidad cultual producida por la unión<br />

sexual era corriente entre los antiguos, y su antigüedad en Israel se<br />

refleja en 1 Sm 21,4-5.<br />

La impureza femenina (19-30) era consecuencia de la menstruación<br />

(19-24) o de un anormal flujo de sangre fuera del período habitual o<br />

más allá de la duración usual del período (25-30). Al tiempo de la<br />

4:34 LEVITICO 233<br />

menstruación, la impureza duraba siete días, durante los cuales ésta podía<br />

ser comunicada a personas y objetos de la misma manera que en el<br />

caso del hombre con flujo crónico. El sentido exacto del v. 23 es difícil<br />

de determinar tanto en el TM como en los LXX; no obstante, el siguiente<br />

parece ser la versión más rigurosa del hebreo: «Si hay un objeto<br />

sobre la cama o la silla en que ella se sienta, quien lo toca se hace<br />

impuro hasta la tarde». Un hombre que se acercara a una mujer en<br />

menstruación contraía sexualmente la impureza de ella, permanecía impuro<br />

una semana y podía transmitir la impureza durante ese tiempo. La<br />

pena más estricta impuesta por la misma acción en 20,18 procede de<br />

una tradición independiente, más preocupada (como indica el contexto)<br />

por los aspectos morales del caso. Tratándose de una irregularidad menstrual,<br />

la mujer permanecía impura y en condición contagiosa durante el<br />

tiempo del flujo de sangre. Dado que esto era una verdadera enfermedad<br />

y no un fenómeno puramente natural, se requería una purificación<br />

cultual el octavo día después de la curación mediante la oblación de<br />

dos aves como sacrificio por el pecado y como holocausto. El v. 31 es<br />

significativo no sólo para este capítulo, sino para toda la sección sobre<br />

la pureza legal: en el fondo de la legislación sobre lo puro y lo impuro<br />

subyace una preocupación cultual, pues cualquier profanación de la morada<br />

del Señor podía castigarse con la muerte. El v. 32 ofrece un resumen<br />

completo de todos los puntos tratados (—»Instituciones religiosas,<br />

76:118-19).<br />

34 IV. El Día de la Expiación (16,1-34). La minuciosa descripción<br />

del Yom Kippur en el Lv está perfectamente situada después del ritual<br />

de los sacrificios y el código de pureza legal, pues ambos sirven de trasfondo<br />

para entender la fiesta misma (—»Instituciones religiosas, 76:<br />

156-57). La descripción del ritual (1-28) va seguida de ciertas directrices<br />

sobre algunos rasgos periféricos de la fiesta; así, por ejemplo, ayuno y<br />

descanso (29-34). Esta celebración anual, tan importante en el Israel<br />

posexílico, nunca es mencionada en la literatura preexílica, y las ceremonias<br />

de la festividad, tal como aparecen en el Lv, constituyen una<br />

combinación de distintos ritos reunidos en un capítulo de redacción más<br />

bien floja (nótense los duplicados en los vv. 6 y 11, 9b y 15, 3b y 32b).<br />

Al indicar el ritual (1-28), el Señor se dirige sólo a Moisés, quien<br />

debe luego transmitir el mensaje a Aarón. La referencia a la muerte de<br />

los hijos de Aarón en el v. 1 no tiene valor cronológico, pues sirve únicamente<br />

de nexo artificial para incorporar el material del Yom Kippur.<br />

La solemnidad de la fiesta queda inmediatamente de manifiesto por el<br />

anuncio de que sólo con motivo de la celebración anual de la misma<br />

puede el sumo sacerdote traspasar el velo que ocultaba el santo de los<br />

santos y entrar en el lugar sagrado. 2. ante el propiciatorio (kapporet):<br />

Con este término se designa la tapa de oro del arca (Ex 25,17-22). Dado<br />

que el arca no fue recuperada después del destierro, en el santo de los<br />

santos sólo se encontraba el propiciatorio, lo cual explica la importancia<br />

que se le concede en el cap. 16. Dado que allí se manifestaba la gloria<br />

de Yahvé (Ex 40,34; Nm 7,89), la entrada en cualquier otra ocasión

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