Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
168<br />
<strong>Bhakti</strong>-ras yana<br />
otra “sai”, que es una pa<strong>la</strong>bra sencil<strong>la</strong> y dulce para referirse<br />
a una amiga:<br />
—Sai, ¿por qué tuvimos que escuchar el nombre de ®y€ma?<br />
Tras meterse en nuestros oídos, ha tocado lo más profundo de<br />
nuestros corazones y ha trastornado nuestras vidas.<br />
En su ansiedad por encontrarse con K Ša, <strong>la</strong>s pastorcil<strong>la</strong>s<br />
se sintieron embelesadas. Este es precisamente el propósito<br />
de escuchar <strong>la</strong>s escrituras. Cuando escuchamos <strong>la</strong>s glorias de<br />
nuestra deidad adorable, nuestro corazón tiene que sentirse<br />
tan apegado a Él, que de día y de noche no hagamos otra cosa<br />
que meditar en Su dulzura. No es que <strong>la</strong>s pastorcil<strong>la</strong>s hayan<br />
culminado su práctica espiritual (s dhana) con <strong>la</strong> obtención de<br />
su forma perfecta (svarpa siddhi), sino que son manifestaciones<br />
de <strong>la</strong> potencia de bienaventuranza <strong>del</strong> Señor Supremo (hl€din…).<br />
La gente común no puede meditar en estas cosas. Sin embargo,<br />
cuando el practicante escucha estos temas y hab<strong>la</strong> de ellos,<br />
al igual que alguien que trabaja en una fábrica de aceite acaba con<br />
una capa de aceite en <strong>la</strong>s manos, sus manos también quedarán<br />
cubiertas con una capa de aceite; es decir, se despertará en él una<br />
pequeña emoción trascendental (bh va) que hará que su vida sea<br />
un éxito.<br />
Nuestros sentimientos espirituales deben ser tan profundos,<br />
que no podamos olvidarlos ni un solo momento. Pero, por<br />
desgracia, parece como si nos hubiésemos acostumbrado a<br />
hacer precisamente lo contrario. Escuchamos estos temas,<br />
pero acto seguido el recuerdo <strong>del</strong> disfrute material parece<br />
consumirnos. Cantamos el santo nombre, estudiamos versos y<br />
damos c<strong>la</strong>ses sobre <strong>la</strong>s escrituras, pero ¿dónde están nuestras<br />
mentes? Al igual que un recipiente vacío se llena enseguida<br />
de agua al ser introducido en un río, inmediatamente después<br />
de haber oído hab<strong>la</strong>r un poco de K Ša, nuestras mentes se