Ramon Florenzano y Beatriz Zegers – Psicologia Medica
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Las etapas de la vida<br />
Reacciones de la familia ante la enfermedad grave y la muerte<br />
La enfermedad terminal de mal pronóstico, provoca también una respuesta emocional<br />
intensa en los familiares del afectado: es importante tomar dichas respuestas muy en<br />
cuenta. El saber que un marido va a morir, por ejemplo, hace que su cónyuge se enfrente<br />
a la perspectiva de cambios radicales, no sólo por la pérdida de su pareja, a veces de<br />
muchos años, sino por tener que enfrentar ahora la vida sola.<br />
Si el marido ha sido la principal fuente de sustento para la familia, su muerte<br />
cercana suele implicar cambios en el nivel de vida, venta de bienes, o la necesidad de<br />
comenzar a trabajar para subsistir. Cuando se mantiene una situación económica consolidada,<br />
la viuda deberá hacerse cargo de la administración de ésta, y a veces enfrenta a<br />
esas alturas situaciones complejas. Lo anterior explica porqué, muchas veces la reacción<br />
de la mujer sea de resentimiento o aún de enojo. Se siente dejada sola y abandonada por<br />
su marido, con una carga que la parece a veces pesada en exceso. Puede asimismo resentir<br />
la escasa ayuda del resto de la familia, y pensar que los hijos o los médicos, no están<br />
conscientes de lo que a ella se le viene encrma.<br />
Cuando es la cónyuge la que enferma, el marido puede experimentar sentimientos<br />
encontrados. Si ella trabajaba, su aporte desaparece. Si estaba en el hogar, desaparecerá<br />
el apoyo emocional y la "infraestructura logística" que ella representa. Lo anterior puede<br />
parecer una descripción fría y mecanicista, pero si bien al relación de pareja tienen un<br />
componente afectivo central, también implica un apoyo mutuo, en el cual muchas veces<br />
el hombre puede desarrollar actividades externas importantes porque "cuenta" con su<br />
mujer apoyándolo con la crianza de los hijos, la organización de su casa y otras tareas<br />
inaparentes pero no por eso menos importantes. Al enfermar ella, este equilibrio se<br />
desploma y se producen reacciones emocionales similares a las antes descritas.<br />
El resto de la familia a veces no acepta las necesidades del marido o su cónyuge.<br />
En dichas situaciones, él agradece sobremanera una tarde en la que unatia se hace cargo<br />
de los niños, o bien para ella, es importante que un hermano mayor se siente a ayudar a<br />
analizar la situación financiera de su familia.<br />
Otro tema complejo, habitualmente, es el de la comunicación de la familia con<br />
el enfermo terminal. Para todos es dificil hablar naturalmente del tema de la muerte de<br />
uno de sus miembros y, típicamente, se tiende a evitar mencionar éste frente al afectado<br />
directo. Es sorprendente a veces ver cómo miembros de una pareja que han compartido<br />
todo por treinta o cuarenta años, no mencionan frente al otro la información de que uno<br />
de ellos tiene una enfermedad fatal. Este ocultamiento de hechos a veces obvios -<br />
adelgazamiento, desfiguramiento fisico, etc.- introduce un elemento de insinceridad o<br />
engaño en los últimos días de la vida del marido o de la mujer. Ello se liga ala presencia<br />
de emociones, a veces intensas en la situación. Una de ellas es la culpa: el sentirse<br />
responsable de no haber presionado para acudir antes al médico, o el haber omitido<br />
consultar otra opinión después del diagnóstico benigno del primer facultativo, siguen<br />
agobiando nuestra experiencia- a muchos viudos o viudas después de la muerte de<br />
su pareJa.<br />
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