Seminario Internacional sobre textos de ... - Textos Escolares
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Facundo Nieto<br />
Y más a<strong>de</strong>lante, en relación con una serie <strong>de</strong> fragmentos <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> Roberto Fontanarrosa:<br />
Los norteamericanos, los periodistas y los jugadores <strong>de</strong> fútbol, la maestra<br />
tradicional y la composición escolar, como también los padres <strong>de</strong> adolescentes<br />
y estos últimos, son parodiados –“se les hace burla”– en cada uno <strong>de</strong> los<br />
cuentos (LML: 81).<br />
El problema <strong>de</strong> la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> parodia se presenta cuando, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar el concepto<br />
<strong>de</strong> intertextualidad, Cuesta prefiere recurrir a la i<strong>de</strong>a –más cercana al mundo cultural<br />
<strong>de</strong> los alumnos– <strong>de</strong> “hacer burla”, y esto no un como primer paso para introducir el concepto<br />
<strong>de</strong> parodia, sino para no ir más allá <strong>de</strong> esa i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “burlarse <strong>de</strong> la realidad”. La explicación,<br />
entonces, se vuelve errónea <strong>de</strong>bido al intento <strong>de</strong> recurrir al sentido común o, para <strong>de</strong>cirlo en<br />
términos <strong>de</strong> Cuesta, a los “saberes culturales” <strong>de</strong> los jóvenes. La autora evita referir términos<br />
<strong>de</strong> especialidad y esto conduce a introducir un error conceptual en el libro: se confun<strong>de</strong>n<br />
parodia y sátira10 .<br />
Algo similar ocurre en el capítulo 2, “La literatura y otros discursos sociales”, centrado básicamente<br />
en el problema <strong>de</strong> los géneros literarios. Cuesta se propone allí cuestionar la clasificación<br />
<strong>de</strong> los <strong>textos</strong> en las categorías tradicionales <strong>de</strong> la narrativa, la lírica y el drama con el<br />
fin <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>nciar la necesidad <strong>de</strong> incorporar el concepto <strong>de</strong> géneros discursivos. Sin embargo,<br />
en ningún momento la autora <strong>de</strong>fine el concepto en cuestión: sólo presenta ejemplos; una<br />
vez más, su mirada excesivamente atenta a los saberes culturales <strong>de</strong> los alumnos le impi<strong>de</strong><br />
presentar una <strong>de</strong>finición11 . Esto no sería, en verdad, problemático, a no ser por el hecho <strong>de</strong><br />
que, nuevamente, el pensar los géneros discursivos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el sentido común (o <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />
“saberes culturales <strong>de</strong> los jóvenes”) conduce a confundir géneros discursivos con “ámbitos<br />
<strong>de</strong> la actividad humana” 12 o, directamente, con medios <strong>de</strong> comunicación: una actividad les<br />
propone a los alumnos “los nombres <strong>de</strong> algunos géneros discursivos” (LML: 55); ellos son<br />
“literatura”, “televisión”, “conversación”, “radio”, “<strong>textos</strong> científicos” y “fútbol”.<br />
Pero más grave es aún el error cometido en la explicación <strong>sobre</strong> la necesidad <strong>de</strong> pensar los<br />
géneros atendiendo fundamentalmente a la estructura interna (expresión que se niega a<br />
utilizar) <strong>de</strong> los <strong>textos</strong>. Para <strong>de</strong>mostrar que la pertenencia <strong>de</strong> un texto a la narrativa o a la<br />
lírica <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> más <strong>de</strong> su estructura interna que <strong>de</strong> su escritura en prosa o verso, presenta<br />
una prosificación <strong>de</strong> un poema <strong>de</strong> Apollinaire y una versificación <strong>de</strong> un cuento <strong>de</strong> Macedonio<br />
Fernán<strong>de</strong>z. Las conclusiones son las siguientes:<br />
10 Sobre el concepto <strong>de</strong> parodia, cf. Mijail Bajtín, Problemas <strong>de</strong> la poética <strong>de</strong> Dostoievski; Gerard Genette, Palimpsestos,<br />
y Linda Hutcheon, A Theory of Parody. Hutcheon, a diferencia <strong>de</strong> Cuesta quien asocia directamente parodia a burla,<br />
admite la existencia <strong>de</strong> una parodia “no burlesca” o “reverencial”.<br />
11 Los ejemplos son francamente poco sofisticados, máxime consi<strong>de</strong>rando el nivel educativo al que está <strong>de</strong>stinado el<br />
libro, aun cuando la propuesta intente presentar cierta con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia para con los “saberes culturales” <strong>de</strong> los<br />
alumnos. El siguiente fragmento contiene una ejemplificación <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> género discursivo: “Así, sabemos que<br />
si vamos a la pana<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> nuestro barrio a comprar pan, más allá <strong>de</strong> cómo sea nuestra relación con la ven<strong>de</strong>dora<br />
o el ven<strong>de</strong>dor, en algún momento nos va a preguntar qué vamos a llevar. A<strong>de</strong>más, sabemos que ante esa pregunta<br />
no respon<strong>de</strong>remos ‘las vacas vuelan’, sino ‘quiero medio kilo <strong>de</strong> pan flauta’” (LML: 39).<br />
12 Tanto Cuesta como yo nos basamos en “El problema <strong>de</strong> los géneros discursivos” <strong>de</strong> Mijail Bajtín.