Ramon Florenzano y Beatriz Zegers – Psicologia Medica
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Las etapas de la vida<br />
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ala otra persona como tal y diferenciarla de imágenes significativas del propio pasado.<br />
Ya señalamos que existen personas que tienden, reiteradamente, a transformar alapareja<br />
en el progenitor del sexo opuesto: a la esposa en la propia madre o al esposo en el propio<br />
padre. Dicha transformación puede ligarse a regresiones y actitudes infantiles o adoles-<br />
centes tomadas frente a la pareja, o bien a dificultades como la impotencia masculina o<br />
anorgasmia femenina en la relación sexual.<br />
La estabilidad de la relación de pareja se liga a otra diferenciación subjetiva<br />
subrayada por Kernberg: la capacidad de enamorarse, que es diferente de la capacidad de<br />
mantenerse enamorado. Ya Freud describió el enamoramiento como un estado psicológico<br />
especial, que rompía las barreras del narcisismo y que alteraba el equilibrio psíquico<br />
que antes se centró en la propia persona. Existen personas que no llegan a desarrollar esta<br />
primera capacidad y viven demasiado centradas en sí mismas como para poder acercarse<br />
a otros. Quienes poseen estas estructuras narcisistas no llegan nunca a enamorarse<br />
realmente. Existen, también, quienes se pueden enamorar y lo hacen frecuentemente,<br />
pasando de entusiasmo en entusiasmo y de amor en amor. El donjuanismo representa<br />
dicha situación, que muchas veces coffesponde a síndromes de difusión de identidad<br />
como los descritos por Erickson; se ven los adolescentes eternos antes mencionados, así<br />
como algunas estructuras limítrofes de personalidad. Existen, finalmente, quienes ade-<br />
más de la capacidad de enamorarse, consolidan su capacidad de intimidad y, con ella, la<br />
capacidad de mantenerse enamorados. Ésta involucra el haber superado la ambivalencia<br />
inicial y permitirse una relación con la capacidad de diferenciación plena en el plano<br />
sexual. Dicha capacidad, en términos psicoanalíticos, implica la integración de un<br />
Superyó que es capaz de preocuparse y cuidar la relación de pareja, y asumir la responsabilidad<br />
moral que asegure la estabilidad futura de la relación.<br />
Lo anterior subraya la base intrapsíquica dela estabilidad de la relación de pareja,<br />
e ilustra cómo ésta depende de la maduración e integración de personalidad previas del<br />
sujeto. Asimismo, esta estabilización depende de algunos elementos interpersonales en<br />
que las parejas deben coincidir para hacer un ajuste adecuado. Dicks ha centrado estos<br />
elementos en tres áreas: la existencia de un trasfondo sociocultural común, de aspiraciones<br />
y expectativas semejantes, y la existencia de lo que él llama identificaciones proyectivas<br />
mufuas complementarias.<br />
Los estudios cuantitativos subrayan la importancia de una formación semejante<br />
y de un marco referencial cultural compartido: la gente tiende a casarse entre iguales<br />
("cada oveja con su pareja"). Covamrbias y cols., muestran que el 83,5yo de las parejas<br />
están formadas por personas del mismo nivel socioeducacional y que el 81,3o/o comparte<br />
un lugar geográf,rco de origen semejante (urbano o rural). Las diferencias de origen<br />
étnico, nacional o social, implican un mayor nivel de tensión y mayores dificultades de<br />
adaptación.<br />
La comunidad de intereses, aspiraciones y expectativas, es también importante<br />
para mantener una relación matrimonial. Cuando ésta se aftrma sólo en el atractivo fisico<br />
o en la pasión sexual, tiende a deteriorarse y a sentirse vacía con el correr del tiempo y