Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Madre Ya od€ ata a K Ša<br />
ningún esfuerzo, pero cuando no quiso que Su madre se fuera, a<br />
pesar de aplicar toda Su energía, el<strong>la</strong> Le dejó y se fue a atender <strong>la</strong><br />
leche. Enfadado, K Ša se echó a llorar hasta que se Le pusieron<br />
los ojos rojos. Mordiéndose el <strong>la</strong>bio como hacen los demás<br />
niños, pensó: “¡Mamá Me ha dejado y no Me va a dar leche!”,<br />
y entonces agarró una piedra y rompió <strong>la</strong> vasija de <strong>la</strong> mantequil<strong>la</strong>.<br />
Entretanto, Ya od€ dijo a <strong>la</strong> leche: “¡No te derrames!<br />
¡Te necesito para preparar dulces para K Ša!” Pero tal vez <strong>la</strong><br />
leche sentía: “¿Para qué me necesitas? El estómago de K Ša<br />
nunca se puede llenar, como tampoco se puede agotar tu<br />
suministro de leche; K Ša podría seguir bebiendo sin parar y<br />
esta nunca se acabaría. Si no puedo satisfacer a K Ša, dejaré mi<br />
vida derramándome sobre el fuego”.<br />
Ya od€ insistió: “¡No abandones <strong>la</strong> vida! ¡Te necesito!”,<br />
y roció un poco de agua sobre <strong>la</strong> leche para que no se saliera más.<br />
Al regresar, se dio cuenta de que <strong>la</strong> vasija de <strong>la</strong> mantequil<strong>la</strong> estaba<br />
rota y de que K Ša no se encontraba donde Lo había dejado.<br />
Sin embargo, sí estaban Sus huel<strong>la</strong>s, y estas apuntaban hacia <strong>la</strong><br />
casa. Ya od€ siguió tras <strong>la</strong> pista de Su hijo y rió al descubrirlo<br />
sentado sobre un mortero vuelto <strong>del</strong> revés dando yogur a los<br />
monos y comiendo Él también. “K Ša es un verdadero amigo<br />
de esos monos —pensó—. Debo darle una lección por esto,<br />
pero estropeará <strong>la</strong> diversión, y hasta ahora nunca Lo había<br />
castigado”. Sonriendo para sus adentros, agarró un palo para<br />
asustarlo y se escondió sin hacer ruido para que Él no supiera<br />
que estaba siendo observado. “Si mira hacia aquí y sabe que Le<br />
estoy mirando, tendré que perseguirlo”, se dijo. K Ša también<br />
estaba alerta pensando: “Si viene mamá o cualquier otra persona,<br />
tendré que echar a correr”.<br />
Ya od€ advirtió que, además de los monos, se había<br />
congregado allí un grupo de cuervos. Todos ellos habían<br />
153