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Primeras CS-3 - Recursos de Desarrollo Humano Local

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AMELIA VALCÁRCEL Y BERNALDO DE QUIRÓScipio y tímidamente algunas mujeres vindicaron la creación <strong>de</strong> escuelas elementalesen las que pudieran formarse institutrices. La razón alegada tenía que ser, ylo fue, coherente con el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> domesticidad que al colectivo se le exigía. Si paralas amas <strong>de</strong> casa se consi<strong>de</strong>raba oportuno que supieran «lo a<strong>de</strong>cuado e imprescindiblepara el buen gobierno doméstico», esto es, lectura, escritura y cálculo elemental,alguien <strong>de</strong>bía po<strong>de</strong>r enseñárselo a las niñas. Y era conveniente que ese alguientuviera una certificación, aunque fuera mo<strong>de</strong>sta, <strong>de</strong> su aptitud.Admitiendo que el matrimonio era el <strong>de</strong>stino natural y moral <strong>de</strong> las mujeres,su gloria, pudiera suce<strong>de</strong>r que, sin culpa por su parte, algunas no pudieran llegara tan aceptada y <strong>de</strong>seable meta. Muchas casualida<strong>de</strong>s inconvenientes podrían impedirlo:la falta <strong>de</strong> dote, un físico en<strong>de</strong>ble o ina<strong>de</strong>cuado, la orfandad, el no casarsepor <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la propia clase social para no <strong>de</strong>caer, una enfermedad que curaracuando ya no se estaba en edad <strong>de</strong> ser elegida, con veinte o más años… en fin, unalarga cantidad <strong>de</strong> impon<strong>de</strong>rables. En esos casos ¿no sería conveniente que las mujeres<strong>de</strong> cierta posición tuvieran una manera <strong>de</strong> lograr recursos propios que les evitarancaer en la pobreza vergonzante, la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia in<strong>de</strong>seable <strong>de</strong> parientes yacargados o poco compasivos, o, lo que era lo peor, lo innombrable, precipitarse enel vicio, para po<strong>de</strong>r subsistir?Resultaba difícil resistirse a <strong>de</strong>mandas tan bien fundamentadas en el propioor<strong>de</strong>n patriarcal burgués. Algunos centros que formaban institutrices comenzarona actuar. Permitir que algunas se instruyeran, poco, no ponía en cuestión la rectaopinión sobre la congénita <strong>de</strong>bilidad intelectual <strong>de</strong>l sexo femenino, sino que eracasi un favor que, individualmente, se les hacía. Este favor, por el contrario, salvaguardabala moral y las buenas costumbres.Conseguido el poner pie en este primer escalón, el primero que rebasaba laformación elemental y primaria, la <strong>de</strong>manda, sin cambiar el registro argumentativo,creció. Visto lo útiles que resultaban los centros <strong>de</strong> formación y colegios <strong>de</strong>institutrices, ¿no lo sería igualmente que fueran maestras las que se encargaran <strong>de</strong>la educación <strong>de</strong> los niños en la primera infancia? Así, argumentaron, se conseguiríandos buenas cosas más. Por una parte se <strong>de</strong>scargaría a los varones <strong>de</strong> tener que<strong>de</strong>sperdiciar sus talentos en una fase <strong>de</strong> la educación tan elemental e incómoda;ellos quizá <strong>de</strong>berían reservar sus méritos para empresas <strong>de</strong> mayor relieve e importancia.Y, por otra, las mujeres podían solucionar bien esas fases educativas: no envano se las podía suponer casi una extensión <strong>de</strong> su papel <strong>de</strong> madres. Señoritas maestras,<strong>de</strong> moralidad acrisolada, que quizá no pudieran tener hijos propios jamás,emplearían su celo maternal en las criaturas ajenas, como <strong>de</strong>votas abejas obreras,libando la miel para las reinas <strong>de</strong>l hogar, las mujeres que, afortunadas, habían podidoconseguir cumplir el mo<strong>de</strong>lo doméstico. Cierto que, para ello, sería menesterque la formación y títulos <strong>de</strong> las futuras maestras se acomodaran a aquellos queel Estado preveía para sus homólogos varones, quizá, rebajando algún contenidointelectual e intensificando, en consecuencia, la formación práctica en aguja, músicay modales. Pero el caso es que el título fuera conforme. Las Escuelas <strong>de</strong> Maestrasfueron el segundo escalón educativo alcanzado y reemplazaron a los colegios<strong>de</strong> institutrices.20

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