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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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Sin suerte intentaron lograr plaza en los buques que se dirigían a México, pero al fin<br />

Bru inscribió a ambas familias en otro que partiría hacia Chile, ya que ante la insistencia de<br />

Pablo Neruda el Presidente Pedro Aguirre Cerda había aceptado acoger a un buen número<br />

de refugiados españoles. Como Cónsul Especial para la Inmigración Española, el poeta<br />

cumplió “la más noble misión que he ejercido en mi vida” con la ayuda del Gobierno de la<br />

República en el exilio y los comunistas franceses y chilenos. Las penosas condiciones de<br />

vida de miles de republicanos en los campos de concentración franceses y la trágica muerte<br />

de su amigo Antonio Machado en Colliure pesaban en su conciencia. “Todos fueron entrando<br />

al barco. Eran pescadores, campesinos, obreros, intelectuales, una muestra de la<br />

fuerza, del heroísmo y del trabajo. Mi poesía en su lucha había logrado encontrarles patria.<br />

Y me sentí orgulloso”. 208<br />

El 1 de agosto el Winnipeg partió con cerca de 2.500 españoles a bordo 209 . Después de<br />

la derrota y la hostilidad de las autoridades galas, el recibimiento en Valparaíso fue inolvidable,<br />

como evocó Balmes. “Toda la bahía estaba iluminada, casi nadie se movió de cubierta<br />

hasta el amanecer. Había sol de primavera ese 4 de septiembre. En tierra rostros y manos<br />

nos decían su amistad, su bienvenida. Después de mucho tiempo sabíamos nuevamente el<br />

significado de un abrazo (...) El tren nos llevó pronto a Santiago y, al paso lento por las<br />

estaciones, gentes que no conocíamos nos entregaban rosas y claveles. Al anochecer miles<br />

de hombres y mujeres nos esperaban en la estación Mapocho en medio de una multitud de<br />

cantos y banderas. Un tiempo después esta tierra también sería ya la mía para siempre”.<br />

El Gobierno del Frente Popular distribuyó a los refugiados en distintos alojamientos y<br />

les entregó una cantidad de dinero para subsistir hasta que lograran un trabajo. “Fue el<br />

mejor exilio –explica José con sentida emoción–. Mi adaptación fue inmediata. Yo pintaba<br />

desde los siete años y me sentía pintor a los nueve, cuando mi padre me regaló una caja de<br />

pinturas al oleo. A los quince días de llegar una vecina me llevó a la Escuela de Bellas Artes<br />

de la Universidad de Chile, enseñé mis pinturas y entré como alumno libre. El 11 de<br />

septiembre salí de allí como decano de la Facultad de Bellas Artes tras haber sido alumno<br />

regular, ayudante, profesor y director de la Escuela. Pasé toda mi vida en ese lugar al que<br />

llegué de niño”.<br />

Balmes visitó a su amigo Pablo Neruda por última vez en marzo de 1973. “Estaba<br />

preparando unas serigrafías del Canto General. Ibamos paseando por Isla Negra y él me<br />

208 Neruda, Pablo: Confieso que he vivido. Memorias. Seix Barral. Barcelona, 1979. p. 207. Véase también:<br />

Neruda, Pablo: Para nacer he nacido. Bruguera. Barcelona, 1980. p. 275.<br />

209 Jaime Ferrer recuperó los nombres de hasta 2.201 personas de su pasaje. Ferrer Mir, Jaime: Los españoles<br />

del Winnipeg. El barco de la esperanza. Cal Sogas. Santiago de Chile, 1989. pp. 115-145. Véase también:<br />

Vázquez Riveiro, Angelina: Winnipeg. Cuando la libertad tiene nombre de barco. Meigas. Santiago de<br />

Chile, 1989. Durante la Segunda Guerra Mundial los aliados requisaron el Winnipeg –propiedad del<br />

Partido Comunista Francés– y los nazis lo hundieron en el mar del Norte.<br />

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