Ramon Florenzano y Beatriz Zegers – Psicologia Medica
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Las etapas de la vida<br />
un cuarto a un tercio de losjóvenes ha tenido relaciones sexuales en este período. El doble<br />
estándar de nuestra cultura, más permisivo con respecto a hombres que a mujeres, está<br />
variando en las últimas décadas. Psicológicamente, sin embargo, es necesario que exista<br />
un lapso de tiempo entre tener la capacidad biológica de relacionarse sexualmente y el<br />
concretar esta potencialidad en la práctica.<br />
Lentamente surge, en este período, la capacidad de enamorarse, integrando<br />
componentes espirituales, sentimentales y eróticos en una persona, no disociadas en<br />
diferentes personas, como en las etapas anteriores. El adolescente es capaz de integrar<br />
estos aspectos gracias a la capacidad de úllizar mecanismos de defensa más elaborados,<br />
tales como los de fantasía activa (ensoñación), el de sublimar impulsos prohibidos en<br />
otros socialmente aceptables, y el de intelectualizar y racionalizar cierto ascetismo. La<br />
adolescencia media constituye, entonces, una última etapa en la que pueden ensayarse<br />
conductas sin que esta práctica tenga las consecuencias determinantes y los compromisos<br />
a largo plazo propias de las etapas consecutivas.<br />
http://psikolibro.blogspot.com<br />
Adolescencia final. En esta etapa terminal de la adolescencia se concreta la<br />
consolidación de la identidad del joven. La respuesta a la pregunta ¿Quién soy yo? tiene<br />
que contestarse ahora. La búsqueda de vocación definitiva se hace más premiosa y<br />
urgente, y es muchas veces estimulada por hermanos o amigos que se casan o comienzan<br />
a trabajar. Para muchos adolescentes dicha etapa constituye un desarrollo lógico y no<br />
conflictivo de procesos previos. En otros casos, hay conflictos más abiertos, que llevan,<br />
a veces, a la así llamada por Erikson moratoria psicosocial.<br />
La identidad consiste en la sensación de continuidad del sí mismo ("self')<br />
personal a lo largo del tiempo. Dicha identidad hace a la persona diferente tanto de su<br />
familia como de sus coterráneos. Ella confiere continuidad a las conductas individuales<br />
en diferentes circunstancias, y diferencia al joven de su familia, grupo social, colegas<br />
profesionales y laborales, grupo etario y momento histórico. El completar la propia<br />
identidad es personal y socialmente necesario para posteriormente, evitar fluctuaciones<br />
extremas. La elección vocacional se hace con un costo intemo y externo: el cambiarse<br />
de una caftera a otra cuesta cada vez más en la medida que transcurre el tiempo. Lo<br />
mismo vale para la elección de pareja: el daño emocional que conllevan las separaciones<br />
matrimoniales es progresivo.<br />
En cuadros clínicos tales como ciertas neurosis y patología limítrofe del carácter,<br />
no se produce este cierre y delimitación de elecciones. El patológico síndrome de<br />
difusión de identidad descrito por Erikson, se advierte en sujetos que cronológicamente,<br />
van de oficio en oficio, de carrera en caffera, o de pareja en pareja, ya que no han<br />
logrado una definición positiva de la propia identidad. La alineación y el fatalismo<br />
juveniles, y el cierre prematuro de la identidad, son otros desenlaces anorrnales de este<br />
período más acentuada en la adolescencia inicial que en la tardia. De los 12 a 13 años<br />
sólo el 46Vo de los adolescentes informa experimentar atracción fisica hacia la mujer<br />
que se quiere. E,ste porcentaje sube aunS3oA en el período de 16-17 años. La frecuen-<br />
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