Ramon Florenzano y Beatriz Zegers – Psicologia Medica
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138 Psicología Médica<br />
ejemplo, en la inteligencia cognitiva. Desde Binet y Simon a fines del siglo XIX, se ha<br />
podido constatar que la capacidad intelectual puede operativizarse en constructos como<br />
el cuociente intelectual (CI), donde por definición los individuos se agruparán en aquéllos<br />
de inteligencia promedio (por definición un CI entre 90 y 1 10, en promedio I 00), aquéllos<br />
de inteligencia subnormal (bajo 90) y los superdotados (sobre 120). De esta agrupación<br />
que parte de los resultados de tests con definiciones operacionales aplicadas a grupos<br />
amplios de sujetos, se llega a estudiar luego las consecuencias conductuales que se<br />
encuentran en los grupos extremos de la curva de Gauss: se pueden hacer descripciones<br />
clínicas de características de los distintos grados de retardo mental, por ejemplo. Otro<br />
caso sería el de la depresión: la severidad de los cuadros depresivos se puede cuantificar<br />
mediante diversas escalas, tales como las de Hamilton,Ztng, etc. Estas escalas son útiles<br />
para medir la evolución clínica de los cuadros depresivos, y el impacto de los tratamientos<br />
realizados sobre las depresiones.<br />
Ahora, hay dificultades para generalizar este criterio, que no se puede aplicar a<br />
todos los casos. Por ejemplo, aunque en algunos países europeos la mayoría de los<br />
matrimonios terminen en divorcio, esto no hace normal divorciarse; si en una comunidad<br />
el robo fuera prevalente, tampoco sería una conducta normal. El que algo sea aceptado<br />
poruna mayona,no lo hace necesariamente normal. En todo caso, no se puede minimizar<br />
la importancia actual de las aproximaciones cuantitativas: cada vezmás, todas las áreas<br />
del quehacer clínico se han aplicado con creciente eficacia.<br />
Normalidad como equilibrio dinámico. Esta aproximación se inserta dentro de<br />
lateona de los ciclos vitales. En esta perspectiva, la normalidad es un fenómeno variable<br />
a lo largo del ciclo vital de cada persona, existiendo una amplia gama de posibilidades<br />
de adaptación individual, dependiendo de las características fluctuantes del entorno. Este<br />
hecho se liga también a los procesos de maduración biopsicosocial a lo largo de la vida:<br />
desde la perspectiva del desarrollo, los sujetos nacen en cierto nivel de maduración, y<br />
progresan a lo largo de un conjunto de etapas parallegar a un grado mayor de equilibrio<br />
en la medida que transcurre la vida.<br />
Entre los ejemplos de la aplicación de este criterio se encuentran los trastornos<br />
de atención delanlñez, que generalmente desaparecen al llegar a la adolescencia. En este<br />
y otros casos, la maduración implica la superación de situaciones anormales que se<br />
atribuyen a inmadurez del sistema nervioso central. Otro ejemplo sería el de la maduración<br />
psicosexual, que se liga a la aparición de síntomas de diverso tipo, tales como<br />
dificultades en la relación de pareja o en la relación sexual propiamente tal. Finalmente,<br />
en el caso de la conducta anti-prosocial hay una variabilidad de las actitudes de niños y<br />
adolescentes en la medida que progresan en su crecimiento y desarrollo.<br />
En este caso, se dice que en la normalidad y salud mental se aplica un criterio<br />
normativo, que no es el de la normalidad estadística, sino uno cualitativo, en el que se<br />
hace un juicio prudencial en cada caso en relación a como se encuentra un sujeto en un<br />
momento dado de su ciclo vital y en relación a su equilibrio con el entorno familiar y<br />
sociocultural.