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La Democracia en América Latina: Contribuciones para el Debate

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“d<strong>en</strong>ota la pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cia legal de un individuo a un estado <strong>en</strong>particular... [y] define la categoría de personas que los estadossoberanos reconoc<strong>en</strong> como los objetos legítimos de susrespectivos poderes soberanos”. 68<strong>La</strong> naturaleza adscriptiva de este lado de la ciudadanía significaque “<strong>el</strong> estado no es y no puede ser una asociación voluntaria. Parala gran mayoría de la población, la ciudadanía no puede sino ser unestatus impuesto y atribuido” 69 . El estado, esta asociación peculiar–no voluntaria, basada <strong>en</strong> un territorio, sust<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> última instanciapor la coerción, altam<strong>en</strong>te burocratizada y d<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te legalizada–,es un concomitante crucial, e históricam<strong>en</strong>te cristalizado, d<strong>el</strong> régim<strong>en</strong>democrático. Es por esto que la práctica y la teoría de lademocracia no deberían ignorar –como su<strong>el</strong>e ocurrir con frecu<strong>en</strong>cia–<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> fundam<strong>en</strong>tal que ti<strong>en</strong>e <strong>el</strong> estado, por la positiva y por lanegativa y por acción u omisión, sobre <strong>el</strong> funcionami<strong>en</strong>to, la posibleexpansión y, por cierto, los p<strong>el</strong>igros de caducidad de la democracia.<strong>La</strong> naturaleza combinada de la ciudadanía –activa y participativapor <strong>el</strong> lado d<strong>el</strong> régim<strong>en</strong> democrático, y adscriptiva y pasivam<strong>en</strong>teotorgada por <strong>el</strong> lado de la nacionalidad– no ha impedido que, <strong>en</strong> lasluchas que diversos sectores empr<strong>en</strong>dieron por <strong>el</strong> pl<strong>en</strong>o reconocimi<strong>en</strong>tode su derecho a ambas ciudadanías, <strong>el</strong> estado fuera un refer<strong>en</strong>teinstitucional fundam<strong>en</strong>tal. Cuando, <strong>en</strong> <strong>el</strong> Noroeste, los campesinos,los trabajadores urbanos, las mujeres y varias minoríaslucharon por esos y otros derechos, uno de sus refer<strong>en</strong>tes fundam<strong>en</strong>talesfue, y sigue si<strong>en</strong>do, <strong>el</strong> estado. Esas luchas por derechos, algunostradicionales y otros inv<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> <strong>el</strong> fragor de esas luchas, buscabaninscribirlos <strong>para</strong> efectivizarlos. Es decir, buscaban que esos derechosfueran incorporados como parte d<strong>el</strong> sistema legal d<strong>el</strong> estado yque se crearan, o reformaran, ag<strong>en</strong>cias estatales autorizadas y dispuestasa efectivizarlos. Asimismo, no pocas veces, tal como ha v<strong>en</strong>ido ocurri<strong>en</strong>docon las llamadas políticas “neo-liberales”, esas luchas han incluidoresistir los int<strong>en</strong>tos –no pocos de <strong>el</strong>los exitosos <strong>en</strong> la historia68 Preuss (1996: 538); ver también Stolcke (1997) <strong>para</strong> discusión pertin<strong>en</strong>te de esta cuestión,incluida la de “la nacionalidad como la regulación d<strong>el</strong> acceso a la ciudadanía”.69 Brubaker (1992: 32).172 <strong>Contribuciones</strong> <strong>para</strong> <strong>el</strong> debate

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