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24-VE-A-Savoir

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Introducción<br />

empleo más que una multiplicación de "oportunidades" que los discursos oficiales<br />

destacan como vectores de promoción social. Sin embargo, hay programas públicos<br />

y privados que tienen por objetivo que estas familias integren mecanismos de crédito<br />

al consumo y para vivienda. A menudo, las grandes cadenas de distribución ofrecen<br />

posibilidades de compra a crédito que permiten adquirir bienes de consumo (televisión,<br />

computadora) o un automóvil. Los grandes programas de vivienda que se han<br />

concebido para resolver problemas de alojamiento precario o informal, en particular<br />

en Brasil, Chile o México, conllevan un importante dispositivo financiero ya que los<br />

beneficiarios también deben ahorrar varios años para acceder a una vivienda que<br />

terminan pagando en plazos muy largos (veinte o treinta años). De esta manera, el<br />

mercado de bienes raíces dispone de una oferta muy segmentada en función del<br />

ingreso que va desde la pequeña casa entregada sin acabados destinada a las clases<br />

populares hasta los fraccionamientos lujosos con servicios colectivos para la clase<br />

media acomodada. El punto común es que todos incorporan mecanismos de financiamiento<br />

y, por lo tanto, de bancarización. Además de los problemas específicos de<br />

estos programas que se caracterizan por un déficit de urbanismo, la generalización<br />

del crédito sustenta las preocupaciones de la clase media. Se sienten amenazadas<br />

por el riesgo de perder su empleo pero también por problemas de salud que pudieran<br />

acarrear gastos considerables, y por el elevado costo de formación de los jóvenes.<br />

En efecto, en los últimos diez años, uno de los principales cambios ha sido el mayor<br />

acceso a la enseñanza superior, cuyos efectivos se duplicaron entre 1995 y 2005<br />

para llegar a 15 millones de estudiantes en 2005 y más de 20 millones en 2012. Este<br />

importante incremento se realizó a costa de tensiones en un sistema universitario<br />

que se había concebido para élites ya bien formadas y que acceden, generación tras<br />

generación, a la enseñanza superior. Hoy una significativa parte de los estudiantes<br />

accede a la universidad mientras que sus padres sólo llegaron a un nivel de estudios<br />

secundarios. Se trata de un considerable motor de cambio social y de un recurso<br />

para la consolidación del desarrollo económico general, aún cuando este inicio de<br />

masificación también engendra tensiones. En ocasiones, la multiplicación de formaciones<br />

se hizo con el mayor desorden: un pequeño país como Costa Rica (4.5 millones<br />

de habitantes) que sólo tenía una universidad pública (Universidad de Costa Rica),<br />

hoy tiene alrededor de cuarenta instituciones privadas de enseñanza superior que<br />

sin el menor escrúpulo se atribuyen el título de universidad. Al problema de calidad<br />

en las formaciones se suma el del financiamiento, que rebasa la capacidad de los<br />

presupuestos públicos. Cada país ha implementado soluciones diferentes que van<br />

desde un control total del Estado y de las universidades públicas (Cuba) hasta los<br />

sistemas casi totalmente privatizados (Chile y Colombia, por ejemplo), en el que<br />

subsisten algunas universidades públicas a menudo antiguas y prestigiosas.<br />

Enero 2014 / Los desafíos del desarrollo en América Latina / © AFD [ ]<br />

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