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DESPUES DE LA LLUVIA - Rebelión

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En contraste con su ambigüedad pública ante el golpe de estado y su diatriba contra<br />

los Cristianos por el Socialismo, el 6 de octubre la jerarquía católica impulsó junto con<br />

otras confesiones (luteranos, metodistas, metodistas pentecostales, bautistas, ortodoxos,<br />

judíos) la creación del Comité de Cooperación para la Paz en Chile (o Comité Pro Paz),<br />

copresidido por los obispos Fernando Ariztía (católico) y Helmut Frenz (luterano), y el<br />

Comité Nacional de Ayuda a los Refugiados. Hasta que en noviembre de 1975 Pinochet<br />

impuso su disolución, el Comité Pro Paz prestó asistencia jurídica a casi siete mil detenidos,<br />

presentó más de 2.300 recursos de amparo, defendió a 550 prisioneros en consejos de<br />

guerra e interpuso denuncias por 453 desapariciones. Asimismo, facilitó atención médica a<br />

más de 70.000 personas y proporcionó alimentación a unos 35.000 niños en comedores<br />

comunitarios 182 . Su extraordinaria labor, apoyada por la solidaridad internacional, tuvo<br />

que sortear las constantes agresiones de la dictadura y sus medios de comunicación, pero<br />

mereció el reconocimiento de muchas personas dentro y fuera del país.<br />

Sin embargo, en aquellos primeros meses el episcopado sí apoyó a la junta militar en<br />

un “informe privado” sobre “la situación en Chile” que remitió a sus pares de todo el<br />

mundo a finales de diciembre de 1973, un documento mucho menos comedido que sus<br />

declaraciones públicas: “El paso que [las Fuerzas Armadas] dieron el 11 de septiembre fue<br />

como la respuesta a un requerimiento nacional y (...) una consecuencia de su obligación de<br />

garantizar el orden en Chile (...) En el país hay un orden cívico que permite desarrollar<br />

todas las actividades ciudadanas en forma normal. Hay ciertamente más orden que en los<br />

periodos políticos anteriores, en que las huelgas, desfiles, luchas callejeras... convulsionaban<br />

las ciudades”.<br />

“Los tiempos son difíciles, particularmente por las secuelas económicas que quedaron<br />

del tiempo de la UP. Se quisiera que concluyera el estado de guerra interno, que la justicia<br />

militar diera paso a la justicia ordinaria, que el país volviera cuanto antes a una normalidad<br />

institucional. Está también esa tercera parte del país que eligió presidente al Dr. Salvador<br />

Allende a quien este nuevo régimen no puede agradar. Pero todas estas limitaciones y estas<br />

aspiraciones deben ser vistas en un marco comparativo a lo que sucedía en el país antes del<br />

11 de septiembre de 1973”. Los obispos ignoraron las crueles torturas, las ejecuciones, las<br />

desapariciones, la atmósfera de terror que instaló las delaciones a la orden del día 183 , la<br />

Contreras, el teniente coronel retirado Maximiliano Ferrer, el brigadier general retirado Miguel Krassnoff,<br />

el coronel retirado Fernando Laureani, el oficial de gendarmería retirado Orlando Manzo, el coronel<br />

retirado Marcelo Moren, Osvaldo Romo, el mayor retirado de carabineros Ciro Torré y el suboficial<br />

retirado Basclay Zapata. Fuente: Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad.<br />

182 Verdugo, Patricia: Bucarest 187. Sudamericana. Barcelona, 2001. pp. 34-35.<br />

183 El 27 de septiembre la junta ofreció una recompensa de medio millón de escudos a quien ayudara a<br />

detener a alguna de estas 17 personas: Carlos Altamirano, Luis Corvalán, Oscar Guillermo Garretón,<br />

Miguel Enríquez, Mario Palestro, Alejandro Villalobos, Miria Contreras, Luis Espinoza, Víctor Toro,<br />

Andrés Pascal Allende, Bautista Van Schouwen, Samuel Riquelme, Luis Valente, José Antonio<br />

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