Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
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Los Pavos Reales Danzan con <strong>la</strong> Melodía de <strong>la</strong> F<strong>la</strong>uta de K Ša<br />
sino Devak…-suta Dv€rak€dh… a K Ša, que tuvo <strong>la</strong> bondad de<br />
poner Sus pies sobre los p<strong>la</strong>netas celestiales. Pero allí Él no toca<br />
<strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta ni los pavos reales danzan; lo único que hay en Sus<br />
manos es una caraco<strong>la</strong> y un disco. En ese lugar no muestra los<br />
cuatro aspectos especiales de dulzura, puesto que estos existen<br />
so<strong>la</strong>mente en Vrindavan. Por lo tanto, <strong>la</strong> fama de Vraja es mayor<br />
que <strong>la</strong> de los p<strong>la</strong>netas celestiales, VaikuŠ˜ha o Dv€rak€.<br />
En VaikuŠ˜ha, Lak m… recibe el contacto de los pies de<br />
N€r€yaŠa, una expansión de K Ša que posee <strong>la</strong>s seis opulencias.<br />
Sin embargo, en VaikuŠ˜ha <strong>la</strong>s cuatro c<strong>la</strong>ses de dulzura están<br />
ausentes y tampoco hay pavos reales que dancen al son de <strong>la</strong><br />
f<strong>la</strong>uta. Por tanto, en este verso <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra ‘Devak…’ solo puede ser<br />
otro nombre de Ya od€, Su madre, porque quien toca <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta es<br />
Vrindavan-K Ša o Govinda. Y cuando lo hace, todas <strong>la</strong>s entidades<br />
vivientes olvidan lo que están haciendo y escuchan maravil<strong>la</strong>das.<br />
¿De qué forma escucharon <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta y presenciaron <strong>la</strong> danza de los<br />
pavos reales <strong>la</strong>s gop…s? Lo vieron y escucharon todo sentadas en<br />
sus hogares, en su meditación.<br />
—¡Miren! —decían—. Los pavos reales bajan a <strong>la</strong>s praderas<br />
para danzar con el sonido de <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta de K Ša. Nosotras no<br />
podemos hacer algo así. Nos gustaría poder cantar y bai<strong>la</strong>r con<br />
Él, pero hay demasiados impedimentos. Las personas mayores<br />
nos vigi<strong>la</strong>n, de modo que eso es algo imposible para nosotras.<br />
Somos tremendamente desafortunadas.<br />
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