Primeras CS-3 - Recursos de Desarrollo Humano Local
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GÉNERO, DESARROLLO Y DIVERSIDAD CULTURALcombatir el racismo. Sus mo<strong>de</strong>los analíticos estaban enfocados exclusivamente enla <strong>de</strong>sigualdad <strong>de</strong> las mujeres y en los efectos <strong>de</strong>l sexismo, por lo que eran <strong>de</strong> escasautilidad para aquellas mujeres que estaban sometidas a discriminaciones raciales,<strong>de</strong> clase y sexistas (Stolcke, 2004:92). A estas críticas se sumaron las feministasindias, africanas, árabes, musulmanas, indígenas latinoamericanas y otrasproce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> las antiguas colonias europeas. Sus voces han cuestionado la i<strong>de</strong>a<strong>de</strong> una única experiencia válida y universal formulada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la hegemonía <strong>de</strong> uncanon blanco occi<strong>de</strong>ntal. Sus <strong>de</strong>nuncias se dirigían contra los prejuicios etnocéntricosy <strong>de</strong> imperialismo colonial que tenían las feministas blancas, así como contralas imposiciones <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> mujer mo<strong>de</strong>rna y emancipada al modo europeoal cual <strong>de</strong>berían llegar las mujeres <strong>de</strong> todo el mundo. Se criticaba tambiénuna actitud paternalista y hegemónica <strong>de</strong> las feministas blancas hacia las mujeres<strong>de</strong> otras culturas, cuyas estrategias y experiencias particulares eran silenciadas e ignoradasen sus discursos dominantes.A Chandra Talpa<strong>de</strong> Mohanty, <strong>de</strong> raíces indias, se la cita como una <strong>de</strong> laspensadoras que encabezó un movimiento académico alternativo que <strong>de</strong>nunciabala visión estereotipada y etnocéntrica en las ciencias sociales sobre las mujeres noocci<strong>de</strong>ntales. Mohanty consi<strong>de</strong>ra que las feministas blancas han homogenizado alas mujeres <strong>de</strong> otras culturas en una categoría única <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong>l TercerMundo, y <strong>de</strong> este modo se les ha privado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la subjetividad y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<strong>de</strong> hablar por sí mismas sobre su propia experiencia. Las mujeres <strong>de</strong>l Tercer Mundose presentaban como víctimas pasivas <strong>de</strong>sprovistas <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s y habilida<strong>de</strong>s,oprimidas por la familia, la cultura, la religión y sin voz para <strong>de</strong>cidir sobre su propiavida. Ellas eran consi<strong>de</strong>radas tradicionales y subalternas, y sus estrategias <strong>de</strong> resistenciano se reconocían como mecanismos eficaces para negociar sus espacios<strong>de</strong> libertad y <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Esta representación permitía mantener en los discursos <strong>de</strong>lfeminismo blanco la necesidad <strong>de</strong> la salvación <strong>de</strong> las mujeres no occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong>su situación <strong>de</strong> opresión, y justificaba su intención <strong>de</strong> imponerlas la visión y laspriorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acción <strong>de</strong>l feminismo occi<strong>de</strong>ntal. Mohanty argumenta que estaactitud ha estado impregnada por un discurso colonial apoyado en la convicción<strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong> la cultura occi<strong>de</strong>ntal frente a las culturas locales, vistas comoatrasadas.Ante la postura etnocéntrica y hegemónica <strong>de</strong>l feminismo blanco, las feministasno occi<strong>de</strong>ntales se movilizaron y retomaron este tema en sus propuestas yen sus reivindicaciones. Se planteó la cuestión <strong>de</strong> la doble colonización <strong>de</strong> las mujeresen los países en vías <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo, y <strong>de</strong>l impacto <strong>de</strong> su doble subalternidad,como mujeres y como sujetos colonizados en su experiencia colectiva <strong>de</strong> opresióny represión. En esta ten<strong>de</strong>ncia Valerie Amos y Pratibna Parmar incidían en la necesidad<strong>de</strong> contestar <strong>de</strong> forma constante a aquellos discursos feministas que examinabanlas prácticas culturales <strong>de</strong> otras mujeres como «residuos feudales» o lasetiquetaban <strong>de</strong> «tradicionales», evocándolas asimismo como mujeres políticamenteinmaduras que necesitaban orientación y enseñanza en los ejes <strong>de</strong>l feminismoocci<strong>de</strong>ntal (Nash, 2004:235). Otro ejemplo interesante son los feminismosmusulmanes que reivindican el reconocimiento <strong>de</strong> su legado cultural como un re-109