Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
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<strong>Bhakti</strong>-ras yana<br />
mrdhny avaghr€ya param€ˆ<br />
mudaˆ lebhe kurdvaha<br />
®r…mad-Bh€gavatam (10.6.43) y B had-bh€gavat€m ta (2.7.128)<br />
Cuando el magnánimo Nanda regresó de Mathur€, sentó a su<br />
hijo ®r… K Ša en su regazo y experimentó un inmenso p<strong>la</strong>cer<br />
oliendo Su cabeza una y otra vez.<br />
Nanda B€b€ había estado siempre muy desapegado de<br />
<strong>la</strong>s cosas mundanas, pero cuando ‘nació’ K Ša se encariñó<br />
con Él de tal modo, que parecía víctima de un encantamiento.<br />
Antes de que K Ša naciera, él nunca había tenido que ir al reino<br />
de Kaˆsa, pero como ahora necesitaba dinero para mantenerle,<br />
viajó a Mathur€ con intención de hab<strong>la</strong>r con Vasudeva. Al llegar<br />
allí, Vasudeva le advirtió:<br />
—¡Oh, Nanda! Por favor, regresa a Goku<strong>la</strong> enseguida.<br />
Los demonios van a causar graves trastornos, pues Kaˆsa ha<br />
decidido matar a todos los niños nacidos en los últimos diez días.<br />
En el camino de vuelta a Goku<strong>la</strong>, Nanda vio el inmenso<br />
cadáver de Ptan€ junto a <strong>la</strong> carretera y, temiendo por el bienestar<br />
de K Ša, se apresuró aún más. Cuando llegó y vio que K Ša<br />
estaba bien, sintió que <strong>la</strong> vida volvía a su cuerpo. Su antiguo<br />
desapego había desaparecido. Sentando a K Ša en su regazo,<br />
el noble Nanda Mah€r€ja olió Su cabeza una y otra vez.<br />
—¡Bhagav n Te ha salvado de un gran peligro! —Le dijo.<br />
Luego supo por su hermano Upananda y por otras personas<br />
que <strong>la</strong> demonia Ptan€ había tomado a K Ša en sus brazos y<br />
Le había introducido su pecho envenenado en <strong>la</strong> boca. K Ša se<br />
aferró a el<strong>la</strong> y no quiso soltar<strong>la</strong>, y el<strong>la</strong> se echó a vo<strong>la</strong>r pensando<br />
que si podía llegar al menos hasta donde estaba Kaˆsa,<br />
este los separaría. Pero K Ša le succionó el pecho con tal fuerza,<br />
que no solo tomó su leche envenenada, sino también su vida.