09.05.2013 Views

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

gente para decir ‘apaguen la luz, aquí no tiene que haber bulla’. Entonces la gente para<br />

poder reunirse tenía que ir a una casa de manera clandestina y en mi casa hubo reuniones<br />

de éstas. Mi papá decía: ‘Tengan cuidado, si vienen los carabineros aquí, apaguen la luz’.<br />

Cuando se iban los carabineros, empezaban a conversar sobre las peticiones de los trabajadores”.<br />

Los hijos de los mineros entonces sólo podían estudiar hasta tercero básico, por eso su<br />

hermano Hugo y ella empezaron a trabajar muy pronto y con 14 años Carmen ya lavaba la<br />

ropa de algunos hombres solteros de la oficina, mientras que él les vendía cigarrillos. “No<br />

tuvimos otra educación, tampoco fuimos a la ciudad a terminar nuestros estudios, a pesar<br />

de que teníamos una capacidad para seguir, pero no lo logramos porque mi padre era<br />

tomador y las condiciones económicas lo impedían”.<br />

Con 15 ó 16 años Carmen se incorporó a una organización de mujeres denominada<br />

“Comité de las Cocinas Apagadas” porque los trabajadores del salitre recibían su salario<br />

semanal a través de unas fichas que sólo servían para comprar en la tienda de la empresa.<br />

“En la pulpería no llegaba el carbón para cocinar y cuando llegaban los trabajadores a la<br />

casa no había almuerzo; entonces todas, jóvenes y viejas, nos reuníamos y decíamos: ‘No,<br />

pues, aquí la compañía tiene que vendernos toda esta mercadería’. Como no la tenían, nos<br />

íbamos a la línea del tren, donde llegaban los trabajadores como a las tres o las cuatro de la<br />

tarde para almorzar, y nosotros no les teníamos almuerzo. Por lo tanto, había una doble<br />

explotación y eso lo fuimos aprendiendo, sobre todo los que éramos más jóvenes”.<br />

Poco después empezó a trabajar en un almacén y ya tomaba parte en las reuniones de<br />

los mineros. “A mí me gustaba participar, iba para allá y me metía a escuchar la conversación;<br />

pero también fui logrando entender qué es lo que decían los trabajadores y metía mi<br />

palabra. Las más jóvenes de este comité también hablábamos y pedíamos por ejemplo maestros<br />

para que los hijos de los trabajadores pudieran completar allí su educación. Y así me fui<br />

iniciando en la vida y pronto nos empezamos a reunir ya como Partido Comunista, me<br />

invitaron y ahí me fui incorporando como militante del Partido. En 1941 recibí el carnet”.<br />

Con la agonía de la economía salitrera, en los años 30, se marchó a vivir a Antofagasta<br />

y allí, en 1944, conoció a Oscar Ramos, dirigente de las Juventudes Comunistas, con quien<br />

contrajo matrimonio dos años después. Carmen evoca la poderosa influencia del Partido<br />

Comunista en el Norte Grande, que hizo realidad lo que escribiera Luis Emilio Recabarren<br />

en El Despertar de los Trabajadores en julio de 1914: aquellas tierras serían la “cuna vigorosa<br />

del socialismo”. “Fui dirigente del comité regional de Antofagasta y cuando se hizo la campaña<br />

del compañero Elías Lafferte –recuerda Carmen–, salimos a varias oficinas cercanas y<br />

yo era la única mujer que iba con el grupo de diez compañeros a hacer la campaña. Sacábamos<br />

muchos votos porque toda la gente del salitre y de Chuquicamata nos apoyaba. Iba a a<br />

los sindicatos de Chuqui, de Pedro de Valdivia y de María Elena y hablaba con los dirigentes<br />

sindicales, con los trabajadores. Así me fui alimentando de la lucha hasta ahora”.<br />

Tras la traición de González Videla, Oscar y Carmen fueron perseguidos como tantos<br />

345

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!