Ramon Florenzano y Beatriz Zegers – Psicologia Medica
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Las etapas de la vida<br />
dificultad en las actividades educativas y de promoción de salud está en que tendemos<br />
a negar la muerte y a proyectar la causa de ésta en agentes externos que aparecen como<br />
inevitables.<br />
La psiquiatra austríaca Elizabeth Kubler-Ross es quizás la autora que en forma<br />
más sistemática y profunda, ha explorado tanto las reacciones psicológicas frente a la<br />
muerte como las actitudes de profesionales y familiares frente a la enfermedad crónica<br />
y la muerte de pacientes y parientes, respectivamente. En su libro al respecto describe una<br />
sucesión psíquica de etapas de reacción a la muerte que son, hoy día, ampliamente<br />
aceptadas, A saber:<br />
l. Primera etapa: Negación<br />
2. Segunda etapa: Enojo<br />
3. Tercera etapa: Negociación<br />
4. Ctarta etapa: Depresión<br />
5. Quinta etapa: Aceptación<br />
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Negación. Típicamente, la persona que recibe la noticia de que tiene una enfermedad<br />
fataly que sus días están contados, responde con sorpresa e incredulidad. Expre-<br />
siones del tipo "¡No puede ser!" son frecuentes, asi como la reacción psicológica de<br />
negación. En ella la persona rechaza consciente o inconscientemente la información<br />
objetiva recibida, y comienza a act.nr como si nada sucediera. A veces se supone que los<br />
exámenes que revelan, por ejemplo, la presencia de una leucemia son un error de<br />
laboratorio, o coffesponden a otra persona. En otras oportunidades, se duda del médico<br />
que ha hecho el diagnóstico y se piden segundas opiniones, o bien se decide ir a otros<br />
centros médicos, incluso en el exterior.<br />
Algunas de las conductas ligadas con dicha etapa de negación son adaptativas.<br />
Puede ser útil para el paciente no aceptar de buenas a primeras un pronóstico reservado<br />
y buscar otras opciones. El hecho de mantener una actitud de "aquí no ha pasado nada"<br />
permite también enfrentar situaciones personales, familiares o laborales pendientes.<br />
Sin embargo, la negación llevada a un extremo hace que la persona se sienta<br />
omnipotente y a veces atrada, sin estarlo. Esto puede llevarla a mantener niveles de<br />
actividad excesivos o que se alimente en forma inadecuada o a que no acepte tratamientos<br />
que pueden ser drásticos pero potencialmente salvadores.<br />
En múltiples ocasiones nos han llamado a ver pacientes que no aceptan tomar sus<br />
medicamentos, o que rehúsan someterse a una intervención quirurgica indispensable.<br />
Entonces el médico debe tratar de aceptar que el paciente pasa por una fase de negación<br />
con su contrapartida interpersonal, que es el aislamiento. En éste la persona deja de estar<br />
abierta a la información u opiniones de familiares o profesionales, y se cierra en sí mismo,<br />
tratando de elaborar internamente el impacto de la noticia. En la mayoría de los casos,<br />
se sale de esta fase más o menos rápidamente, y sólo una minoría de pacientes se aferra<br />
a una posición de negación patológica de la realidad.