Bhakti Rasayana, la Alquimia del amor - Sri Gaudiya Vedanta Samiti
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Las Nubes, los Ríos y los Árboles <strong>Sri</strong>ven a K Ša<br />
cantó de nuevo y esta vez se le acercaron más ciervos aún.<br />
Cuando estaban absortos, le quitó <strong>la</strong> guirnalda al que <strong>la</strong> llevaba,<br />
y en cuanto dejó de cantar, los ciervos salieron de nuevo corriendo.<br />
Antiguamente había cantantes y músicos como esos que podían<br />
hacer que lloviera o incluso encender fuego sin necesidad de<br />
fósforos ni ningún otro artilugio. Por lo tanto, no podemos<br />
ni concebir siquiera los efectos que <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta de K Ša es capaz<br />
de producir.<br />
K Ša Se adentró en el bosque y tocó <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta de tal modo,<br />
que todos se quedaron fascinados.<br />
—¡Ha venido nuestro amigo! —dijeron <strong>la</strong>s nubes—.<br />
Démosle <strong>la</strong> bienvenida.<br />
¿Por qué eran amigos? Porque tenían el mismo color azul<br />
oscuro. El sol <strong>del</strong> mediodía había recalentado <strong>la</strong>s piedras y<br />
<strong>la</strong> tierra, y cuando K Ša tocó aquel<strong>la</strong> melodía con <strong>la</strong> f<strong>la</strong>uta,<br />
Sus amigos y <strong>la</strong>s vacas se quedaron paralizados y no pudieron<br />
hacer otra cosa que escuchar. Entonces <strong>la</strong>s nubes comenzaron<br />
a arremolinarse sobre K Ša, los pastorcillos, <strong>la</strong>s vacas y los<br />
terneros. Queriendo servirles a todos ellos, cubrieron al sol<br />
utilizando su cuerpo a modo de sombril<strong>la</strong>, y por realizar ese<br />
servicio, su <strong>amor</strong> incrementó y de sus ojos brotaron lágrimas en<br />
forma de refrescantes gotas de lluvia que cayeron suavemente<br />
<strong>del</strong> cielo como una ofrenda de flores.<br />
Las gop…s dicen:<br />
—¡Esas nubes son tan dichosas! Nosotras no podemos<br />
compararnos con el<strong>la</strong>s porque no podemos realizar ningún<br />
servicio para K Ša. No hay nadie tan desafortunado<br />
como nosotras.<br />
El practicante también debe sentirse así. “Todo el mundo<br />
sirve a K Ša menos yo”. Si se siente así, es seguro que avanzará<br />
en su práctica espiritual. Pero si en lugar de ello ve fallos en los<br />
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